La segunda temporada de “After life”, cuando vivir se convierte en una obligación

After Life es la serie que se animó a hablar del duelo luego de la muerte de un ser muy querido. Cómo se sobrevive cuando el amor de tu vida fue consumido por un cáncer que te llevó al pozo más profundo. Esta ficción que ya cuenta con una segunda temporada en Netflix, nos mete de lleno en este tema pero también nos invita a reírnos y disfrutar del proceso de recuperación del alma.

Ricky Gervais es el hombre que nos hacía reír siempre. Utilizaba la ironía, el humor negro y por momentos algunos dejos de cinismo en cada entrega de los Globos de Oro que lo tuvo como host.

Pero en un momento decidió ir a fondo por un proyecto propio, por una idea que tenía hace tiempo guardada con ganas de salir. Así escribió la serieAfter life (que también protagoniza), donde se mete en la piel de un viudo, Tony Johnson, que no logra superar la muerte de su esposa, Lisa (Kerry Godliman). Su vida, o lo que queda de ella, se divide entre su trabajo en un diario local rodeado de colegas particulares, pintorescos y dignos de una comedia inglesa, y el resto de las horas que las divide entre las visitas al geriátrico donde está su padre internado (víctima de un Alzheimer) y los videos que su mujer le dejó durante el tiempo de su enfermedad para darle ánimo.

En la primera temporada, Gervais se daba el lujo de pasar del humor al llanto, como en un tobogán de emociones y el espectador se sumaba a este torbellino. La idealización de su mujer muerta provocaba en Tony la necesidad infinita de castigar al resto del mundo con su bronca y mal humor.

Así enfrenta todos los día de su vida el interrogante de por qué debería levantarse de la cama si en lo único que piensa es en dejar de vivir. Pero lo hace. A diario alimenta a su perra, visita a su padre en el hogar “Hojas otoñales” e interactúa con la enfermera que lo cuida, Emma. Tal vez siente que en ella puede estar el salvavidas para salir a flote y dejar que Lisa quede en su recuerdo más profundo. Intenta pero parece no lograrlo. Y entonces de nuevo, ¿qué pasa luego de la vida, ¿hay un a post vida o solamente hay que transitarla hasta que nos encuentre la muerte?. Cuestiones metafísicas que aborda After Life y nos mete esos interrogantes en nuestra alma para que como espectadores podamos resolver.

El encuentro en el cementerio con Anne (Penelope Wilton), una viuda que visita la tumba de su esposo, le da aunque parezca una contradicción una necesidad de volver a vivir. Allí es cuando Tony desnuda su tristeza, sus miedos, la soledad y el hueco que le dejó la partida de su esposa. Anne representa todo lo contrario, es una mujer que aceptó y transitó el duelo en todas sus etapas y llegó al lugar en el que debe continuar viviendo. Y lo hace de verdad. Siempre con una sonrisa, y así se convierte en un bálsamo para Tony que está perdido y no sabe para dónde ir.

Capítulo aparte lo conforman los personajes secundarios de esta serie. El diario en el que Tony pasa sus horas laborales -donde su cuñado es el editor principal- alberga a los roles más ricos de la ficción. Todos parecen ser parias de la sociedad pero cada uno se reconoce como los más talentosos del mundo. Esa seguridad y autoestima que presentan cada uno de ellos, que ante la mirada de Tony parecen una banda de perdedores, le transmiten a este viudo la capacidad de olvidarse al menos por un momento de su drama personal.

Inevitablemente surge una pregunta, ¿Es momento de mirar After Life? La respuesta puede ser ambigua. Por un lado, nos da las claves de lo importante de la vida, que son en definitiva nuestros vínculos amorosos, la gente a la que queremos y nos da cariño. El resto es nada. Pero también es cierto que puede resultar un tanto impactante para aquellos que hayan atravesado esa situación o que la estén viviendo. Y también plantea en estos tiempos de cuarentena, la sensación de volver a vivir el mismo día una y otra vez. A veces sin sentido como si vivir fuera una obligación.

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