“Pero madre, ¿qué esta pasando acá? Son igual a mí y aman este lugar... Tan lejos de casa, que ni el nombre me acuerdo... Porque estoy luchando, porque estoy matando”.
Raúl Porchetto le puso palabras a una melodía que ya tenía en la cabeza hacía un tiempo y que un día, en plena Guerra de Malvinas y tras escuchar un comunicado de la Junta Militar, empezó a cantar frente al piano como si alguien se la estuviera dictando.
El autor de “Reina Madre”, a 38 años del fin del conflicto bélico, narró el proceso de composición de la emblemática canción, contó qué sensaciones lo invadieron al momento de hacerla y cómo se convirtió en un éxito que vendió casi 600.000 copias pese a que salió de forma independiente.
También recordó las amenazas que recibió a minutos de presentarse en el Festival de la Solidaridad Latinoamericana -organizado por la dictadura mientras se desarrollaba el combate- y se emocionó al describir el día que cantó ante Roger Waters en la Legislatura porteña.
“No creo en las guerras, no creo en la violencia. Creo que detrás de la violencia siempre hay un acto de miedo por más que se haga en nombre de los grandes valores o de lo que fuera. Esconde un montón de sombras y de miserias”, comienza Porchetto el diálogo con Infobae.
“En ese clima, que sentía emocional y psíquicamente, empecé a sentarme en el piano a tocar una melodía. Era como una catarsis casi, de liberar una emoción que no me gustaba, que no entendía, que parecía que íbamos a un Mundial a ver si éramos los mejores del mundo. Había poca consciencia desde ese lugar y, realmente, cuando colectivamente se hace una masa energética de ese nivel, querer ponerse en contra es como ir a contramano”, recuerda sobre esos días.
Sobre el momento en que compuso “Reina Madre”, detalla: “Me sentaba y tocaba esa melodía que no tenía letra y era un desahogo. Y un día, escuchando los comunicados, me puse en el piano con esa melodía tocando y de golpe sentí que quería escribir algo y empecé, como si alguien me la dictara".
"La letra no llevó más que el tiempo de lo que podría llevar como si alguien me la hubiera dictado. En un momento, creo que solo taché una palabra. Sé que cuando llegué al momento que dice: ‘Madre, ¿qué está pasando aquí?’, yo mismo dije: '¿Qué estoy escribiendo? ¿Dónde quiero ir? Porque era casi como un acto no consciente. Por suerte dejé fluir y no frené. Recién cuando terminé todo y lo canté, le encontré el sentido”, agregó.
- Es evidente que el título es un juego de palabras entre la Reina Isabel II y la madre del soldado en cuestión. ¿Fue algo pensado o surgió de manera espontánea?
- Sí, el título surgió un poco por todo lo que veía que había escrito y también creo que, a nivel subconsciente, estaba dando vueltas el hecho de que en el portaaviones principal venía “El Principito”. (El príncipe Andrés, tercer hijo de Isabel II y del príncipe Felipe, fue considerado un héroe por los británicos por su actuación en Malvinas).
Después ya de haber escrito, era como que me imaginaba que inconscientemente era él diciéndole a la reina madre: “¿Qué estoy haciendo acá? Esta no es mi tierra, este no es mi lugar, tan lejos de casa...”. Me imaginaba esa situación y, a partir de ahí, es lo que desarrollé en la canción.
- Te ponés en la piel de un soldado inglés que no entendía por qué debía matar tan lejos de su tierra. Posicionarte ahí me imagino que también fue toda una decisión narrativa. En definitiva los que combatían estaban ahí porque los mandaban...
- La narrativa de cómo fue encarada surgió de ese dictado, como yo lo percibí de alguna forma y así lo plasmé. Pero tiene que ver con la mirada, después releyéndola, de mi forma de ver las cosas. No solo de lo que era “El Principito”, sino de cualquier hombre que estaba allí.
¿Qué vengo a hacer a un lugar que no me pertenece y que está tan lejos? ¿Qué estoy defendiendo? ¿Qué estoy arriesgando? Pienso que esas preguntas casi existenciales en momentos tan cruciales como es la vida y la muerte se las debe hacer cualquier hombre, más allá de que sea soldado o no.
- El disco fue un éxito y lo grabaste de forma independiente. ¿Por qué tomaste esa decisión?
- Esta pregunta es muy interesante porque es la primera vez que me la hacen. Lo hice de forma independiente porque creí que no lo iban a apoyar. Mucha gente cree que la canción la compuse en el ’83, cuando salió el álbum, pero los más cercanos sabían que la hice en plena guerra, que estuvo prohibida y que había estado amenazado. El tema no hubiera podido salir ni siquiera al principio de la democracia porque las cosas no estaban muy firmes.
Fue una transición muy dura y, de ahí, la importancia que tuvo el gobierno de Alfonsín y el papel preponderante que jugó en la recuperación, el sostenimiento y el desarrollo de esa democracia incipiente. Estaba todo como muy débil, su sistema inmunológico estaba muy flojito.
La decisión de grabarlo de forma independiente fue porque pensaba que no iba a tener gran difusión e iba a quedar ahí tirado. Me sorprendió porque no había publicidad, fue todo muy a pulmón y la respuesta fue increíble: casi 600.000 copias hasta donde tengo entendido.
Ese tipo de decisiones (de grabarlo independiente) tarde o temprano te pasan una factura. Igualmente me siento orgulloso de lo que hice en mi carrera.
- En plena guerra se organizó el Festival de la Solidaridad Latinoamericana, que se cerró con “Algo de paz”. ¿Cómo fue la historia de la amenaza que recibiste antes de subir al escenario?
- Sí, el Festival de la Solidaridad realmente era muy especial. Nosotros éramos una contracultura que habíamos sobrevivido y habíamos sido un poco resistencia en toda la época de la dictadura puntualmente. Y, por más represiones que había a la salida de los recitales, esa forma de amedrentar nos fortalecía a todos, nos daba más ganas de estar ahí. Eso molestaba mucho e incomodaba.
Y cuando se hace ese festival, para nosotros fue toda una movida importante. Imaginate: Luis Alberto Spinetta, León Gieco, Charly García, Nito Mestre, David Lebón, Miguel Cantilo... Muchos de los que éramos el rock argentino de ese momento estábamos.
Cuando me dijeron que no era para cantar “Algo de paz”... Imaginá que en plena guerra, un tipo que saliera a cantar “Algo de paz” cuando se quiere alentar un clima bélico... Es como que le dimos vuelta la tortilla en el aire. Se quería para una cosa y terminaron más de 60.000 personas cantando “Algo de paz”.
Cuando me dijeron eso, muchos de mis amigos me decían: “Sabemos lo que vas a cantar Raúl y vamos a estar”. Y todos estuvimos cantando. Y yo lo digo, antes de empezar, que era una pequeña oración para que recorra el mundo; y así fue: lo pasó hasta la BBC. Esa filmación recorrió el mundo y veías a una generación cantando “Algo de paz”. Ese era el sentimiento, llegaba otra versión de lo que era la Argentina esa loca que había declarado la guerra.
- ¿Qué sentiste al cantar “Reina Madre” ante Roger Waters y que él haya dicho maravillas de tu canción?
- Haberla cantado frente a él fue un sueño. El haber estado la canción prohibida, yo amenazado con todo lo que significaba... Uno lo dice después de tantos años pero había que pasar ese momento. Había que estar con lo que significaba el riesgo para uno y para su familia. Uno se quería comprometer, se sentía en la obligación. Era difícil en ese momento.
Y luego ver, que tantos años después estás frente a Roger Waters y él mismo, que tuvo conflictos con sus compañeros de Pink Floyd por estar en contra de la guerra; y estar frente a muchos papás y mamás de los muchachos que habían quedado allí... En ese marco increíble le dí la letra en inglés y, mientras iba cantando, nos mirábamos. Verlo emocionado me emocionó mucho y me costó seguir adelante. Estábamos muy movilizados. Para mi fue muy importante y, sobre todo, por el rol que tuvo él frente a la guerra, de estar en desacuerdo.
Terminar abrazándonos fue un sueño de película después de lo que fue toda la trayectoria de la canción. Para mí no es más ni menos que una canción de amor. Y en el ADN de esa canción de amor está la revolución más importante del hombre en los tiempos que corren: forjar un grado de consciencia. El ADN de esa revolución es la paz y ese es también el ADN de la canción...
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