Durante 1998 y parte del año siguiente Juan Ponce de León se puso en la piel de Juan Herrera, uno de los queridos y recordados personajes de Verano del ’98. A diferencia de la mayoría de sus compañeros él no quería ser actor, ni buscó estar en el éxito de Telefe, sino que siempre supo que su camino sería la música. Es por eso que su salida del ciclo, que terminó a fines del 2000 se precipitó.
Más de dos décadas después, el cantante, que ahora está pasando de casualidad la cuarentena en Costa del Este con su mujer, habló de su partida adelantada de la novela juvenil producida por Cris Morena. “Yo salía de la facu que estaba estudiando música entonces medio como que se fue dando naturalmente”, contó sobre su llegada al ciclo en diálogo con Basta Chicos.
El fenómeno de Verano fue tal que no todos podían aguantarlo: “Estábamos tan inmersos que no podíamos salir, teníamos custodia, gente que nos ayudaba a transitar la ciudad. Fue lindísimo pero tremendo, perdimos el anonimato, todo junto”.
En ese sentido, el cantante destacó que en el equipo había psicólogos y gente que los contenía, “siempre tuve ese amparo emocional” dijo. Sin embargo, él tenía bien claro que su camino era otro: “Yo quería hacer música solamente, tenía una banda de jazz cuando renuncié. Dije ‘hasta acá llegué’, aguanté todo lo que pude, casi 300 capítulos”.
“Verano fue todo, lamento haberme ido tan rápido, porque no aguanté, no soy del palo. Los chicos sí son actores, estudiaron, querían eso y siguen estando, yo no buscaba eso, quería la plata, independizarme y mudarme", recordó sobre los motivos que lo llevaron a aceptar el papel. Aún así, después siguió realizando algunas cosas en el medio, estuvo en Luna Salvaje, Rincón de Luz, La Fuga e hizo música para varias películas.
“Estoy siempre agradecido, si bien hago otra música, en ese momento me dio de morfar”, dijo recordando su paso por el canal con alegría y contó que nunca pudo ver la tira y que hoy le gustaría hacerlo.
Juan además contó qué fue lo más positivo y lo más negativo de su paso por la ficción de Costa Esperanza: “Lo mejor que me dejó fue una familia a la que puedo recurrir en cualquier momento respecto a los actores, productores, técnicos y la cultura del trabajo. Lo peor fue la invasión de la exposición, no poder sentarme a tomar algo en un bar o esperar lo peor si me siento, estuve recluido en ese sentido mucho tiempo”.
Aunque pasó mucho tiempo, gracias a las plataformas on line, muchos chicos que en el ’98 aún no habían nacido miran la novela y por eso Juan se sorprende cuando en un show suyo le piden las canciones del ciclo.
Para cerrar, Ponde de León recordó aquellas escenas que más le costaron en la tira: “La primera que tuve con Fernán Mirás, que para mí era mi ídolo de Tango Feroz, que fue muy difícil para mí hacerla y muy fácil me la hizo él a mí”.
“Recuerdo otra escena cuando se muere Jazmín Stuart, el personaje Paula, que yo tenía que quebrar, yo quebré a tal punto que no me pude levantar. Ese día festejaban los cien capítulos. Fueron a festejar, yo no fui y me tuve que ir mi casa. Había entrado demasiado en el personaje y no podía salir”, contó.
Es que él no había estudiado actuación, lo cual también puede haberle jugado en contra: “Yo no soy instruido en ese aspecto, sí estudié música. De caradura me mandé y algunas cosas me dolieron también como no poder salir porque no tenía las herramientas. Fue una super escuela trabajar de lunes a lunes con semejantes actores. Ellos me charlaban y me ayudaban un montón, más los directores".
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