En medio del aislamiento obligatorio, hay cuestiones de la vida cotidiana que avanzan y que no se pueden manejar. En este contexto se tiene que lidiar con episodios abrumadores que llegan de improviso y no se fijan de momentos inoportunos. En esta cápsula en la que vivimos, la colonia artística llora por el fallecimiento de la legendaria actriz Elvia Andreoli, a la edad de 69 años. Joven, con mucho para dar, su luz se apagó.
Nació el 2 de enero de 1951 y a lo largo de su vida su carrera estuvo cargada de logros y éxitos. Si bien supo hacer teatro, la televisión y el cine fueron su lugar en el mundo, el sitio en el que se sintió más cómoda. Allí desempeñó papeles entrañables y forjó una carrera a la altura de los más grandes artistas que dio el país. Más allá de que en los últimos años su rostro no estuvo en las primeras planas, nada de esto pone en jaque lo que construyó gracias a su capacidad y esa química con la cámara.
A los 14 años el cine la convocó para que empiece a dar sus primeros pasos. En tiempos donde el talento se premiaba, ella, siendo tan solo una adolescente, encontró la manera de mostrarse. Fue parte de Ritmo nuevo, vieja ola. Cuando cumplió los 18 se transformó en una de las mujeres que cautivó desde el género de revista plasmado en el cine. La casa de Madame Lulú, Alojamiento o La noche viene movida, fueron algunas de las películas en las que participó y fue dando sus primeros chispazos de aptitud.
En la década del 80 llegó a la cúspide, tocó el cielo con las manos y su nombre fue parte semana a semana de las revistas especializadas en espectáculos. Trabajó con capocómicos como Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Tato Bores…filmaciones como Al cirujano se le va la mano, Departamento compartido, Así no hay cama que aguante, y tantas otras películas, como Los Superagentes, también ponderada y taquillera de aquel entonces a la tuvieron en sus filas.
La televisión también probó su miel. Fue parte de Lo imperdonable, por la señal del ACTC (Ahora Canal 7), pero con el teleteatro a flor de piel, se lució en Amo y señor, por Canal 9 y Rossé, con Jorge Maestro y Sergio Veimann.
En lo mejor de su carrera, cuando llegaron los 90, su éxito empezó a menguar. Un escándalo personal en 1989 terminó apagándola y haciéndola a un lado. Ese fue uno de los momentos más tristes de su vida y la dejó marcada a fuego. Luego de aquel hecho hizo tres películas y apenas un par de programas de televisión. De apoco se fue alejando. Tal vez, abrumada por la exposición y lo que generaba su presencia, fue dando pasos al costado.
En el amor también una mujer exitosa y grandes galanes de la época cayeron rendidos a sus pies. En una entrevista que le brindó a la ya extinguida revista TV Semanal, en febrero de 1982, hizo referencia a los hombres de su vida. En la lista que dio aparecieron Carlos Calvo, Gino Renni, Sergio Renán Juan Leyrado, entre otros. Con todos ellos tuvo romances que no prosperaron. Sin embargo, todo cambió cuando apareció en su vida el actor de Rolando Rivas taxista y otros grandes éxitos, Darwin Sánchez. Se casó y convivió hasta su fallecimiento, en abril de 2019.
Allegados coincidían que la partida de su compañero de vida le provocó un gran dolor interno del que nunca se pudo recuperar. Si bien intento despejar su cabeza en el trabajo –durante el último tiempo estuvo en el departamento de Cultura del municipio de Tigre-, Elvia nunca se repuso. Hasta que llegó este final, inoportuno como toda muerte, sin importar cuándo ni por qué ocurra.
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