Determinadas, osbtinadas y fuertes, sobre todo fuertes. Así eran Vivien Leigh y Scarlett O’Hara, su mítico personaje en Lo que el viento se llevó que la hizo merecedora de un Oscar y la convirtió en una estrella, aunque a ella no le gustaba que así la llamaran, ya que decía que era una actriz. “Las estrellas tienen una existencia falsa”, solía decir.
Los premios, el éxito, la fama y el apodo de “la mujer más bella de Hollywood”, escondían una vida triste y tormentosa, con una infancia solitaria, romances superfluos, una depresión que la alejó de los sets de filmación y una Tuberculosis que acabó prematuramente con su vida.
Vivien y Scarlett se tuvieron que hacer resistentes a la fuerza para superar los embates de la vida. Aunque su nombre es leyenda, Leigh filmó solamente 19 películas, entre ellas Lo que el viento se llevó (1939, basada en el libro de Margaret Mitchell) y Un tranvía llamado deseo (1951), ambas por las cuales ganó el Oscar a Mejor Actriz.
Su infancia no tuvo nada que ver con la de su álter ego en la ficción. Hasta que comenzó la guerra de secesión Scartlett había tenido todo servido en bandeja. Hija de una familia aristocrática, era la niña mimada de su papá y nadie podía decirle que no a sus peticiones.
Por el contrario, Vivien Mary Hartley como era su verdadero nombre, tuvo una infancia muy solitaria. Nació en el Himalaya, aunque sus raíces eran irlandesas y a sus seis años sus padres decidieron internarla en un convento en Inglaterra. Ellos viviendo en India, fueron a visitarla recién cuatro años después y veían a la pequeña solo una vez al año, con suerte. Recién la fueron a buscar a sus trece años y la familia hizo un extenso recorrido por Europa.
Amores
Lo que el viento se llevó – Así se conocieron Scarlett y Rhett
Scarlett estuvo obsesionada con Ashley Wilks, un hombre acomodado y comprometido, que finalmente se casa, demostrándole a la protagonista que no siempre podía tener lo que quisiera. Aunque su amor verdadero fue Rhett Butler (Clark Gable), sus carácteres tan parecidos hicieron que muchas veces se desencontraron e hicieron peligrar su relación. Incluso la protagonista, para conseguir dinero para proteger a su familia y mantener Tara (la tierra que le dejó su padre) se llegó a casar con el comprometido de su hermana.
Atlanta revolucionada por el estreno de Lo que el viento se llevó
Vivien tuvo varios romances, pero dos grandes amores: Herbert Leigh Holman y Laurence Olivier. Con el primero se casó y tuvo una hija, Suzanne. Apenas lo vio ella se enamoró, pero él estaba comprometido. En ese momento ella le aseguró a sus amigas que ese hombre sería suyo. A diferencia de Scarlett con Ashley, Vivien lo logró.
Se divorciaron en 1940, luego de haber sido amante durante varios años de Olivier . Ese mismo año se casó con su nuevo pretendiente y llamativamente la tenencia de la hija que había tenido con su primer esposo, quedó para él.
Ocho años más tarde vivió un fugaz romance con Peter Finch, también actor. Aún así su marido le pidió si podían seguir juntos, ya que ella lo quería, pero como amigo. Después de años de estar con una mujer que no lo amaba, Olivier le pidió el divorcio, recién en 1960. Para ese entonces ella ya había superado varias crisis depresivas y estaba viviendo un nuevo romance, con el actor John Merivale.
Dos enfermedades, un destino
En 1935 la actriz contrajo Tuberculosis y estuvo al borde de la muerte. Diez años después, cuando parecía un tema superado, Vivien tuvo una fuerte recaída. Eso, sumado a la pérdida de dos embarazos la sumergió en una profunda depresión que la hizo alejarse de la actuación en varias oportunidades.
Tuvo que abandonar el rodaje de Elephants Walk en 1954 ya que había empezado a mezclar los diálogos. En el avión de regreso a su casa en California la acompañaba Olivier, que a pesar de los desaires de ella se mantuvo incondicional. Allí la actriz tuvo un ataque de nervios, se quitó la ropa y hasta amenazó con tirarse al vacío.
Su marido decidió internarla en un hospital psiquiátrico de Londres, del que salió recién varios meses después. Para 1963 su vida parecía encaminarse nuevamente y se había hecho acreedora de un premio Tony por su papel en el musical de Broadway Tovarish. Sin embargo, una nueva crisis depresiva la llevó a renunciar a la pieza. Un episodio similar vivió en 1966, cuando volvió al ruedo y protagonizó Ivanov.
Lo que el viento se llevó – Scarlett busca fuerza en Tara
Nuevamente la atormentó el fantasma de la Tuberculosis, cada vez que tosía le dolía el pecho, estaba débil y había perdido varios kilos. No hubo medicamento ni tratamiento que pudiera acabar con sus problemas de salud y con su depresión. El 7 de julio, con solo 53 años, Vivien dejó de respirar mientras dormía.
Murió en la soledad de su habitación. Ni los dos premios Oscar, ni la fama, ni ser "la actriz más bella de Hollywood" le sirvieron para hacerle frente a las dos enfermedades que la atormentaron durante tres décadas, más de la mitad e su vida. Su nombre ya es leyenda, al igual que los ojos azules de Scarlett.
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