El aislamiento social obligatorio trajo aparejado, en gran parte de la sociedad, el cambio de hábitos. Y hasta miradas más profundas. No son pocos los que piensan que de acá en más surgirá una nueva manera de reflejarse, no solo ante el mundo, sino con las personas que tenemos al lado. El estar encerrados, de alguna manera, lleva indefectiblemente a hacer balances. Cuestiones que se suelen darse a fin de año empezaron a reflotar en los tiempos que corren, con el coronavirus como protagonista determinante.
De ante mano, se empiezan a extrañar cosas, situaciones, por mayores o menores que sean. A un mes del comienzo de la cuarentena, poder sobrellevar todo lo que nos rodea se vuelve trascendental.
¿Cómo está viviendo todo este proceso Chechu Bonelli? “Sinceramente muy bien -le cuenta a Teleshow la conductora de SportsCenter, en ESPN-. Aunque se extrañan cosas de la rutina, sabemos que en este momento es donde nos tenemos que quedar en casa porque con eso, a través de guardarnos, estamos colaborando con lo que debemos hacer. Es un compromiso propio y a su vez con los demás. Lo que más extraño de salir a la calle es ir todas las mañanas al canal, ver cómo se prender la luz roja de la cámara y saber que le estamos llevando todas las noticias a los amantes del deporte”.
Pero las emociones se entrelazan. Porque como por un lado lo laboral se vuelve esa zanahoria que desde lejos la llama, por otro, puertas adentro, vive su mejor momento con su familia, con su pareja, el futbolista Darío Cvitanich, y sus dos hijas, Lupe y Carmela. “Con Darío somos muy caseros y lo bueno de esta cuarentena es que nos cruzamos permanentemente. Disfrutamos mucho estar en casa, nos conectamos, nos divertimos. Habitualmente, con todo en la normalidad, no es así por nuestras rutinas y horarios, que son muy diferentes. Sinceramente, viéndolo desde este lado, empiezo a pensar e imaginarme cuando todo esto termine, todo lo que nos vamos a extrañar”.
Hablando de la unión, de todo lo que forjaron juntos, los planes familiares se incrementaron desde lo que es de público conocimiento obliga a quedarse cada uno en su casa. Las obligaciones llaman y ahí están ellos, como padres, al frente de la organización. “Nosotros nos levantamos muy temprano porque el colegio al que van las nenas implementaron las clases online tres veces por semana, así que nos levantamos tempranito, desayunamos todos juntos, y nos ponemos a hacer las tareas de las dos nenas”.
Por otra parte, en sus redes sociales, contó que desde que no sale de su casa subió dos kilos. Cuando lo contó en Instagram, los comentarios de sus seguidoras de multiplicaron, con críticas pero también con mensajes positivos. “Yo siempre fui flaca, por naturaleza -dice Chechu-. De hecho, a mi mamá le decían Tero y yo heredé su cuerpo. Nunca tuve un problema de salud, siempre fue por algo genético. Lo que pasó ahora es que tuve la oportunidad de subir dos kilos, y lo disfruto y lo celebro porque sigo comiendo”.
En relación a las tareas del hogar, la cocina se volvió un hábito en el que todos conviven. "La pasamos bien, nos divierte mucho con Darío y las nenas colaborar con ese tema. Todo arranca cuando comenzamos a pensar qué vamos a comer a la noche. Nos dividimos las tareas y, sin darnos cuenta, pasó a ser una nueva actividad compartida. Las chicas se súper copan viendo cómo todos colaboramos con todo, hasta con la tarea de levantar los platos y los vasos de la mesa”.
Por último, algo más reflexiva, Bonelli detalla las enseñanzas que le está dejando este aislamiento. Tal vez, ciertas cuestiones vayan a cambiar y así lo entiende ella, desde su lugar. “El tema del aprendizaje es algo importante en el que deberíamos hacer hincapié. Cuidarnos entre todos y cuidar la naturaleza es algo que no atendemos. El acercamiento desde lejos con los seres queridos también. Para mi familia siempre ha sido uno de los valores fundamentales y se ha fortalecido. Ese tomar conciencia nos permitió, como valor agregado, que las nenas, desde chiquitas, lo aprecien”.
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