La cuarentena obligatoria decretada en la Argentina el 20 de marzo pasado cambió los planes de todos. En el caso de Diego Pérez, en el aspecto profesional se levantó el programa que conducía por El Nueve junto a Verónica Varano, Tu fabuloso finde; y en el personal arruinó las primeras vacaciones que tenía planificadas con su mujer sin sus hijos en los últimos 16 años, que debían comenzar ese mismo día.
“Estoy sin laburo pero tuve la oportunidad de ahorrar algo y puedo vivir algunos meses sin laburar. Si esta situación se sigue prolongando puede ser desesperante, pero hay mucha gente que la está pasando mal en serio y eso también a uno, más allá de la amargura de estar encerrado, lo pone mal”, se sincera el actor en diálogo con Teleshow desde su casa en Villa Urquiza, donde está cumpliendo con la cuarentena obligatoria junto a su esposa, Mariela, y sus hijos, Sofía (16) y Nicolás (13).
Si bien a lo largo de su vida ha tenido trabajos variados, su rutina siempre tuvo un común denominador: levantarse muy temprano. Cerca de las 4 de la mañana cuando trabajaba como boletero en la estación San Martín del Ferrocarril Mitre, también en horas de la madrugada cuando empezó a ensayar en obras de teatro, y a las 6 desde la llegada de la escolaridad a la vida de sus hijos. Por ese motivo, asegura que por estos días su “mejor rutina” es levantarse cuando su cuerpo lo disponga, “sin tomar dos mates a las apuradas”, y así arrancar el día mucho más tranquilo.
Siguiendo con lo rutinario, dejando a un lado las preocupaciones y todo lo que ya se sabe ha revolucionado esta pandemia por el coronavirus, Diego Pérez consiguió ver el costado positivo del encierro: pasar más tiempo con su familia, mirarse a la cara, volver a ver esas viejas películas que hace rato quería revivir. Bajar un cambio, como suele decirse. Y tiene un objetivo que, si bien no deja que le quite el sueño, representa un gran desafío en medio de la cuarentena.
—Lo mejor que estoy haciendo, para un tipo como yo que siempre tuvo un problema con el sobrepeso, es cumplir con la dieta a rajatabla. Me llega el delivery con viandas y estoy en grupos de Zoom y en contacto con los profesionales del doctor (Máximo) Ravenna, porque me podría ir a diablo con esto. Es muy importante esto porque llevo 25 kilos abajo y vengo cuidándome mucho. Me hace falta hacer un poco de movimiento… Vivimos en un departamento y lo único que estamos haciendo es subir y bajar las escaleras. Me di cuenta algunas veces que tuve que salir a hacer las compras -y aprovecho para decírselo a la gente que lo tenga en cuenta-: después de estar tanto tiempo encerrado, cuandos salís a la calle te podés marear. Te marea el sol y al caminar senís las piernas flojas. Yo tuve un mareo, pero no fue más que eso.
—¿Cómo venís llevando el encierro?
—La verdad es que hacemos que sea divertido. Los chicos lo están haciendo con bastante cariño y amor, sin renegar tanto. Siempre prefieren hacer otras cosas antes que la tarea, pero terminan haciéndola. Por el otro lado trato de leer, ahora estoy con el libro Los dueños del mundo, de Eduardo Sacheri, escucho música, veo series… Antes criticaba a mis amigos y les decía ‘¡te ves cinco o seis capítulos de una serie en una noche!’ Y ahora yo soy uno de los tantos que, como tengo tiempo, veo series completas. O también películas que siempre tuve ganas de volver a ver que tengo en DVD.
—¿Cómo manejás el tema de la sobreinformación?
—Trato de informarme una vez al día, no embobarme la cabeza porque sé que me hace mal si todo el día me estoy informando. Es mucha información: trato de que sea lo justo. Una vez al día prendo la televisión para ver cuáles son las nuevas medidas que salen todos los días.
—¿Y la comunicación con tus familiares?
—Trato de comunicarme con mis viejos porque están en cuarentena los dos. Mi vieja no tiene celular así que no podemos hacer videollamada, todo al teléfono de línea. Con mi hermana podemos hacer videollamada y con mis grupos de amigos también. Dentro de todo, comparado con mucha gente que la está pasando mal y está sufriendo, la llevo bien, de manera confortable.
El quincho que se encuentra en la planta superior es el lugar preferido para el actor. Allí lleva su equipo de mate (con los colores marrón y blanco de su amado Platense, al igual que muchos otros detalles de este lugar de esparcimiento). Allí pasa el rato leyendo, mirando series o escuchando música con su tocadiscos. Cuando el tiempo y las ganas juegan a su favor, su esposa y los chicos suben y comparten una comida. “A esta altura nos parece una excursión juntarnos en esta parte de la casa”, bromea.
—¿Hay momentos en los que se complica la convivencia las 24 horas?
—Hay momentos en los que trato de respirar profundo porque los chicos no quieren hacer la tarea y uno se pone como loco, y el encierro hace que tengas una discusión con tus hijos, entonces tratamos tanto mi esposa como yo de estar relajados para que se puedan hacer las cosas bien. Hay mucha incertidumbre. Hoy estoy sin el programa, nos prometieron que cuando podamos volver vamos a estar pero con los medios a veces no se puede saber y uno a veces tiene miedos. Mientras dure la cuarentena vamos a estar bien pero después no sabemos con qué nos vamos a encontrar.
—¿Qué medidas toman para la higiene?
—Cuando nos dijeron que había que usar tapaboca confeccionamos uno bien casero, nos matamos de risa viendo tutoriales. Después cumplimos con todo lo que nos han dicho: sacar la ropa y meterla en el lavarropas cuando volvés de algún lugar, trato de ir a farmacias y supermercados que sé que tienen su alcohol en gel cuando entrás, respeto las distancias… Cuando salgo y llego de casa me lavo las manos y me tomo el tiempo que corresponde.
—¿Se puede estar tranquilo en estas circunstancias?
—Trato de no volverme loco y hacer caso. Me informo, como dije, pero trato de no escuchar audios que no corresponden. Cuando estaba haciendo el programa nos habían alertado que hay que escuchar solo a los profesionales , a veces te pasan unos audios que son alarmistas. Entonces trato de leer las páginas que corresponden. Después intentamos apagar mucho la tele y comunicarnos entre nosotros. Esa es una de las cosas positivas que veo de estar las 24 horas juntos: tenemos más charla y eso lo recomiendo mucho que lo hagan. Son las cosas que vamos a recordar como una buena experiencia. Comunicarnos y mirarnos más a los ojos. Y menos celular, sobre todo en el almuerzo y la cena.
SEGUÍ LEYENDO