El divorcio de Vicky Xipolitakis y Javier Naselli que se concretó en diciembre del año pasado fue uno de los más escandalosos de los últimos tiempos en la farándula. Luego de un fugaz romance la modelo y el empresario se casaron en Nueva York y fueron papás de Salvador Uriel, de un año y medio. Pero el cuento de hadas que intentaba mostrar la melliza griega se desmoronó y terminó con su llamado al 911 en el que decía que él estaba siendo violento con ella y que temía por su bienestar y el de su bebé, de apenas días de vida.
Luego de varias idas y vueltas, a fines del 2019 salió la sentencia de divorcio. Pero la cosa no concluyó y ella le realizó varias demandas por alimentos, incluso alguna vez dijo que él no le pasaba prácticamente nada de dinero y que era su papá quien la ayudaba a mantenerse con su bebé. Ahora, Xipolitakis y luego de que su abogado Martín Francolino dijera que Naselli cobra medio millón de dólares por mes, demandará a su ex por 28 millones de pesos.
En el documento al que accedió Teleshow ella pide a la Justicia que “se condene al accionado a abonar la suma de veintiocho millones de pesos, o lo que más o menos resulte de la prueba a producirse en autos, en concepto de compensación económica, más sus intereses y las costas de este juicio”.
Luego, el texto de veinte páginas relata de principio a fin la historia entre ambas partes, contando desde que se conocieron en el 2017 y comenzaron su relación amorosa que se dividió entre la Argentina y Estados Unidos, ya que según el relato él era vicepresidente del UBS Bank, hasta la actualidad.
“Lo expuesto motivó a que quien al momento de iniciar la relación sentimental con el demandado, desarrollara sus actividades como actriz y vedette en teatro y televisión y tenía una ascendente y prometedora carrera artística debiera interrumpir sus actividades. Asimismo, con frecuencia era tapa de diferentes revistas vinculadas al mundo del espectáculo y participó de diversos shows televisivos”, continúa sobre los pasos laborales que la querellante hizo a un lado para estar con el empresario.
Además, el documento asegura que “tomó la decisión de acompañar al demandado y radicarse en los Estados Unidos, influida por la permanente presión psicológica que él ejercía para que abandonara su trabajo” y agrega que “fueron constantes las presiones para que abandonara sus obligaciones laborales argumentando que trabajar de actriz o vedette era ‘lo mismo que ser puta'”. En el texto asegura que “el demandado temía que las actividades de la actora perjudicaran su carrera como alto ejecutivo del mundo de las finanzas”.
Luego, relata que “dados los reiterados hechos de violencia doméstica cesó la convivencia” y Xipolitakis decidió iniciar un juicio de divorcio y aclara que debido a dicha denuncia es que existe una cautelar que impide que el demandado tome contacto tanto con ella como con su hijo.
El texto define a Vicky como una “madre soltera” que aún “no ha podido encauzar su vida laboral” y que se dedica ciento por ciento al cuidado de su hijo. En contraposición, describe la actualidad de Naselli quien “llevó a cabo sus actividades habituales, merced al esfuerzo de la actora en cuanto a los quehaceres domésticos y el cuidado de su hijo”. En ese sentido, asegura que el ex de Xipolitakis continuó con su trabajo e incluso realizando nuevos negocios.
Respecto al reclamo económico, asegura que se funda en una suerte de “solidaridad postconyugal” y como forma de evitar que la disolución del matrimonio sea causa de enriquecimiento de una de las partes y empobrecimiento de la otra.
Para cerrar, la griega en conjunto con su abogado adjunta pruebas documentales, sugiere personas para salir de testigos y pide pericias caligráficas para el demandado.
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