Joaquín Sabina se encuentra en su casa situada en la ciudad de Madrid, cumpliendo con el aislamiento en plena cuarentena. Pero el popular artista lleva varios meses encerrado, ya que todavía se está recuperando de una fuerte caída que sufrió el pasado 12 de febrero mientras estaba dando un concierto con Joan Manuel Serrat en el Wizink Center.
El artista de 71 años se cayó unos dos metros del escenario y fue retirado del lugar en camilla. Antes de ser hospitalizado, apareció en una silla de ruedas empujado por Serrat y explicó que el concierto sería cancelado. “Estas cosas me pasan solo en Madrid, lo siento muchísimo, me he dado un golpe muy fuerte en el hombro”, dijo a sus seguidores.
Estuvo once días en el Hospital Ruber Internacional de Madrid, donde le diagnosticaron “traumatismo de hombro izquierdo, torácico y craneoencefálico”. En una entrevista radial con Beto Casella, Serrat habló del delicado cuadro de su colega: “Joaquín se pegó un porrazo terrible que le provocó un derrame en la cabeza del cual tuvo que ser intervenido en un par de ocasiones y tuvo una fractura triple en el hombro”. Finalmente, el 23 de febrero recibió el alta médica.
Su primera aparición pública fue a comienzos de abril cuando lo fotografiaron mientras se encontraba en el balcón de su casa aplaudiendo al personal médico. Ahora, el intérprete dio su primera entrevista a través de Skype con el periodista Jordi Évole para recordar el accidente y contar detalles de sus días en cuarentena.
“Yo creo que cometí un error, pero Serrat dice que no, que fue una cosa muy rara. Yo llevo casi 40 años en esto, siempre antes de salir al escenario pienso que eso puede suceder, y siempre estoy atento. Debí cometer algún error, sé que me enrolle en un cable y que el siguiente paso me pegué un hostión, el hostión fue más fuerte de lo que pensáis, ando con dos operaciones, una aquí (se señala el brazo), tengo hasta titanio y otra de un hematoma en la cabeza”, aseguró entre risas el cantante español.
“Me acuerdo de estar ya en el suelo y con un dolor en el hombro terrible. En un momento pensé: ‘Voy a volver a salir’. Pero los médicos y las enfermeras me dijeron que no podía y efectivamente no podía. Mi primo, el catalán, que tiene un corazón de médico de primeros auxilios, me sacó en silla de ruedas, cosa que yo había jurado que jamas saldría de un escenario en silla de ruedas”, agregó.
Además explicó que se encuentra bien de salud, aunque lamenta no poder tocar la guitarra porque tiene el brazo inmovilizado. “Esto me impide moverme cómodamente, pero me encuentro muy bien. En los últimos días llevo un poco peor, porque me parece atroz no poder ver a mis hijas, no poder darles un beso, también a mis amigos. Además como no uso redes sociales y Skype en este terreno estoy muy aislado. Yo he llevado muy bien la soledad y puedo estar en casa en un rincón leyendo un libro. La soledad no es el problema, sino la prohibición de besar o abrazar a la gente que amas”.
Durante la charla, Sabina se lamentó por la muerte de algunos colegas, como Luis Eduardo Aute. “La muerte me parece un crimen atroz y una injusticia. No tengo la menor intención de morirme, que se muera la muerte”, señaló. Y sobre esta pandemia manifestó: “Es apocalíptico, uno no puede acostumbrarse a este espanto”.
Por último, relató que cuando estuvo internado escribió algunos sonetos y canciones, pero en su casa no pudo seguir componiendo. “Creo que este tipo de confinamiento da más para la meditación personal para los diálogos con uno mismo, si eso significa algo que, para hacer cosas para el exterior. Yo mismo me digo: ‘Imbécil’, y el otro me dice: ‘Pues anda que tú,’ (risas). Lo que hace todo el mundo, una especie de repaso de tu vida, de qué cosas te avergüenzan y qué cosas no”, finalizó.
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