“Te habla Zulma Lobato. A partir de los graves problemas que estoy pasando, el momento terrible y la depresión que tengo, hasta el día 24 de abril no voy a atender a nadie, solo por algo urgente. Dejame tu mensaje y si veo que es necesario te llamo. Y no te olvides que siempre en la vida hay que hacer el bien”, se escucha en el contestador del teléfono de la casa de la mediática, en Munro.
Sin embargo, no respondió ni atendió ningún llamado. Ni antes ni después del 24 de abril. La última vez que alguien habló con ella fue el 30 de marzo, cuando como todos los días su amigo y ex manager que vive en Mar del Plata, Lautaro Reyes, la llamó para charlar, darle ánimo en medio de la cuarentena que apenas comenzaba y recomendarle que se cuidara, que usara barbijo y que tratara de no salir.
Los días anteriores a aquella última charla no habían sido fáciles para Zulma. El 27 de marzo estaba yendo al supermercado a comprar comida cuando le robaron el celular, las tarjetas de débito y crédito y el DNI. Ingenuamente en lugar de regresar a su hogar o ir a hacer la denuncia a la comisaría del barrio, decidió tomarse el tren a Retiro para avisar a la compañía telefónica. En el camino la policía la detuvo por circular sin permiso y estuvo demorada unas tres horas.
“Estaba afectada por el encierro”, dijo a Teleshow su amigo incondicional y agregó: “Estaba hablando todos los días con ella por el tema del coronavirus, es persona de riesgo, entonces yo la entretenía, le daba indicaciones. Cuando me dijo que le robaron me llamó desde el fijo y le dije que le empezaría a llamar yo para que ella no gastara”.
Pero, de un día para el otro Lobato dejó de atender y solo apareció la misteriosa grabación que decía que estaba mal. Aún con la advertencia en el contestador, él siguió llamándola pero no obtuvo novedades.
Fue entonces cuando decidió extender su preocupación hacia la hermana de la mediática, quien tampoco logra comunicarse y que por pertenecer al grupo de riesgo no puede salir de su casa y teme romper la cuarentena.
En las últimas horas Reyes logró que un conocido en común fuera a la casa de Zulma, pero tampoco obtuvo novedades: “No atendió nadie, estaba todo cerrado, la perra no ladraba. Apareció una vecina que dijo que la vio, pero seguí llamando varias horas después y me dijo que no había aparecido”.
Luego de haber hecho pública su preocupación a través de las redes sociales, mucha gente que no conoce le escribió para decirle que la había visto en uno u otro lugar, pero nada concreto: “No me quedo tranquilo hasta no escucharla y hablar, no sé dónde anda”.
“Yo creo que está viva, pero quiero saber si está bien, si come, si cobró la pensión, si necesita algo. Pensando que podría llegar a funcionar mal el teléfono de línea, la vecina llamó a reparaciones por las dudas, pero tampoco se supo nada más”, dijo Lautaro que sin tarjetas ni documentos, teme que su amiga esté sin dinero para poder subsistir.
Las últimas veces que hablaron él la escucho bien, por eso se asombró ante el mensaje en el contestador. “Ella siempre fue muy independiente y se manejó sola, se las rebuscó, iba a hacer los controles sola, pero me extraña la situación, no se si estará tomando la medicación. Es raro que no aparezca, que no se comunique. Cómo podría estar tantas horas en la calle en medio de la cuarentena y que no la pare la policía”.
Por su edad y por su estado de salud (tiene HIV y en los últimos meses fue operada de los riñones) Zulma Lobato pertenece al denominado grupo de riesgo.
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