Este 2020 cambió el mundo. Quizás como nunca antes. La pandemia no espera: ya trazó un escenario distinto en todos los órdenes. Hay que repensar una nueva era mirando al futuro, aunque surge una paradoja: no hay tiempo, todo es urgencia. Y hay que repensarse también, en este aislamiento donde sí parece sobrarnos el tiempo. Esa es la palabra de estos días: el tiempo. Y en estas circunstancias, Telefe pareció apropiárselo. Porque cuando la televisión -que no puede estar ajena, por supuesto- busca acomodarse, el canal hizo una jugada que impactó en el rating como desde hacía meses no sucedía. Recurriendo a una superproducción brasileña que pone otra vez en escena una de las historias más maravillosas y dramáticas de todos los tiempos: Jesús.
Protagonizada por Dudu Azevedo -quien recién este jueves apareció en pantalla-, la novela se estrenó este lunes luego de arribar a la pantalla con una austeridad que podría asemejarse a la llegada del hijo de Dios, justamente. Desde ya, no por la falta de recursos -la ficción tiene calidad cinematográfica-, sino porque pocos esperaban lo que sucedería esa misma noche: cuando todos pensaban en una novela más puesta al aire en una situación excepcional, Jesús rompió todos los pronósticos. Y sin cortes comerciales, arrasó con la planilla del rating: promedió 12,39 puntos, según datos de Kantar Ibope Media, siendo lo más visto del día (y de los que vinieron después). La cifra se vuelve más elocuente al hablar del share: casi 49%. Es decir, casi la mitad de los aparatos que sintonizaron la televisión abierta entre las 22 y las 23.28 siguieron Telefe.
El martes, la tendencia creció: 13,7. Y se produjo otro hecho destacable: doblegó a Bienvenidos a bordo, su competidor más inmediato, que registró 6,6. La noche anterior el ciclo de entretenimientos de El Trece había marcado 7,6, es decir, un punto más. ¿Adónde fueron esos televidentes? A Jesús, que le robó espectadores a su principal rival en el rating. El miércoles amplió la brecha (15,1 versus 5,9) y este jueves mantuvo la tendencia (hizo 13,7 contra 6,6). Al fin, todo un milagro, en semanas donde la mayoría de los programas no alcanzan las dos cifras, y la gran competencia de las plataformas de streaming, como Netflix o Flow, resta público.
Aquí hay un fenómeno. No quedan dudas. Es momento de tratar de entenderlo.
Creer... en la excelencia
Apostar a una realización de gran magnitud implica una inversión millonaria. Pero la calidad siempre tiene su recompensa. En Argentina se ha visto con El Marginal, por caso, y también con varios productos de Polka. Jesús se destaca del mismo modo, todavía más cuando se piensa en un producto para la tevé abierta. Realizada por RecordTV en asociación con la productora Casablanca, fue filmada en Marruecos a lo largo de un año completo, con un vestuario de época muy bien logrado y escenarios realistas: 350 profesionales participaron de la producción. Se trata de los mismos creadores de Moisés y los diez mandamientos, que Telefe emitió en 2016 con excelente rating.
En Jesús, los espectadores agradecen una calidad actoral que muchas veces brilla por su ausencia en la pantalla chica, donde a menudo se recurre a figuras del momento que no provienen de la actuación, y de guiones interesantes (responsabilidad de Paula Richard) que adaptan una historia -lo dicho- de las más bellas que existieron, fe al margen.
Desde el primer capítulo ya se aprecia todo esto. La trama empieza con una fuerte escena de la crucifixión de Jesús. Luego se sumerge de lleno en los relatos bíblicos, con la creación del mundo en manos de Dios, y con Adán y Eva en el Jardín del Edén, quienes son expulsados del Paraíso al comer la fruta prohibida. El salto temporal nos lleva a la decisión de Dios de enviar a su hijo para salvar a la humanidad. La novela narrará entonces desde que María da a luz al elegido y junto a su esposo, José, tratan de criar al niño con valores y principios. Alarmado por la profecía, el rey Herodes perseguiría a María (interpretada por Juliana Xavier) y José (Guilherme Dellorto), quienes en consecuencia deberán educar a Jesús como si fuera un joven más, lejos de su misión.
El elegido
Dudu Azevedo tomó la responsabilidad de personificar a un Cristo ya adulto. Aquí lo conocimos como Zur en Moisés y los diez mandamientos, pero es en Jesús donde alcanza el punto máximo de su carrera, con 41 años. Llegar hasta allí, no le resultó sencillo. “Fue un proceso muy selectivo, de varias etapas. Me sorprendí cuando quedé elegido. No me imaginaba contando esta historia. Fue una revolución que cambió mi vida”, contó sobre las jornadas de grabación que se extendían por hasta 14 horas, seis días a la semana.
Carlos Eduardo Cardoso de Azevedo -tal su verdadero nombre- se preparó durante dos meses para un papel. No solo estudió la Biblia, sino que procuró “encontrar” a Cristo adentro suyo para conseguir “transmitirlo con carisma, empatía, con toda la verdad que el personaje necesita”. Además, la interpretación le demandó una exigencia física que muy importante: “La escena más difícil fue la del vía crucis”, reveló en diálogo con Confrontados, en El Nueve. “Esto me cambió la vida”, dice, y sus palabras recuerdan el caso de Jim Caviezel, que atravesó por una experiencia similar al rodar La Pasión de Cristo, de Mel Gibson: aquel protagónico, que tomó como una “experiencia espiritual", le demandó un compromiso físico excepcional al rodar la crucifixión.
Dudu realiza la cuarentena en su casa de Río de Janeiro junto a su esposa, Fernanda Mader, y su bebé, Dilcéa. Y aconseja a sus compatriotas no romper la cuarentena para evitar contagiarse. Y dejó un saludo para los argentinos, que lo redescubrieron luego de Moises. “Es un placer muy grande para un brasileño como yo poder cruzar la frontera y contar una historia tan fascinante. Espero poder viajar a Argentina y seguir difundiendo trabajos míos”, dijo, sobre su futuro luego de la pandemia.
Un párrafo aparte (aunque sea de los finales) para Guilherme Winter. Quien había protagonizado Moisés y los diez mandamientos logra en Jesús una actuación memorable en la piel de Judas. Y pensar que este hombre de 40 años, nacido en San Pablo y padre de dos chicos, quería ser diseñador industrial. Pero dejó los estudios por la actuación. Y luego de mudarse a Río, comenzó una carrera que encuentra en esta novela uno de sus puntos más altos.
En definitiva, cuando se amalgama un gran argumento con una impecable realización y actuaciones brillantes, además de una inteligente planificación del canal (que modificó su grilla del prime time, anticipándose al regreso de Marcelo Tinelli con su Bailando), las chances de cosechar un éxito son muy grandes. Porque en televisión, los milagros no existen. En esta industria manda la razón antes que la fe: todo tiene una explicación. Y en Jesús, se encuentra en su calidad.
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