“Me encuentro transitando todos los lugares comunes, y me encanta”, dice Cayetano, que fue papá por primera vez en octubre del año pasado. Con Paloma en brazos encara esta charla con Teleshow a través de una ventana de Zoom. "Esta cuarentena me permite conocer su personalidad, su carácter, cosas que jamás pensé que tenían los bebés”, reflexiona, mientras divide su atención entre la entrevista y su hija, a quien no puede dejar de mirar.
Su beba de siete meses y su mujer, Carolina Fortunato, son su compañía durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio mientras continúa con sus trabajos de manera remota. “Está bueno que nos permitan trabajar desde casa, cuidando nuestra salud y la de nuestras familias”, dice uno de los coconductores de Perros de la calle, en FM Metro; Cayetano también forma parte de la pantalla de DirecTV Sports.
—¿Cómo les cambió la vida la llegada de una hija?
—Nos cambió desde el embarazo. Esta cuarentena me permite me permite compartir muchos más momentos, conocer su personalidad, su carácter, cosas que jamás pensé que tenían los bebés. Ahora me encuentro transitando todos los lugares comunes, y me encanta.
—Está claro que estás enamorado de ambas, pero la situación de estar todo el día en casa con Caro y con Paloma, ¿cómo la llevás?
—De eso no estoy enamorado (risas). Con Caro, cuando a uno le agarra la locura o la ansiedad y dice: “¡Basta de esta cuarentena!”, el otro lo tranquiliza, y viceversa. Entre los dos hacemos un buen equipo. Pero con un bebé, más allá de que es hermoso, también es difícil.
—Un bebé demanda las 24 horas.
—Sí, se duerme y a las 2 o 3 horas se despierta, y se vuelve a despertar. Es bravo. Dormimos mal, pero le pasa a todo el mundo, tampoco es algo que descubramos nosotros. Trato de transitarlo con el mejor humor posible dentro del mal humor que genera dormir poco.
—Si le pregunto a Caro en qué momento te ponés insoportable y te quiere echar durante la cuarentena, ¿qué me va a decir?
—(Le habla a A Caro) ¿En qué momento me pongo insoportable y me querés rajar de la casa? ¡No podés contestar: “Todos los días!". Nuestro foco de discusión son los sábados y domingos a la mañana cuando Paloma se despierta a las 6 o 7. ¿Quién se levanta? “Levantate vos porque yo hice radio todas las mañanas”. Y ella me dice: “Levantate vos porque yo me quedé con Paloma toda la semana”. Y los dos tenemos razón. Suelo levantarme yo porque ella estuvo con la beba de lunes a viernes. Entonces, fin de semana me toca a mí.
—¿Duerme con ustedes o duerme en su habitación?
—Duerme con nosotros. En su cunita, pero en nuestra habitación. Estamos transitando ese camino hacia su cuna que queda en la habitación de al lado, pero vamos de a poco. Hay que acostumbrarla a ella y también al padre. ¡Me encanta que duerma con nosotros!
—Si es por vos puede seguir así hasta los 15 años.
—¡Hasta los 18! No sé por qué hasta los 15... No, no. Entiendo que tiene que aprender a dormir sola y que la pareja necesita dormir sola también, pero la veo frágil, chiquita. Esto de ser padre primerizo hace que tenga algunos miedos que, con un poco más de experiencia, se irán yendo.
—¿Cómo te encontrás con el papá que sos? ¿Te imaginabas así?
—Soy padre dentro de lo que es mi propia personalidad. Soy medio torpe en la vida y lo soy también como padre. Eso se repite con un montón de cosas: soy cariñoso, soy lúdico y con ella juego un montón. Me da asco lo escatológico y me da asco cambiar pañales, aunque lo hago. Es todo lo mismo, pero reproducido a las cuestiones que tienen que ver con Paloma.
—¿Qué te pasó al verla a Caro mamá?
—Me encanta, amo verla mamá. Sabía que iba a ser una gran madre, no tenía ninguna duda. Por eso también tomé la decisión de que ella sea la mamá de mi hija, y ella, que yo sea el padre de la suya. Pero una cosa es pensarlo y otra es verlo. Amo cuando le da la teta, cuando se conectan. ¡Debo tener récord de fotos de amamantamiento! No me sorprendió Caro mamá porque esperaba todo lo que es.
—¿Cómo es Paloma de personalidad?
—Es de reírse mucho, le encanta jugar, le encantan los mimos, estar a upa. Es difícil que la podamos dejar mucho tiempo sola. Es muy familiera, muy mimosa. ¡Esa es la palabra que estaba buscando! Es muy mimosa.
—¿En qué momento te sentiste papá por primera vez?
—El nacimiento es un momento único. Lo tengo filmado por el obstetra. Ahí fui papá por una cuestión lógica, pero desde el momento que me contó que estaba embarazada empecé a tomar conciencia de las responsabilidades y del cambio de vida que se venía. Ahí fue, antes de que naciera.
—Algo cambió durante el embarazo. Y después, en el parto, ¿ya dijiste: “Por ella, todo”?
—Cuando nació no sentía que estuviera preparado para cuidar a una cosa tan frágil y tan chiquita. Tenía mucho miedo. Siempre lo hablo con mis amigos. Cualquier boludo o boluda puede ser madre, padre, entre los que me incluyo. Nadie te enseña. Simplemente: “Tomá, cuidalo, enseñale”. No me sentía preparado. Después uno va aprendiendo y dándose cuenta que se puede hacer, y se puede hacer bien. Al principio fue un shock de responsabilidad.
—Y si le pregunto a Paloma qué es lo que mejor le sale a su papá, ¿qué me diría?
—Contarle cuentos, leerle e inventarle historias. Todas las noches le leo. Tenemos 5 o 6 libros, pero una vez que se terminan empiezo a inventar. Cambio los finales y los protagonistas de las historias. Eso me lo hacía mi viejo cuando era chiquito y me gusta hacerlo a mí también.
—Toda una faceta.
—Además termina siendo hasta un ejercicio creativo para uno mismo. Mientras me voy escuchando, me voy diciendo: “Cambiá el guión, papi, este ya lo contaste, andá para otro lado”. Me divierte.
—Las mamás sentimos contradicciones respecto de los hijos porque te revolucionan la vida. No hay amor más grande en el mundo, y a la vez, te preguntás: “¡En qué me metí!, si era tanto más simple”. Los papás, ¿también tienen esas contradicciones?
—Las madres tienen más, o al menos es lo que veo. Incluso, hormonalmente hay más modificaciones. Además, la demanda de comida y el embarazo está en la panza de la mujer, no en la nuestra. Un montón de cosas que nosotros no tenemos idea. Sin embargo, fue un cambio notorio, trascendente.
—La ves a Pali, ¿y cuántos hijos fantaseás tener?
—Depende a qué hora la vea. Cuando se despierta a las 4 de la mañana, la fantasía es tener a Paloma sola; si la veo a la tarde, tranquila, me gustaría tener más. Tengo muchos hermanos y hermanas y es hermoso crecer así. Somos amigos, cómplices, hablamos todos los días. Me gustaría que eso le pase a Paloma. Vamos a ver... Todavía no estamos buscando. La idea es más adelante, pero nunca se sabe.
—¿Cómo estás viviendo la situación que estamos atravesando a nivel mundial y a nivel país? ¿Cómo te impacta?
—Triste, por momentos angustiante. Nosotros somos privilegiados de poder transitar este momento con un techo, comiendo todos los días, trabajando desde casa y seguir teniendo ingresos sin casi arriesgar la salud. Muchísima gente no puede y se expone, y cada vez hay más contagios e incrementa el número de muertes. Me da miedo. No por mí o por mi familia; miedo social por los que no tienen las herramientas para enfrentar esta pandemia.
—¿Hace cuánto no ves a tus papás?
—Hace más de dos meses. La tecnología te permite verlos por camarita: como quieren saludar a Paloma todos los días, los veo desde el celular. No es lo mismo.
—¿Algo de esa falta de contacto te angustia?
—Sí, sí. Soy del beso, del abrazo, del mimo. No es lo mismo. Me falta dar y me falta recibirlo también. Jugar con mis sobrinos, asados con mis suegros, charlar... Todo eso me hace falta.
—¿Y la pareja se reencontró post maternidad o paternidad? Hay un tiempo en el que solo importa la bebé...
—No es que solo importa la bebé sino que es lo que más importa. Es difícil encontrarnos al mismo nivel que antes del nacimiento de Paloma. Si no está ella en el medio, hay un juguete o un pañal usado. Cuando ella duerme alguna siesta decimos: “Bueno, nos tiramos los dos en el sillón y miramos…". Y cada uno agarra su celular y se pone a hablar con su gente o a leer lo que quiera. Comemos juntos, tratamos de tener nuestro espacio para cenar, para charlar, contarnos nuestras cosas, y eso lo respetamos a rajatabla. Después, tal vez miramos alguna película o serie. Esos son los pequeños momentos que encontramos para compartir.
—¿Se te volvió más lindo el mundo con Paloma?
—Sin duda. Tengo un amigo que no quiere ser papá y me da todos sus argumentos. Es de esos amigos súper inteligentes, filosóficos, que te da todo el argumento de por qué no hay que ser padre o madre, y decís: “¡La puta madre! ¿Cómo pude ser padre? ¡Soy una basura!”. Y a veces lo llamo o le mando una foto y le digo: “No seas boludo, no te lo pierdas”. Cada uno hace lo que quiere, obvio, se lo digo en chiste y en serio, porque me cuesta describir las cosas que me pasan a partir del nacimiento de Paloma.
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