En una nueva edición de PH, Podemos Hablar en su formato virtual debido a la cuarentena obligatoria, Andy Kusntzoff le preguntó a sus invitados si “alguna vez estuvieron presos o detenidos”. Y Noelia Marzol, sentada cómodamente en el dormitorio de su casa, relató un episodio que había vivido hace algunos años.
“Estaba yendo a la Universidad en ese momento. Y, cada vez que salía, me robaban el estéreo del auto. Entonces un día me enojé mucho. Averigüé qué comisaría me correspondía por la zona. Y fui, me instalé y dije: ‘Yo de acá no salgo hasta tener un comisario, un policía o alguien en la puerta de la facultad’”, empezó relatando la bailarina de SEX, viví tu experiencia.
En aquella época, Noelia cursaba sus estudios en la UNA (Universidad Nacional de las Artes) y, según contó, iban “un montón de bailarinas” que pasaban por la misma situación que ella. “Eramos la mayoría mujeres y estábamos muy expuestas. Así que dije: 'Yo de acá no me voy hasta que pongan un policía que está vigilando la entrada y salida de las personas. Porque es una vergüenza, todos los días me roban”, contó en el ciclo de Telefe.
¿Qué pasó entonces? “Nada, me atrincheré -aseguró-. Estuve toda la tarde. El comisario, en un momento, me trataba de explicar la situación. Me decía: ‘Mirá, no hay policías suficientes como para dejar uno ahí plantado. Así que andate a tu casa, flaca, ya está, entendimos tu reclamo’”.
Pero se ve que, en ese momento, el enojo de Noelia no la dejaba entrar en razones. “Le dije: ‘No, yo me quedo acá’. Y me quedé desde las dos de la tarde hasta las 12 de la noche, ahí, atrincherada”, rememoró la bailarina.
“En un momento, el comisario salió y me pidió el teléfono de un familiar y me dijo: 'Ya estás arrestada, ahora te va a tener que venir a buscar alguien”, explicó Noelia. Y agregó: “¡Me arrestó! Me dijo que ahora no me iba a dejar salir si no venían a buscarme. Así que fue mi padre, que bastante paciencia me ha tenido de adolescente, a buscarme”.
En otro momento de la noche, Noelia habló de su novio, el jugador de Almagro Ramiro Arias, a quien conoció cuando él la fue a ver en la obre de José María Muscari con la que se presentaba en el Gorriti Art Center hasta el comienzo del aislamiento social por la pandemia del coronavirus. Y contó una anécdota entre divertida y peligrosa.
“Fue terrible. Yo no entendía nada de fútbol. Y, la primera vez que me invitó a verlo, jugaba contra Defensores de Belgrano. Yo entré a la cancha sin que ni siquiera me pidieran la entrada y dije: ‘¿Qué onda esto?’. Acostumbrada al teatro, que te piden la entrada dieciocho mil veces, acá me dejaron pasar. Y de repente me encontré en la popular pero del equipo contrario al que jugaba Ramiro”, relató la bailarina.
Y agregó: “Fui con una amiga y me quería matar. Porque, aparte, hacían goles y yo no podía gritarlos porque me iban a asesinar ahí adentro. Y nos quedamos apichonaditas, hasta que en un momento empecé a alentar a Defensores. A los días, salió públicamente que yo estaba con Ramiro y medio que los de Defensores de Belgrano me empezaron a bardear. Porque yo me hacía la que era re fanática. Y después se dieron cuenta de que, en realidad, había ido a ver a Almagro y no tenía nada que hacer en esa tribuna”.
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