“Ayer nomás/ pensaba yo si algún día/ podría encontrar/ alguien que me pudiera amar”. Con la voz de Litto Nebbia de fondo –en la versión con letra modificada que Los Gatos editaron en 1967 con autorización de los autores Pipo Lernoud y Moris, para poder saltar la censura impuesta por el dictador Juan Carlos Onganía; la original escrita por esas dos leyendas del rock local era una auténtica canción de protesta– un hombre de treintaipico camina pensativo por una calle porteña con un sobretodo negro. Una imagen lo suplanta y la música cambia: ahora un adolescente hace fuerza en un gimnasio, mientras suena Lost In You, de Rod Stewart.
Hace 30 años se estrenaba Amigos son los amigos, una comedia que, por esa combinación de generaciones –y también de estilos musicales– que encarnaban sus protagonistas Carlos Calvo y Pablo Rago conquistó el corazón del público y se impuso como uno de los grandes sucesos televisivos de la historia local.
El año había comenzado con una novedad para las pantallas argentinas: tras las privatizaciones llevadas adelante por el gobierno de Carlos Menem, nuevos dueños llegarían, desde enero de 1990, a hacerse cargo de los canales 11 y 13. En el caso de la señal que llegaba a los televisores desde el barrio porteño de San Cristóbal, fue el grupo empresario dueño de la Editorial Atlántida el que tomó las riendas (el 13, en tanto, quedó en manos de Clarín, sus propietarios hasta la actualidad).
Con aires de renovación, cada empresa quería mostrar que llegaban nuevos tiempos. El hasta entonces líder, Canal 9, propiedad de Alejandro Romay, pasó el verano saboreando el éxito que había vivido con la telenovela La extraña dama –que terminó en enero, después de meses de enorme rating– y se empezaba a preparar para una batalla difícil con el comienzo de la nueva década.
Tal como describieron los periodistas Silvia Itkin, Carlos Ulanovsky y Pablo Sirvén en su libro Estamos en el aire, el Zar de la televisión “se preocupa por el futuro: en el 13 desembarca en el área de programación el experimentado cubano Jorge Ignacio Vaillant, que viene del 11, a la vez que Gustavo Yankelevich es convocado para hacerse cargo de su pantalla”.
Los temores del director de Canal 9 eran más que fundados. Sobre todo porque Canal 11, que pasó a llamarse Telefe, comenzó por esos tiempos con una fuerte campaña publicitaria, al mando del experto David Ratto, quien se hizo cargo de remozar la señal y de darle una estética festiva, con los colores y las célebres pelotitas que se convirtieron en un emblema que se mantiene hasta la actualidad.
La incorporación de Yankelevich, que tenía entonces 40 años, haría el resto. Tal como describen los periodistas, a Canal 9 “muy pronto el flamante Telefe se le pondrá a tiro y lo superará fugazmente en junio, para superarlo definitivamente a partir de septiembre”.
“A Romay lo pone contra las cuerdas en pocos meses con varias acciones: apuesta a 15 horas semanales de telenovelas y a la compra de los derechos de emisión de eventos deportivos y espectáculos de gran impacto”, apuntan los autores de Estamos en el aire.
En medio de programas que quedaban de la temporada anterior, como Polémica en el bar con Gerardo Sofovich, y algunas telenovelas extranjeras “enlatadas”, se empezaron a ver de a poco cambios. Telefe empezó a tener éxitos inesperados, como la emisión de El mundo de Disney a las 20, o el programa de chimentos Indiscreciones, comandado por Lucho Avilés, que se emitía a la llamada “hora de la siesta”.
Se sumaban más cambios: a mitad de año los canales mostrarían el Mundial de Italia ‘90 y ya se empezaban a preparar para facturaciones importantes en términos de publicidad.
En la ficción, una de las innovaciones que más rindió fue la telecomedia Amigos son los amigos, que llegó a comienzos de mayo de 1990, con Calvo y Rago a la cabeza, además de Cris Morena, entonces esposa de Yankelevich y futura figura del canal.
La premisa fue reunir a un treintañero inmaduro con un adolescente serio, una suerte de Extraña pareja criolla integrada por el hijo de un fletero y un joven que intentaba encontrar un destino con su banda de rock. Uno de boca, uno de River puestos por las circunstancias a convivir en un loft hasta hacerse amigos entrañables.
El día elegido para la emisión, los martes a la noche, no fue casual. En Canal 9, por entonces, salía al aire el exitoso y polémico Socorro, quinto año, que a fuerza de un lenguaje coloquial, escenas subidas de tono para la época y temáticas adolescentes llegaba a marcar más de 30 puntos de rating.
Pero había algo más. Según señaló el guionista de Amigos son los amigos Ricardo Rodríguez en una entrevista, además del temor de competir con un programa tan instalado como el del 9, Telefe no quería mover de día la serie Nam primer pelotón, que los miércoles era un suceso.
Finalmente salieron al aire al mismo horario que Socorro, quinto año, que ya empezaba a tener problemas con el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), la entidad por aquellos años a cargo de aplicar la antigua Ley de Radiodifusión. Al mes, la dupla Calvo-Rago se impuso y pasó a liderar en audiencia.
Según señalaron los protagonistas en distintas notas periodísticas, la fórmula de la comedia de enredos –matizada con escenarios y personajes de Buenos Aires bien reconocibles: la familia de fleteros, los amigos Paco y Manija, dueños de un videoclub, entre otros– funcionó de entrada.
Al ver la gran repercusión que empezaba a tener en el público, los guionistas comenzaron a ponerle cada vez más elementos del propio Calvo a Carlín Cantoni, el protagonista. Así fue que a los diálogos empezaron a sumarle entonces expresiones que se recuerdan hasta hoy: “péndex”, “vos fumá”, “es una lucha”, “Carlín, el macho del pirulín”.
La propuesta, además, venía con otra novedad. Tal vez en sintonía con la época –poco tiempo después se introduce, con éxito, el formato radial de “top 40” con canciones exitosas de géneros musicales bien diversos, con FM Hit, del mismo grupo empresario que Telefe, a la cabeza– Amigos son los amigos proponía, ya desde su apertura, una musicalización que era parte central de su contenido.
De hecho, en 1991 se editó y tuvo gran éxito la banda de sonido de la tira, que incluía por supuesto a Los Gatos con Viento dile a la lluvia, pero también canciones de Roxette, Queen, Locomia y Sergio Denis que se escuchaban en el programa.
Al comando de los guiones se encontraba el veterano libretista Augusto Giustozzi, popularmente conocido como Gius, junto a Rodríguez y Gustavo Barrios.
En el elenco estaban, además, actores de gran trayectoria. Enzo Viena interpretaba al padre de Carlín, dueño de la empresa de fletes, Mabel Landó, Menchu Quesada, Luz Kerz, Jorge Paccini y Gabriel Laborde, entre otros.
La prensa de la época recibió con buenos ojos la propuesta. “Por ahora el rol de (Carlos) Calvo es el de un fletero que trabaja con su padre, un buen tipo, con romances a granel y que habita por el momento en el departamento alquilado a una mujer que vive en el extranjero. Esa mujer es la madre del chico, el otro vértice de la historia”, publicó en su edición del 5 de mayo de 1990 el diario Clarín.
“Puede extendérsele a Amigos son los amigos un cheque en blanco porque, en principio, tiene los elementos para convertirse en una historia bien contada. Lo que no es poco”, concluyó el diario.
A mediados de 1990 Amigos son los amigos se convirtió en un éxito rotundo que llegó a tener tres temporadas de gran suceso en Telefe, cuando el canal se consagró definitivamente como líder, y luego una más en Canal 9.
De alguna manera, el programa le abriría el camino al resto de las telecomedias que integrarían una franja imbatible a las 21 y sería la marca registrada del canal en los ‘90 con Brigada Cola, Grande Pá, Mi cuñado, entre otras, que se lucían tres décadas atrás con grandes figuras, familias de clase media y una iluminación resplandeciente.
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