Hace unos meses el debate era: ¿Érica Rivas participará o no de la producción teatral de Casados con hijos? Mientras los demás miembros del elenco firmaban el contrato, Érica se debatía sobre si aceptar o no y negociaba con los productores de la obra. El guión todavía no existía y las preguntas que se hacía Érica tenían que ver, fundamentalmente, con cómo sería volver a contar hoy la historia de los Argento, en un programa de televisión cuya primera emisión fue el 12 de abril de 2005.
Los tiempos cambiaron, muchas de las narrativas que antes nos hacían reír o nos enamoraban hoy nos incomodan (esto quedó claro luego de que Rebelde Way estuviese disponible en Netflix). Si bien hay algunos chistes machistas que todavía pasan desapercibidos, la preocupación de Érica es una preocupación vigente en el movimiento feminista: ¿qué historias queremos contar y cómo queremos contarlas? Y por eso, dentro de su negociación con los productores de la obra, pidió poder participar de ciertas decisiones, poder revisar el guión (que todavía no estaba escrito), y que quienes lo escribiesen recibieran asesoramiento de alguna mujer feminista. Propuso, entre otros, el nombre de Malena Pichot.
“Si a mí Erica me hubiese dicho: ‘Che, ¿querés participar de esto?’, le hubiera dicho que no -aclaró Pichot en su programa de radio emitido en Futurock-. Por miles de razones. Una de ellas es que es muy inocente creer que alguien puede modificar un proyecto tan armado, tan exitoso y de tantos años como es Casados con hijos. Hasta me parecería una falta de respeto estar ahí diciendo lo que esa gente tiene que hacer y lo que no. Hay una inocencia en creer que algunos productos se pueden cambiar. Es muy difícil escribir y mucho más difícil escribir con alguien que no quiere que estés ahí. Yo sé que Érica me mencionó desde un lugar noble y con las mejores intenciones y también con cierta inocencia. Me hacen quedar a mí como una hincha pelotas que quiere cambiar cosas de algo que la gente ama y eso me da por las pelotas; yo jamás lo hubiese hecho. Por otro lado, para mí, Casados con hijos no es el eje del mal”.
Luego de esto, Érica Rivas fue desplazada del proyecto. Mientras los productores argumentaron que era por motivos de tiempos de la actriz, que se pisaban con otras producciones, Érica publico un comunicado donde aclaraba que ella estaba dispuesta a firmar y que había entendido que volvería a encarnar a María Elena, pero que los productores le informaron por WhatsApp que ya no formaría parte del proyecto. Intuimos, entonces, que sus requisitos les parecieron demasiados.
En las últimas horas se filtró un mail que Érica Rivas envió a Diego Alarcón (uno de los escritores de la obra) luego de leer los guiones de algunos spots. La idea de esta “filtración”, supongo, tenía que ver con mostrar el otro lado, la otra cara, una justificación para esos productores que echaron a su actriz por WhatsApp, un “miren por qué la echamos”. El mail en sí mismo es una lista de observaciones, punto por punto, de ciertas cosas que a Rivas le parecen poco ingeniosas. Advierte la actriz al principio del mail: “Disculpá si son subidas de tono, pero es lo que me sucede y quedé en que iba a estar en el proyecto diciendo todo lo que pienso”.
Los puntos de crítica hacían referencia, fundamentalmente, al remate de los chistes que, en definitiva, es donde aparece la ideología detrás de la obra y el mensaje que se quiere dar. La actriz critica, por ejemplo, que se hagan bromas sobre una mujer que no se depila los bigotes cuestionando su femineidad y no otros donde se cuestione, por ejemplo, la masculinidad de Pepe, el protagonista. "¿Seguimos pensando que una mujer que no se depila es algo gracioso? ¿Por qué debería depilarse? O, por ejemplo, chistes donde el veganismo queda, según ella, ‘como algo pelotudo’ -sostiene Érica-. Si se van a hacer chistes con eso, se podrían hacer para otro lado también”. En este sentido, su planteo no tiene que ver con un chiste en particular, sino con el espíritu de la obra en general (¿cuál es la ideología detrás?).
De todas maneras, es difícil opinar sobre el análisis de un guión que no leímos. ¿Podemos criticar los remates que propone Érica para un chiste si no leímos el chiste? ¿O los comentarios de un guión, cuando no sabemos de qué guión se está hablando? Incluso, ¿podemos opinar sobre el mail que envía a los guionistas una actriz si no sabemos qué fue lo que arregló previamente con ellos? Por ejemplo, si Érica arregló que iba a opinar de los guiones (como pareciera ser que hizo, por su encabezado en el mail), ¿cuál sería el problema en marcar ciertas cosas que no le gustan? Y yendo más a fondo: ¿por qué está mal que una actriz, sea Érica Rivas o cualquier otra, opine activamente sobre los proyectos de los que participa? ¿Si una actriz es la cara visible de un proyecto, por qué no tendría derecho a la hora de cuestionar la ideología que se esconde detrás, solapadamente? Quizás lo mejor hubiera sido que el guión estuviese escrito desde un principio y que la actriz pudiese responder, directamente, sí o no.
Ahora bien, esto no quiere decir que haya que estar de acuerdo con Érica en todo lo que plantea, sino que a las cosas hay que tratarlas y analizarlas en su contexto. Como cada vez que se invade la privacidad de una persona y se filtran cosas de índole íntima o privada, es muy difícil juzgar desde afuera, porque para tener una opinión formada es necesario mirar la pintura completa.
Sin embargo, en las redes y fundamentalmente en los medios, se reprodujeron las opiniones que juzgan a Érica como una artista que estaba metida de más en algo en lo que no debería. Incluso la catalogaron de mala actriz porque, según estas voces, debería ser más versátil. Compararon su intromisión en el guión con, por ejemplo, querer o no actuar de un personaje que es políticamente incorrecto. Un violador, un asesino, incluso Hitler. Sin embargo, por lo que se deduce de los dichos de Érica, lo que ella plantea no tiene que ver con no querer actuar de una mujer con ciertas características sino con el mensaje que esconde la obra: no es lo mismo actuar de Hitler que hacer guiños al público señalando lo gracioso que es matar a un judío. Tampoco es lo mismo que el personaje de Guillermo Francella se ría de ciertos chistes que el hecho de que el chiste se convierta en un guiño al público. El problema acá no sería interpretar a un personaje machista sino, por ejemplo, seguir riéndonos de una mujer que no se depila el bigote.
Este debate, creo, podría ser mucho más interesante si estuviésemos dispuestos a corrernos del lugar de querer encasillar al bueno y al malo, a la víctima y al culpable. Si nos corriésemos también del chisme y del morbo, quizás podríamos dar lugar a lo que realmente importa, y que va mucho más allá de los chistes de Pepe, o de la actriz que se rehúsa a interpretar ciertos personajes. Lo que Érica está planteando es: las obras deben actualizarse a su tiempo. Casados con hijos fue exitoso y nos reímos de y con los Argento durante años. Ahora, ¿siguen dándonos gracia esos mismos chistes? 15 años después, ¿qué historias nos interesa contar?
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