El encuentro familiar estaba planificado con muchísima antelación y los pasajes estaban emitidos; el itinerario previsto y el plan en marcha. Pero se concretó a medias. Ginette Reynal se reencontró con sus hijos en California, en lo que estaba pensado como un viaje que continuaría a Nueva York, pero que quedó interrumpido allí, en pleno cierre de fronteras, aeropuertos y con aislamiento incluido, por la crisis mundial originada por la pandemia del coronavirus.
La ex modelo había armado un viaje para reencontrarse con Martín y Jerónimo, sus hijos varones que viven en los Estados Unidos y en España. Aquí, en Buenos Aires, su hija mayor, Mía Flores Pirán, vive con su marido y su hija, mientras que los hijos que Ginette tuvo con el fallecido Miguel Pando están estudiando y viviendo fuera del país.
“Elegí quedar varada en los Estados Unidos -contó Reynal a Teleshow-. Este viaje yo lo tenía programado para venir a visitar a Martín, a quien no veía desde hace un año y dos meses, que está estudiando y viviendo en California; y lo extrañaba un montón. Su hermano Jerónimo, que estaba en Barcelona, se vino a pasar las Fiestas conmigo en diciembre, después pasó por Punta del Este y viajó a California para encontrarse con su hermano, y estaban los dos esperándome. Habíamos planeado todo con una amiga mía que tiene a su hija estudiando en Nueva York para encontrarnos todos; aunque ella se quedó finalmente con su hija ahí y yo me vine para acá”, relata desde California.
“Nosotros volamos cuando se empezó a cerrar todo. Salimos de Buenos Aires el 10 de marzo (días antes de que se decretase el aislamiento obligatorio en la Argentina), cuando empezaba a armarse la cuarentena. Estaba mal China, Italia cerrándose, y aún no había empezado la debacle de España. Una vez que llegué a Estados Unidos suspendimos Nueva York, obviamente; mi amiga quedó ahí encerrada en un departamento con su hija. Yo me tomé un avión y me vine a encontrar con mis hijos acá, porque me pareció mucho más lógico hacer un viaje que hacer tres. Si los hacía ir a ellos a Nueva York después íbamos a terminar volviendo a California porque mi hijo tiene que terminar estudios online, porque ya empezaron las clases; así que me vine y una vez que llegamos, a los tres o cuatro días se empezó a cerrar todo y se clausuraron los vuelos”.
“Me podría haber vuelto a Buenos Aires ante el caos inminente; pero sabía que mi hija estaba protegida por su marido y su bebé, y el papá de ella está en Buenos Aires. Entonces me pareció que yo tenía que estar acá con mis hijos; cualquier cosa que pase estoy acá con ellos, por voluntad propia. Estoy varada en el sentido de que no puedo volver a Argentina porque no hay vuelos. Pero una vez que arranquen los vuelos va a haber que ser muy cuidadoso en qué avión subirse o en qué momento. Yo me encuentro muy bien y mis hijos también, gracias a Dios, pero me parece que esto es muy delicado y hay que tener mucho respeto con toda esta situación. No miedo, pero sí respeto”, añadió Ginette.
El año pasado la ex modelo, actriz y conductora fue noticia cuando contó a corazón abierto el drama que tuvo que atravesar después de la muerte de su marido, Miguel Pando. En ocasión de visitar Podemos Hablar, el programa de Andy Kusnetzoff. Bastó que el conductor anunciara que la consigna era que pasaran al punto de encuentro “aquellos a los que la vida les dio una piña” para que se levantaran varios de los presentes. Ella, inmediatamente, fue una de las figuras que dio un paso al frente.
La ex modelo hizo referencia a su marido a causa de un tumor cerebral. Según su relato, después de aquel episodio tuvo un período de “negación” y se volvió adicta a “drogas duras”, pero gracias a la ayuda de sus hijos pudo salir adelante. “Mi piña es bastante conocida: es la muerte trágica de mi marido por cáncer de cerebro. Se murió en un año, en casa... Le armé todo un cuarto con toda su familia”, comenzó con su relato Reynal.
“Costó mucho porque yo elegí la negación. En vez de encarar el duelo, tirarme en una cama a llorar y ser una viuda, me dio mucho cagazo y me fui por otro lado: me zambullí a drogarme”, reveló. “Consumía drogas duras, no es que me fumaba un porro. Y lo pasé mal, mis hijos la pasaron muy mal. Igual me rescataron mis hijos. Me sentaron un día y me dijeron: ‘Mamá, basta’. Tengo tres, Jerónimo era muy chico, y a él le tocó como la parte más jorobada porque tenía 14 años cuando pasó todo esto. Pero me agarraron los más grandes y me dijeron: ‘Mamá, basta'", reiteró.
En ese sentido, continuó: "No porque ellos me vieran o que hayan existido situaciones en las cuales ellos estuvieron en peligro, porque yo eso lo cuidé un montón, pese a mi locura. Pero sí estaba el día después. Los torturaba porque tenía un carácter de mierda, estaba de bajón”.
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