Dante Mastropierro, “El Negro Pablo” de “Okupas”: el insólito casting de la serie, su influencia en el guión y las ganas de seguir actuando

Sin experiencia previa en el rubro, llegó de casualidad a la reconocida ficción y se convirtió en una de sus figuras más destacadas. “Rodrigo de la Serna se asustó cuando hicimos la primera escena juntos en los monoblocks de Dock Sud”, cuenta a Teleshow. El recuerdo de su infancia humilde y su faceta solidaria

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Dante Mastropierro (Foto: Instagram)
Dante Mastropierro (Foto: Instagram)

En octubre se cumplen 20 años del estreno de Okupas, la miniserie que con el tiempo pasó a considerarse una producción de culto. Si bien está inspirada en varios aspectos en la película Pizza, Birra y Faso, expuso por primera vez en televisión la problemática de las casas tomadas. En tan solo 11 episodios revolucionó la pantalla chica a través de diálogos realistas, actores no profesionales y la representación de un sector que hasta ese momento había sido ignorado por la industria.

Dirigido por Bruno Stagnaro y producido por Ideas del Sur, Okupas comenzó a emitirse el 18 de octubre de 2000 por Canal 7 y al año siguiente ganó tres de los cuatro premios Martín Fierro por los que estuvo nominado. Las repeticiones con un elevado rating en Canal 9 y América lo convirtieron en un éxito, y los episodios subidos a YouTube en una calidad nefasta terminaron de darle vida al mito.

Cuenta la historia de Ricardo (Rodrigo de la Serna), un chico de clase media que se muda a un viejo caserón que está por ser desalojado, y forja una amistad con El Pollo, (Diego Alonso Gómez), Walter (Ariel Staltari) y El Chiqui, (Franco Tirri). A través de ellos conoce sujetos que poco tenían que ver con su realidad, como El Negro Pablo, un violento delincuente. De los villanos más terribles que ha dado la TV argentina. El papel le valió el reconocimiento de la crítica y el público a su intérprete, Dante Mastropierro, por entonces un joven de 30 años de familia humilde y sin ningún tipo de experiencia en un set de grabación.

“Creo que el éxito de Okupas tuvo mucho que ver con que el tipo (por Stagnaro) fue inteligente al momento de elegir a los actores en el casting, y la pasta que le metió cada uno. La gente se sintió identificada con los personajes y la historia. Permitió ver una realidad que hasta ese momento no se mostraba”, cuenta Mastropierro a Teleshow, desde su casa a metros de la cancha de Boca, donde cumple la cuarentena junto a su pareja y tres de sus cinco hijos.

Dante Mastropierro cumplió 50 años
Dante Mastropierro cumplió 50 años el miércoles pasado (Foto: Instagram)

Sus primeros años de vida transcurrieron en un conventillo junto a su mamá y su hermana en el mismo barrio donde reside actualmente, pero cuando tenía siete años los desalojaron y se mudaron a Quilmes. Allí vivió una infancia con muchas necesidades pero feliz: “Cuando sos chico no lo ves, pensás que lo que pasa a tu alrededor es lo mismo que les pasa a todos, hasta que vas creciendo y te das cuenta de que no es así. Por eso ahora cuando veo a los pibes en la calle me pone mal: yo sé lo que es cenar una torta frita cocinada en un brasero y un taza de mate cocido, o una taza de arroz con leche porque no había otra cosa. Mi vieja laburaba en casas de familia y mucho no había. La hemos pasado mal”.

Viéndolo en retrospectiva, advierte que siempre llevó en la sangre la pasión por la actuación. Lo nota, por ejemplo, cuando jugaba a “los pistoleros” con sus amigos y armaba una trinchera con los cajones de verduras y, cuando lo mataban, aprovechaba para hacer el acting correspondiente. Pero nunca había tenido una experiencia cercana a un set de filmación. Cuando falleció su madre tuvo que salir a trabajar y a los 13 años consiguió su primer empleo, en una fábrica de vidrio. Se ganó la vida a base de esfuerzo y trabajo, hasta que un hecho fortuito le permitió vivir una experiencia que jamás imaginó.

“Un conocido se fue a hacer un curso a Grecia y me prestó su casa, en La Boca, para que se la cuidara. Abajo había dos locales, y un día vino un tipo, Claudio Sambi, jefe de producción de una película que quería filmar ahí. Empezaron a grabar y yo veía las boludeces que hacían, hasta que un día le dije ‘quiero actuar’. Me escuchó y un tiempo después apareció Bruno Stagnaro, que me contó: ‘Vamos a hacer un programa que no sabemos cómo va a salir… Lo va a manejar Tinelli. Va a haber un actor pero van a ser todos desconocidos. Tomá, acá tenés la dirección. Mandate’. Así que fui con mi hermano, que aparece en una escena de la serie”.

Dante Mastropierro recuerda cómo fue el casting de “Okupas”, dirigido por Bruno Stagnaro (Audio: Teleshow)

—¿Cómo fue el casting?

—La verdad que nunca había ido a ningún casting. Cuando llegué vi que a los que pasaban les hacían una prueba, les tomaban una foto y el número de teléfono y les decían “cualquier cosa te llamamos”. Entraban y salían, ¿entendés? Con mi hermano y conmigo se encariño (Stagnaro). Nos dijo: “Che, vamos a hacer de cuenta que viene una persona que tiene bronca con ustedes y la tienen que verduguear”. Yo le dije: “¿Sabes qué? Olvidate, lo verdugueo hasta mañana”. Cuando nos vieron hacer la escena se pusieron como locos porque había mucha gente que no conocía cómo era la realidad y yo sí, porque uno vivía donde vivía, ¿entendés? Yo conocía los códigos del personaje que me pedían.

—¿Es cierto que otra persona que había ido al casting se asustó?

Había un muchacho que estaba estudiando actuación, lo pusieron ahí y se puso a llorar… Se asustó. Bruno también se asustó… Venía con la cámara y decía: “¡Corten! ¡Corten! ¿Ustedes están enojados de verdad?” Y le respondimos: “No, estamos actuando. Esto es ficción, no le vamos a hacer nada”. Pensaba que nosotros le queríamos hacer algo de verdad al pibe, pero en realidad estábamos haciendo lo que nos había pedido. El pibe que estaba haciendo el casting nunca se había topado con unos locos como nosotros y dijo “estos me van a comer el rosquete”. Nosotros le decíamos “no te vamos a hacer nada”. Y bueno, después me volvieron a llamar para un segundo casting y me dieron luz verde para ser El Negro Pablo.

—Sin contar con experiencia previa en la actuación, ¿te costó interpretar a tu personaje?

—Yo me crié con toda la vagancia, con todos los turros, ¿me entendés? Como El Negro Pablo había un millón. Y había más malos. Si tuviera que ser malo, sería más malo que El Negro Pablo, ¿entendés? En un barrio marginal tenías que ser así como El Negro Pablo porque sino, no sobrevivís. Tenés dos caminos: o sos gil, o sos turro. Pero eso fue en otro momento, ahora está todo bien, tengo una familia... En el programa a mí me decían “tenés que hacer esto y lo otro” y más o menos yo personificaba cómo podía hacerlo, ¿entendés? Cosas como Okupas en mi barrio las viví mil veces y he visto cosas peores pero, obvio, no lo podés poner en la serie. No me preparaba, era como algo que me salía de adentro.

—Pero aunque "El Negro Pablo” tenía bastante de Dante, poder interpretarlo en una ficción no deja de tener su mérito…

—Un par de veces fui a cobrar a la Asociación de Actores y los que estaban ahí, los viejos actores, me decían que era un capo, que nunca habían visto algo así. Me decían: “Por más que hayas vivido esa realidad, vos lo personificaste. Flaco, vos tenés algo adentro que nunca te habías dado cuenta y tuviste la posibilidad de mostrarlo”.

—¿Cómo fue grabar esa famosa escena en los monoblocks de Dock Sud en la que “El Negro Pablo” casi viola al personaje de De la Serna?

—Él contó que se asustó. Yo ahí me sentía como en mi casa porque entre los pasillos de barro y los de cemento no hay mucha diferencia. Aparte estaban ahí los pibitos en la calle, y él (por De la Serna) estaba re asustado. Yo lo tenía visto, sabía que el pibe actuaba. Cuando llegó preguntó: “¿Ustedes son los que van a actuar conmigo en la escena de hoy?” Lo agarró a Bruno y le dijo: “¿Estos pibes saben que esto es ficción? Porque creen que vamos a hacer las cosas en serio, hay uno que tiene un chumbo”. Yo le había dicho “mirá que estoy enfierrado”. Pero después fui y le dije “vení, dame un beso, quedate tranquilo”, no sabés lo asustado que estaba. Bruno se moría de risa.

La fuerte escena de Dante Mastropierro y Rodrigo de la Serna en “Okupas”

—¿Creés que De la Serna aprendió de vos y de los demás actores de la serie para sus personajes posteriores, como “Lombardo” en “El puntero”?

—Él dijo que aprendió de nosotros. Pero los caballos si no son pura sangre no ganan la carrera. La gente se da cuenta. Igual es un re actor, yo lo quiero mucho. Aparte de buen actor es buena persona. A mi manera de ver las cosas, siempre que lo traté me demostró ser buena persona, siempre ubicado y nunca faltó el respeto.

—Hay varias de tus frases en la serie que quedaron para la posteridad. ¿Ya estaban en el guión o las agregabas vos?

—No estaban. En el guión no había muchas malas palabras. Yo cambiaba mucho lo que me parecía que no iba, ¿entendés? Porque si estábamos haciendo determinadas cosas en una escena no podías hablar como decía el guión… Bruno me decía “vos mandale fruta que yo después lo edito”. ¿Entendés? Hemos hecho cosas más fuertes que Bruno no las puso. Yo siempre respetaba porque el chabón se la pasaba escribiendo toda la noche, tampoco me iba a hacer el atrevido. Yo lo observaba mucho a él. Nos decía “esta parte no va, falta algo”. ¡Claro que faltaba algo si no habíamos dicho nada de lo que escribía él! Así que después decíamos algo del guión y todos contentos.

—¿Tu vida cambió mucho después de “Okupas”?

—No cambió nada. Mucha plata no nos dieron. Cambió en el sentido que me gustó lo que hice, supe que tenía un talento que no me había dado cuenta antes y me gustaría demostrarlo un poco más.

Dante Mastropierro en la película “Te la vamos a dar”

—¿Fuiste a la entrega de los Martín Fierro en la que ganaron tres premios?

—Si hubiese ido estaría preso todavía. Estaba engripado, de esas gripes que te voltean. Lo vi envuelto en una frazada, todo transpirado, llorando de la emoción por los pibes que estaban ahí. Porque nosotros no éramos nada, no somos nada, pero no nos conocía nadie y la gente decía “¿quiénes son estos roñosos que ganan tres Martín Fierro?” Una vez me dijeron: “No remataron Canal 7 gracias a vos. Te pusiste el programa al hombro, ¿dónde estabas escondido?” Yo dije “este viejo debe fumar piola”. No me daba cuenta de eso en aquel momento.

—¿De todas formas lo pudiste disfrutar?

—Sí, estuvo muy bueno. En realidad, cuando estás trabajando y te ponés a ver el programa en la semana no te das cuenta. Después de que pasó todo y me puse a mirarlo como espectador me cagaba de risa conmigo mismo.

Hace más de una década que Mastropierro trabaja en el sector de logística del INDEC. Mientras tanto, siempre que tiene la posibilidad aprovecha para despuntar el vicio de su pasión. En el último tiempo participó en un cortometraje sobre violencia de género y en cuatro películas independientes de Miguel Bou: Te la vamos a dar, El camino de la rata, La reina del arroz con pollo y La oveja blanca. Su sueño es seguir actuando, aunque nunca le dieron demasiadas oportunidades. Según su testimonio, varios motivos lo explican: poca ficción local, caras repetidas en las pocas producciones nacionales y la vida misma.

El actor, en una escena de otrao película de Miguel Bou, "El camino de la rata"

“Estoy enloquecido por actuar, muchos me dicen que no busqué las posibilidades pero lo que pasa es que cuando tenés una familia no podés ponerte a pensar en el guión y esas cosas, ¿entendés? Tenés que comer. Te tenés que dedicar a tu laburo y llevar el mango a tu casa para sobrevivir. Si te dedicás a otra cosa tenés que andar de acá para allá y uno no puede, ¿entendés?. Si me buscás y me decís ‘che, vení, tenés este casting’, voy y lo hago, no tengo drama. Cuando me dicen ‘vamos a hacer algo’ me hierve la sangre”, asegura.

“Una vez en una entrevista me preguntaron por qué no estuve en El Marginal y después dijeron que fui muy duro con el enano de la serie (por Brian Buley). Nada que ver, el pibe está trabajando. Lo que digo es que si estuviese en la tumba al enano le robo el triciclo y no lo dejo dar ni dos vueltas. Pero no por el pibe, que se está ganando el pan como cualquier otro. Si me querés hablar de la realidad, es así: la cárcel se hizo para el delincuente, no para el asesino, ni para el violador, ni para los rastreros. Los códigos adentro son así”, cuenta el actor sobre la popular serie de Underground, para la que no fue convocado, a pesar de que muchos fans lo aclamaban a través de las redes sociales.

El comedor de La Boca
El comedor de La Boca que maneja Mastropierro junto a su esposa, que entrega 150 viandas por día durante la cuarentena

Por estos días pone sus energías en la solidaridad: junto con su mujer maneja el comedor de La Boca Pancitas llenas, corazón contento. “Con esto de la pandemia se acercó un montón de gente a ver si había cupo, y no les podés decir que no -explica-. Las personas retiran por día 150 viandas, cada una con raciones para cuatro o seis personas. Mi señora está a la cabeza y hay dos colaboradoras, que son las que cocinan. Desde ya, todo el que quiere colaborar viene bien. Necesitamos gente para repartir la comida en la calle: primero se llevan las viandas a los abuelos que viven en conventillos y no pueden salir, y después vienen a buscar sus viandas los demás”.

Cuando no está en el comedor, se queda en su casa, cumpliendo con la cuarentena en familia: “Gracias a Dios está todo bien y sigo cobrando parte mi sueldo. Pero quiero ir a laburar, quiero salir a la calle. No estoy privado de mi libertad porque puedo dar unas vueltas y esta noche voy a salir a correr, pero prefiero morir de pie y no acá encerrado. Yo no le tengo miedo a la situación pero la respeto. Quiero salir y estar en mi rutina de antes. El ser humano es culpable de todo lo que está pasando, ¿me entendés? Soy creyente, y si esto viene de más arriba no se va a encontrar nunca la vacuna. Mandan un cohete a la luna, inventan el teléfono, te podés comunicar con los marcianos, ¿y no pueden inventar una vacuna de algo que se va con alcohol y jabón? No entiendo”.

El humor de Dante Mastropierro en Instagram

A través de Instagram se pueden ver imágenes y videos de humor grabados durante la cuarentena de Mastropierro, para muchos todavía El Negro Pablo. A ellos, y a todos los que lean la nota, les quiere hacer un pedido especial antes de terminar la entrevista: “Nos tenemos que ayudar entre nosotros. La gente tiene que entender que no se va a llevar nada, tenga mucho o tenga poco: en esta vida estamos de paso, ¿me entendés? Si no preguntale a Tutankamón: lo enterraron con no sé cuántas toneladas de oro y está en el museo, no se llevó nada. La gente tiene que colaborar con el que menos tiene, en otra vida se lo van a recompensar”.

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