Sergio Lapegüe y su rutina en cuarentena: “Hago el noticiero en pijama y camisa”

El periodista es asmático y, como entra dentro del grupo de personas de riesgo por el coronavirus, su médico le ordenó que trabajara desde su casa

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Sergio Lapegüe
Sergio Lapegüe

Es periodista. Y, como tal, no hay nada que ame más que la adrenalina de la información. Sin embargo, apenas se declaró la pandemia del coronavirus, Sergio Lapegüe recibió la noticia que menos esperaba: su médico le comunicó que era una persona de riesgo y que, a partir de ese momento, debería trabajar desde su casa. “Cuando me dijeron eso pensé: ‘¿Cómo hago con tres trabajos distintos?’”, contó el conductor de Tempraneros (TN), Noticiero Trece (El Trece) y Atardecer de un día agitado (La 100), en diálogo con Teleshow.

—¿Cuál es tu problema de salud?

—Yo tengo asma de toda la vida, con crisis agudas que hacen que se me cierre el pecho y no pueda respirar. Es tremendo, porque es como morirse. Así que tengo que tener siempre los medicamentos al lado para zafar. Pero soy un workaholic: me levanto a las cuatro de la mañana todos los días y hasta las nueve de la noche no vuelvo a casa. Eso, sin contar mi trabajo con la música, las charlas motivacionales que doy y la conducción de eventos. O sea que, cuando me dijeron que me tenía que quedar en casa, fue como un mazazo en la espalda.

—Pero era por tu bien...

—Sí, claro. Además, es el mejor lugar dónde uno puede estar. Yo amo mi casa y mi familia. Y siempre, cuando estoy saliendo para el trabajo, miro al cielo y digo: “¡Con qué ganas me quedaría!”. Pero, cuando me lo ordenó el médico, dije: “No, yo no me puedo quedar....”. Lo que pasa es que, ni bien se entraron en el canal y en la radio, me dijeron que tenía que hacer teletrabajo. Y me mandaron la cámara y las luces como para que haga todo desde acá.

—¿Y qué tal se siente?

—Estoy haciendo un trabajo parcial, porque no estoy todo el tiempo al aire, pero sí estoy todo el tiempo enganchado porque en cualquier momento puedo salir. Y la voy llevando como puedo, Pero siempre con humor, porque yo soy un tipo muy divertido.

—¿Cómo hacés para no perder la buena onda?

—Soy así desde chico. En el colegio era igual, en la facultad lo mismo...Y en mis primeros años de trabajo también.

—Pero un periodista siempre quiere estar cuando la información quema...

—¡Obvio! Yo tengo muchas ganas de ir al canal, no aguanto más. Quiero estar ahí. Además, soy muy ansioso. Según mi mujer, Bochi, soy “intenso”. Y hoy esa intensidad la traslado a mi familia. Porque estoy todo el día trabajando e informándome, pero desde el living de mi casa. ¡Y en pijama!

—¿Perdón?

—Sí: yo salgo al aire en pijama y camisa, porque total lo único que se ve es la parte de arriba.

Sergio Lapegüe haciendo el noticiero en pijama (Video: Instagram)

—¿Sabías que te criticó Jorge Lanata por no cuidar la “escenografía” de tu casa para el vivo?

—Me lo dijeron. Y se ve que algún peso debe tener en el canal, porque enseguida me mandaron un equipo de técnicos que me explicaron adónde apuntar con la cámara para que se vea mejor. Ahora muestro más el living. Pero bueno, yo no manejo el tema de las luces y esas cosas. Yo estoy preparado para pararme y hablar, no para ver qué tengo detrás y hacer el mejor foco... Así que tuvieron que venir especialistas. Pero mi participación en el programa sale bien. El problema es el delay, que son cinco o seis segundos que parecen no terminar nunca...

—¿Y cómo lo resolvés para que quede prolijo al aire?

—Mi jefe me pega un grito más o menos cuatro segundos antes de que terminen mis compañeros, así que cuando yo empiezo a hablar todavía estoy escuchando a una persona que no terminó de decir lo suyo. Pero es la única manera de comer un poco el delay. Es todo un aprendizaje. Y sí, tengo ganas de estar en el canal porque ese es mi lugar. Lo mismo que la radio. Pero esto es lo que me toca. Además, si el virus me ataca a mí es un riesgo porque, según lo que dicen los infectólogos, va directo al pulmón. De todas formas, me da mucha bronca porque yo me siento bien.

—¿No tenés miedo? ¿O sos de los que se creen inmunes a todo?

—Es cierto que uno a veces se siente todo poderoso. A tal punto que yo no quería dejar el canal. El domingo que comenzaron las restricciones, el presidente habló de los asmáticos y yo seguí yendo a trabajar hasta el jueves siguiente, que me dijeron: “Gracias por todo”. Y tanto el canal como la radio estuvieron de acuerdo con que tenía que estar en mi casa para cuidarme, así que no me quedó otra. Pero está bueno también lo que estoy haciendo acá porque, en casi treinta años de casado, es la primera vez que estoy con mi mujer y mis hijos, Mica y Elvis, los cuatro juntos sin que sean vacaciones.

—Por lo que se ve en las redes, tu familia es bastante particular...

—Mi hijo tiene 22 y es el único bajo perfil, que ahora se recibió de Licenciado en Administración de empresas. Mica, que tiene 26, es actriz y la rompe con videos muy divertidos en las redes. Y mi mujer, que es ama de casa, ahora se convirtió en una especie de Influencer: ella no entiende nada, graba y sube todo sin editar y sin mirar ni si salió bien, pero ya tiene más de cincuenta mil seguidores.

—¿Y cómo recibió el grupo tu presencia en la casa?

—Es complicado, más que nada, para Bochi (su mujer). Porque yo estoy trabajando todo el día. Y ella, con razón, me reclama que no hago nada para la casa. Yo le digo que no tengo tiempo, ella me dice que sí...Entonces, en medio de la pausa, por ahí aprovecho para ir a cargar el agua o sacar la basura. Pero admito que no soy fácil.

Sergio junto a su familia (Foto: Instagram)
Sergio junto a su familia (Foto: Instagram)

—Debe ser difícil hacerles entender que, aunque estés en casa, estás en horario de trabajo. ¿No?

—¡Exacto! Y es difícil hacérselo entender, sobre todo, porque me ven en pijama. Es un laburo eso. Porque, además, yo necesito silencio tanto para el vivo de la tele como para la radio. Es decir que yo tengo nueve horas de aire, en las que necesito que nadie hable en casa.

—¡Tremendo!

—Sí. Con mis hijos la llevo bastante bien, porque se divierten conmigo. Yo soy muy jodón y me la paso jugando al ping pong con el Elvis o actuando con Mica. Pero mi mujer es la que hace todo y paga las consecuencias de tener un marido intenso, en su casa, las 24 hs. del día, vaya a saber hasta cuándo...

—Tené cuidado, porque dicen que va a haber una taza muy alta de divorcios post cuarentena.

—Es cierto eso. Bueno, nosotros dos ya nos sacamos el anillo.

—¿Cómo?

—Fue así. Yo siempre que tomo mate en el fondo, me saco el anillo porque me aprieta. El otro día ella me vio y me dijo: “¡Te sacaste la alianza!”. Pero ella también se la había sacado, porque para poder limpiar y desinfectar tuvo que quitarse el reloj, las pulseras, ¡todo!. Así que hoy, ninguno de los dos lleva puesto el anillo de casado. Pero espero que, pasada la cuarentena, nos los volvamos a poner. Mi mujer sabe que soy así. Lo que pasa es que nunca estuve tanto tiempo en mi casa. Y esto ya parece Gran Hermano, pero con Los Locos Adams adentro.

—Suena divertido, ¿no?

—Sí. Yo amo a mi familia. Y a mis hijos nunca los pude disfrutar como los estoy disfrutando ahora. Porque, cuando ellos eran chicos. yo trabajaba de movilero y siempre estaba entre doce y catorce horas del día afuera. O sea que cuando llegaba a casa ya estaban dormidos y jamás los podía ir a buscar al colegio. Hubo muchas situaciones que no pude vivir, salvo cuando estábamos de vacaciones. Y el destino hizo que, antes de que se ellos casen o se muden solos, pudiéramos estar juntos. Así que la pasamos bárbaro a pesar de estar entre cuatro paredes.

—Y más allá de la buena onda que le ponés al encierro, ¿cómo ves el panorama general que se vive a causa del coronavirus?

—En Argentina se ha tomado una buena decisión al adelantar la cuarentena en relación a lo que pasó en el resto del mundo. Con respecto a la situación económica, obviamente, está todo muy difícil. Pero que nos haya ido bien estas tres semanas, no significa que mañana podamos salir todos a la calle sin que pase nada. Tenemos que observar lo que está pasando en los países que no le hicieron caso al aislamiento. Nosotros tenemos los médicos más capaces, pero nuestro sistema de salud no está preparado para una pandemia. Y es probable que nada alcance. Así que nuestra responsabilidad es quedarnos en casa, porque por ahora es lo único que tenemos.

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