Todo fue particular desde el comienzo. Con ese diálogo cargado de confusión y malos entendidos (bien intencionados) entre Guido Kaczka y un participante de A todo o nada, que de inmediato hace recordar a una clásica escena de El Chavo del 8: “¿Y yo qué dije? ¿Y cómo es? ¿Y yo qué dije?”, y así, hasta el hartazgo. Todo por un joven brasileño que en aquel programa de entretenimientos de El Trece se presentó como Ayrton Jacarè, aunque su portuñol confundió al conductor.
—¡Yacaré! ¿Ayrton?
—Sí.
—¿Yacaré?
—Jacarè.
—¿Yacaré te llamás...?
—Sí.
—¿Sí? ¿Es un apodo?
—Eh... nombre artístico.
—¡Ah, perfecto!
La secretaria que sostenía el micrófono del participante era una Barby Franco de unos 20 y pocos años, que comenzaba a hacer sus primeras armas en el medio y lejos estaba de conocer a Fernando Burlando, su actual pareja y ¿futuro? marido. Guido continúa: “¿Qué? ¿Sos artista?". “Sí, soy”, asiente Jacarè. “¿Y qué hacés?”, lo consulta, para que de nuevo se produzca el diálogo delirante como El Chavo, con un Kaczka todavía despistado por la pronunciación del participante.
—Soy profesor de Zumba.
—¿De samba?
—Zumba, Zumba.
—¡¿De samba?!
—Zumba, fitness.
—Samba.
—¡Zumba!
—¡¡¿Samba?!!
—¡¡Zumba!!
—Samba... no hay...
—¡No! Zumba.
—Bueno, no te calentés... te digo...
—Zumba es con z, samba es con s.
Atrás, Ailén Bechara tampoco comprendía demasiado. Al igual que su compañera, la modelo transitaba como azafata televisiva los inicios de una carrera que la terminaría llevando al Bailando, por ejemplo. Hoy, en pareja y con un hijo, se encuentra en otro momento, haciendo la cuarentena en familia. Pero Ailén y Guido supieron aquella noche que existía una disciplina llamada Zumba, que poco después Jesica Cirio la convertiría en todo un fenómeno en nuestro país.
Sin embargo, con todo su oficio, Kaczka no se detuvo en la explicación sino que empezó a tararear: “¡Ah, ya sé! ‘Zumba, eh...’”, cantó bajito, cómplice, y recordando la canción “Cult of Snap”, aquel hitazo de los 90 que hacía bailar hasta a los más pataduras con su “Zoom bye aye, ah go ma aye ya”. Y fue entonces cuando invitó a Jacarè a danzar juntos. “¡Vamos al medio!”, lo arengó. El participante lo hizo con una gracia natural. Y el conductor, con un movimiento de piernas casi hipnótico, como una suerte de murga, pero a una velocidad que hace confundir dónde se encuentran sus articulaciones y que más de uno comparó con la desfachatez de Woody, el adorable protagonista de Toy Story.
Todo esto (los diálogos a pura confusión y el baile a dúo) tuvo lugar en 2014. Y apenas lo notaron los televidentes de un ciclo por demás exitoso. Pero no trascendió aquellos límites. Tuvimos que llegar a mayo de 2020, y a una pandemia que pondría en cuarentena a un mundo completo (una escena que en aquellos años solo podía imaginarse en un filme que aborde un futuro distópico), para que el video se convierta en un verdadero suceso en las redes sociales. Alguien tomó el corte del video, lo subió a Twitter, y las reproducciones crecieron de manera exponencial, hasta viralizarse. Basta con verlo para comprender las razones de este suceso tardío.
Hoy, Guido está al frente de Bienvenidos a bordo, otro ciclo de entretenimientos en El Trece. Y su ex participante se presenta como Jacarè Zin, personal trainer, personal dance, coreógrafo y emprendedor cultural. En su currículum también podría agregar esta escena con Kaczka, un suceso de la pantalla chica que -más tarde que temprano- alcanzó la dimensión que se merecía. Todo gracias a la redes sociales. Y a la gracia y el oficio del conductor.
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