La decisión de la Cámara de Casación de habilitar la liberación masiva de presos con la excusa de la propagación del coronavirus se convirtió en una discusión en buena parte del país y las redes sociales volvieron a reflejar algunos aspectos de lo que sucede en el mundo no virtual.
Es que ayer por la tarde, la periodista Julia Mengolini publicó un hilo de Twitter en el que explicitó su postura frente al tema, pero el primero de esos posteos fue criticado por distintos usuarios de la red social del pajarito.
Una de esas críticas llegó de parte de Lizy Tagliani, quien reaccionó cuando llegó el primer tuit de Mengolini: “Toda esta mitología sobre los monstruos siendo liberados de las cárceles es una mentira y sobre todo una expresión del odio que sienten por los pobres”.
La respuesta de la conductora fue: “Perdón te voy a aclarar q mi familia y yo venimos de ser muy pobres y ninguno visitó una comisaría más que para certificado de domicilio... y en nombre de muchos pobres te digo que tu tuit está lejos de defender a los más necesitados. Aunque entienda tu punto, necesito decirtelo”.
La publicación de Tagliani fue celebrada por muchos de sus usuarios, que la apoyaron en su planteo, pero Mengolini no quedó conforme con los dichos de la conductora y le respondió: “Me extraña Lizzy porque te considero una persona inteligente. En qué lugar del tweet lees que yo digo que toda la gente pobre es delincuente?! Estoy diciendo que la mayoría de la gente en las cárceles es pobre y no hay que ser muy piola para darse cuenta de esto”.
Tras ese primer tuit, Mengolini publicó una serie de mensajes en los que aseguró que “de acuerdo a las estadísticas oficiales la gran mayoría de los presos lo está por delitos no violentos contra la propiedad y con presión (sic) preventiva. Es decir, son pobres (culpables o inocentes) sin una condena firme y con muy pocos recursos para apelar o hacerse escuchar”.
“Los criterios con los que el Poder Judicial (y no el gobierno nacional) va a liberar presos son criterios restrictivos que tienen en cuenta la gravedad de los delitos -entre otros recaudos- para poder cuidar a la sociedad de la gente que sí es peligrosa”, amplió y destacó a continuación que “al mismo tiempo, las cárceles ‘deberán ser sanas y limpias para seguridad y no para castigo de los reos’... si bien esto de que no son castigo es medio un cuento de hadas, tampoco deberían ser depósitos de humanos desechables. Se supone que se garantizan todos los derechos”.
En tanto, concluyó: “Uno de los derechos más importantes de los reos es el derecho a la defensa (esto es fundamental en la civilización moderna, sino que el rey decida con el dedo y ya fue) y otro es el derecho a la vida. Y los jueces son los responsables de garantizar esos derechos”. “Me van a contestar con casos particulares en los que un delincuente salió gracias al Covid y volvió a delinquir. Claro que habrá errores que habremos de lamentar... pero sobre todo habrá fake News. Y sobre un caso se monta toda una teoría falsa. Se agita el miedo y el odio”, cerró.
La polémica en torno a la liberación de presos con la excusa de la pandemia del coronavirus motivó que ayer se realizara un masivo cacerolazo en el área metropolitana de Buenos Aires y en las principales ciudades del país en rechazo a las prisiones domiciliarias de los presos que cumplen condenas en diferentes penales, dispuestas por miembros del Poder Judicial en el marco del avance de la pandemia de coronavirus.
El reclamo, convocado por medio de redes sociales bajo el lema, “Cacerolazos 30A: NoalaLiberacióndePresos”, se hizo notar en la mayoría de los barrios de la Ciudad, en especial en Recoleta, Villa Crespo, Colegiales, Agronomía, Palermo, Núñez, Caballito, Belgrano, Almagro, Flores, y también en Villa Lugano, Mataderos, Floresta, en el Microcentro porteño, Villa Soldati, Coghlan, Villa Devoto, Liniers, Villa del Parque, Retiro y Villa Luro, entre otros.
Lo propio sucedió en distintas ciudades y localidades bonaerenses, como Olivos, San Isidro, Martínez, Bahía Blanca, Mar del Plata, y en otras provincias como Santa Fe, Mendoza, Jujuy, Salta, Córdoba y La Pampa.
La protesta, convocada para las 20:00, encontró a miles de personas golpeando cacerolas o haciendo palmas en balcones de edificios o patios de casas en rechazo a las excarcelaciones de presos como medida de prevención contra una eventual propagación del coronavirus en cárceles. El reclamo también se hizo notar en las calles de la Capital Federal con bocinazos de taxistas y automovilistas exceptuados de la cuarentena que regresaban de trabajar a sus casas.
En medio de la pandemia de coronavirus y de la cuarentena obligatoria que dispuso el Gobierno a partir del 20 de marzo para combatir el avance de la enfermedad, una serie de motines en distintas cárceles del país se registraron en las últimas semanas, desde fines del mes pasado.
En las prisiones, los reclusos comenzaron a demandar medidas sanitarias para evitar que se propague el virus en los penales, pero también excarcelaciones, mediante el otorgamiento de prisiones domiciliarias a quienes hayan sido detenidos, en principio, por delitos menores e integren grupos considerados “de riesgo” frente al Covid-19.
En este contexto, según trascendió a la prensa en los últimos días, centenares de presos, acusados incluso de robo agravado, abuso sexual, estafa, extorsión, privación ilegítima de la libertad y/o venta de drogas, entre otros delitos, abandonaron cárceles en distintos lugares del país, en especial, en la provincia de Buenos Aires, lo que motivó el masivo cacerolazo registrado este jueves. Según información oficial, hasta el 22 de abril 753 presos del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) y 320 del Servicio Penitenciario Federal (SPF) se beneficiaron con los arrestos domiciliarios.
Sin embargo, se calcula que la cifra pudo haberse duplicado en esta última semana, ya que hasta el viernes pasado había 2.600 reclusos que presentaron hábeas corpus colectivos.
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