Siempre estuvieron orgullosos de haber nacido en Villa Cañás, provincia de Santa Fe. Y, por eso, en marzo de 2018 los tres se mostraron felices de haber sido convocados por el Club de Leones local para un homenaje. Incluso Goldy quien, a pesar de haberse retirado del medio artístico, ese día posó radiante junto a sus hermanos, José Martínez Suárez y Mirtha Legrand, mostrando las plaquetas que llevaban sus nombres.
Durante la visita, los tres hermanos recibieron la llave de la ciudad. Y Mirtha recibió la sorpresa de que le habían puesto su nombre a uno de los predios del lugar. Después de agradecer este reconocimiento a su trayectoria, la diva asistió junto a José y Goldy a la sala de cine del lugar, que lleva el nombre del legendario director.
Por entonces, Villa Cañás se vestía de fiesta para recibir a sus ciudadanos más ilustres. Pero, lamentablemente, el 17 de agosto del año pasado falleció José. Y hoy, la triste noticia de la partida de Goldy vistió de luto a toda la ciudad, que solo espera que Mirtha logre superar este duro momento y vuelva a ponerse de pie, como siempre, para nombrar el lugar que los vio nacer.
Goldy y Mirtha nacieron el 23 de febrero de 1927, hijas del matrimonio integrado por José Martínez y Rosa Suárez, docentes en Villa Cañas. Ellos ya eran padres de José, el varón primogénito, que por entonces tenía poco más de un año de edad.
Las bebas eran casi idénticas excepto porque una era más robusta que la otra. La más grade recibió el nombre de María Aurelia Paula y a la más pequeña la llamaron Rosa María Juana. Sin embargo, todos las identificarían por sus sobrenombres; a la que nació con mayor peso le dijeron Gordi, apodo que ella al crecer transformaría en Goldy, y a la más pequeña la llamaron Chiquita o, simplemente, Chiqui.
Los tres hermanos se hicieron inseparables. Y los tres tuvieron una innata vocación por el séptimo arte. José se convirtió en uno de los más prestigiosos directores de cine del país. Y las hermanas, Goldy y Chiqui, desde que eran casi unas niñas, deslumbraron al público con sus actuaciones en la pantalla grande. Pero, para ello, primero debieron despedirse de su amada Villa Cañás.
Cuando las gemelas cumplieron siete años, se mudaron con su familia a Rosario para recibir cursos de teatro y baile. En 1937, en tanto, falleció su padre y su madre decidió instalarse con ellas y José en Buenos Aires. Pero las niñas siguieron con su rutina de estudios artísticos en el Conservatorio de Arte Escénico.
Fue el representante Ricardo Cerebello, contratado por su madre, el que decidió que para que las hermanas pudieran hacer carrera tenían que cambiar sus nombres. Y así fue que las rebautizó como Silvia y Mirtha Legrand.
El éxito las acompañó desde el primer momento. Debutaron con una pequeña participación en la película Hay que educar a Niní, junto a Niní Marshall. Luego tuvieron un papel en Novios para las muchachas. Enseguida, protagonizaron Soñar no cuesta nada. Y hasta se lucieron con un programa por radio Splendid, llamado El club de la alegría.
Sin embargo, el año 1944, Goldy conoció a Eduardo Lopina, un subteniente del Ejército Argentino y decidió abandonar su carrera artística. Tuvo dos hijas, diez nietos y diez bisnietos. Y fue feliz con una vida alejada de las cámaras, los flashes y los aplausos. No obstante, siempre estuvo pendiente de los logros de sus hermanos, con los que siempre mantuvo intacto ese lazo creado muchos años atrás, cuando eran apenas unos niños, en su Villa Cañás natal.
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