La situación era impensada hasta hace apenas un mes. Pero Susana Roccasalvo no tuvo más remedio que acostumbrarse a una nueva rutina debido al aislamiento social impuesto por el gobierno argentino. Por un lado, comenzó a conducir Implacables, su programa de El Nueve, desde su casa. Y, por el otro, empezó a llevar adelante las tareas de la casa como limpiar y cocinar. Pero, salvo por el hecho de no poder ver a su hija, Belén, la verdad es que está llevando bastante bien la cuarentena. Y, según cuenta, a pesar de no tener contacto absolutamente con nadie, no perdió la costumbre de arreglarse todos los días.
—¿Pasás la cuarentena completamente sola?
—Sí, solita. Y, la verdad, creo que la más sorprendida de todos soy yo, después viene mi terapeuta... Porque a nadie le gusta la soledad. Yo soy una mujer que salgo mucho y estoy permanentemente activa con diferentes grupos de amigos. Ya sea en la semana o después del programa, siempre me veo con gente. Pero la estoy pasando sola, acá en casa. Hace dos años que me mudé y, como uno siempre hace cuando llega y quiere ordenar todo, puse un montón de cajas en la parte de arriba de mi vestidor. Y después de tanto tiempo ni me acordaba qué había en ellas. Así que ahora empecé a bajarlas y me fui encontrando con un montón de cosas. Con eso me voy entreteniendo. También leo libros que por ahí tenía por la mitad, de algunos capaz que me faltaban cuarenta hojas. Y miro mucha tele y películas.
—Sos una persona que suele ir a comer mucho afuera, ¿cómo te estás arreglando con la comida?
—A los 20 años, cuando me casé, yo ya sabía cocinar porque me gustaba. Para mí, la cocina es mover las manos, estar activa... Yo estaba mucho con mi abuela en mi casa, donde cocinaba ella, y fui aprendiendo. Cuando me fui a vivir con el padre de mi hija, cocinar era algo más de las cosas de la casa que tenía que hacer. Así que fui aprendiendo a hacer otras comidas. La tía de mi primer marido me enseñaba algunos platos que ella hacía y yo anotaba. Después seguí con el libro de Choly Berreteaga, que el día que la conocí fue como estar frente a Borges, Y así transcurrió mi vida hasta que entré al medio y dejé de cocinar las tortas de cumpleaños de mi hija o la comida de Navidad. Porque, cuando Rumores me atrapó, ya no tenía más tiempo para la cocina. Pero ahora volví a hacerlo y eso no se pierde.
—A pesar de quedarte en tu casa, seguís al frente de tu programa. ¿Cómo hacés con un tema fundamental para salir en cámara como es la peluquería y el maquillaje?
—La vida te da sorpresas, como la de este maldito virus que estamos padeciendo en todo el planeta. Y yo terminé conduciendo desde mi casa, cosa que nunca me hubiera imaginado. Así que, como todo está cerrado, como dice la frase, es todo “fatto in casa”. No hay más peluquería: Roccasalvo tiene el pelo ondulado, que detesta totalmente y por eso siempre me ven de cabello lacio. Pero no me lo sé manejar, más que en la parte del flequillo. O sea que me lavo el cabello y trato, como cuando me voy de vacaciones, de secarme la parte de arriba y dejar que el resto quede así. El maquillaje es fácil porque yo ya me maquillo sola en el canal. Quizá, algún día si no me siento bien pido un poco de asistencia de las maquilladoras estupendas que hay en El Nueve. Pero me acostumbré de la época en la que el chimento llegaba a último momento y yo tenía el celular en la oreja mientras me maquillaba. O sea que no es mucho problema para mí el maquillaje. Sí el pelo, ¡por favor!
—¿Sos de las que normalmente se visten y se arreglan aunque no tengan que salir? ¿O te la pasás todo el día en pijama, a menos que tengas que hacer tu programa?
—Si hay algo que tengo que decir, es que esta situación me ha modificado los horarios de dormir y de levantarme. Me estoy acostando a las dos y media o tres de la mañana. Y me estoy despertando tipo once, que me tiro de la cama porque no me gusta. Entonces, lo primero que hago es desayunar, mientras miro los noticieros del exterior para ver cómo sigue el tema del COVID-19 en Europa. Y después sí: me pongo base, corrector, un poco de rubor, me pinto los labios y me visto. Ando en zapatillas, porque aprovecho a no usar tanto taco. Pero necesito verme bien. Después, me pongo a hacer algunas cosas de la casa, hago la cama, paso un poquito la aspiradora... Y mientras, tengo el televisor prendido en un canal en el living y en otro en el dormitorio, así escucho todo. Pero trato de arreglarme porque si no me deprimo.
—Para terminar, ¿qué es lo primero que vas a hacer cuando se termine esta cuarentena?
—¡Tantas cosas! Caminar por la calle, manejar, encontrarme con todos mis amigos... Ahora, todo el mundo promete: “Te prometo que comemos”, “te prometo que salimos”. Te prometen todo, porque todos estamos con ganas de salir, de encontrarnos y de hacer la vida normal que teníamos hace un mes. Así que no sé qué va a ser lo primero. Seguramente, los permisos van a ser escalonados. No sé cuándo volveré a mi lugar de trabajo, cuando me voy a reencontrar con mis compañeros. No sé si lo primero que haga será ir a la peluquería, aunque hoy eso está en segundo lugar. Sí tengo muchas ganas de abrazar a mi hija, aunque con ella hago muchas videollamadas todos los días. Así que no sé qué, pero sí que voy a salir a la calle y respirar aire. Yo espero por todo el mundo que esto termine muy pronto. Y creo que, si nos quedamos en casa como corresponde, va a ser todo mucho más rápido.
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