La cuarentena total genera un impacto en la vida de todas las personas que debieron cambiar sus hábitos y rutinas. Los artistas no escapan de esta realidad y forman parte de uno de los sectores más golpeados ya que no pueden trabajar y no generan ingresos. Este el caso de Adabel Guerrero, quien se encuentra aislada con su pequeña familia.
La bailarina pasa los días en su departamento acompañada por su marido, Martín Lamela y su hija, Lola, de dos años. En diálogo con Teleshow, cuenta que se encuentra dedicada full time a la maternidad y a las tareas domésticas. No está haciendo teatro porque se suspendieron las funciones de todas los espectáculos. Además, tiene cerrada su escuela de danzas y por el momento solo dan clases online a las alumnas.
En el día a día, la pareja se turna para hacer las compras de los alimentos y otros productos necesarios. “Tratamos de salir 1 vez por semana como mucho, pero a veces tenemos que salir a comprar alguna que otra cosa que se nos olvidó o se nos fue terminando y necesitamos reponer, por ejemplo pescado, yogurt o leche, cosas que por ahí fuimos a comprar al supermercado y no había en stock. Entonces tenemos que volver a ir al otro día para ver si ya repusieron”, relata Guerrero.
La profesora de danzas asegura que no tiene un rincón preferido de su vivienda, ya que tiene su hogar dividido por sectores en los que hace diferentes actividades: “Hay un rincón de los juegos de Lola donde jugamos la mayoría del tiempo. Tengo un rincón en mi habitación donde lo preparé para tener mi espacio y poder estudiar, hacer cursos online, escribir, hacer tutoriales para Instagram. Actividades que son más personales que familiares. Ahí tengo un poquito de intimidad durante el día, ya que con Martín estamos compartiendo las 24 horas en este departamento”.
Para la gran mayoría de las personas una de las cuestiones más dolorosas de esta cuarentena es no poder ver a los seres queridos, aunque las tecnologías cumplen un rol fundamental para estar comunicados. Adabel lamenta no poder compartir momentos con su papá, Eduardo. Ellos no tuvieron vínculo durante once años hasta que se reconciliaron por el nacimiento de Lola.
“Cuando todavía éramos muy chiquitos, mi papá se fue a Estados Unidos a conseguir plata para que nosotros viajáramos con él, pero en ese lapso con mi mamá se separaron. Mi infancia fue muy dura, muy difícil”, había relatado Guerrero en el programa Quién quiere ser millonario. A los 17 años, su mamá murió y tampoco mejoró la relación con Eduardo. Cuando se convirtió en mamá, la bailarina decidió dejar en el pasado viejas diferencias para que Lola pudiera disfrutar de su abuelo.
“A mí me da mucha tristeza no poder ver a mi papá porque después de tantos años sin vernos habíamos recuperado el vínculo y ahora anda saber cuando nos vamos a poder ver, hasta que salga una vacuna contra el coronavirus. Me genera tristeza porque se pierde el crecimiento de Lola”, afirma a Teleshow. También lamenta que la pequeña no pueda ver tan seguido a sus hermanos mayores, Valentino y Thiago (los hijos de Martín de una relación anterior), con quienes convivieron durante la temporada teatral de verano en Villa Carlos Paz. Solo para el cumpleaños de la ñiña, Martín trajo a los pequeños para que la pudieran saludar a su hermanita. A pesar de que fueron criticados en las redes sociales, está permitido que los padres separados lleven o traigan a sus hijos a la casa del otro progenitor.
Por otra parte, la bailarina admite estar preocupada por la economía de la familia: “Es muy difícil porque tanto Martín como yo si no trabajamos en el día a día, no cobramos ningún sueldo. Todo lo que es teatro está parado y quién sabe cuando va a retomar. Martín a lo que se dedica (venta de vehículos) tampoco puede salir de casa porque no tiene autorización. En nuestra escuela de danza, hicimos todas las clases on line, pero de todos modos no es lo mismo”.
Más allá de esta cuestión, Adabel intenta pensar en positivo y se mantiene muy activa con los cuidados de su beba que le demandan gran parte de su tiempo. Y no deja de aprovechar los ratos libres que tiene para realizar algún curso por Internet, leer algún libro o informarse sobre temas que le interesan.
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