El recuerdo de Esmeralda Mitre sobre su padre: “Se había aferrado a la vida porque no quería dejarnos solos”

Hace apenas unas horas, Esmeralda Mitre le dio el último adiós a su padre, Bartolomé Mitre. Está devastada, pero en paz. Lo que en otro momento hubiera sido un sepelio multitudinario, por el contexto que está atravesando el país y el mundo debido a la pandemia del coronavirus que obliga al aislamiento social, se limitó a una despedida familiar. No hubo besos ni abrazos, simplemente, porque no estaban permitidos. Tampoco hubo una misa. Sin embargo, para la actriz, esta intimidad resultó tranquilizadora.

“Más allá de la tristeza que siento, soy consciente de que todos debemos quedarnos en nuestras casas y tomar los recaudos correspondientes. Pero le estoy muy agradecida al Gobierno de la Ciudad y al Ministerio de Seguridad Porteño, que nos permitieron llevar a mi papá al mausoleo que la familia tiene en el cementerio de la Recoleta”, explicó Esmeralda en diálogo exclusivo con Teleshow.

La actriz pasó dos meses y medio en Las Grutas, dónde estuvo haciendo temporada con la obra No sos vos, soy yo, pero luego se reencontró con su padre. “Lo fui a visitar. El todavía estaba bien, dentro de la gravedad de su cuadro. Yo con papá tenía una relación muy especial, siempre fui su confidente y su consejera, teníamos una conversación de una altura intelectual que a los dos nos gustaba. También fui la que lo defendió públicamente cuando lo traicionaron. Pero sólo lo pude ver dos veces desde que volví a Buenos Aires”, explicó Esmeralda.

Después, la ex participante del Bailando por un sueño tuvo un cuadro de faringitis que le impidió regresar al Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento, dónde se encontraba internado Mitre luego de una descompensación. “Yo no podía ir a verlo con fiebre, porque papá había tenido un trasplante de riñón y estaba inmunodeprimido. Tomaba un cócktel de pastillas y eso le causaba ataques de epilepsia. Por eso yo no lo podía visitar estando con temperatura. Pero hablábamos por teléfono todo el tiempo. El jueves pasado, cuando ya estaban a punto de darle el alta, hablé con él y le dije: ‘¡Qué bueno, pa, que te volvés a casa. Sos un toro!’. Yo le decía que era Terminator. Él me dijo: ‘Te amo’, como siempre. Y yo le respondí lo mismo. Lo repetimos cuatro veces. Corté y, a los cinco minutos, le agarró un paro cardíaco”.

En ese momento, la que estaba al lado de Bartolomé era su mujer, Nequi Galotti. Los médicos lograron reanimarlo, pero quedó en estado de coma. Y Esmeralda ya no pudo volver a hablar con él. “Quedó en terapia, donde también había tres enfermos de coronavirus, así que ya no dejaron entrar a nadie más a verlo porque era muy peligroso”, explicó la actriz.

Mitre falleció el pasado miércoles, sin que ninguno de sus familiares pudiera estar a su lado. “Nos llamaron a las cinco de la tarde para decirnos que había muerto. La verdad, yo sabía que se iba a morir, lo sentía. Y estaba destruida de dolor. Porque mi papá me forjó como mujer y fue muy buen padre”, aseguró conmovida.

Enseguida, Esmeralda empezó a recordar los momentos compartidos con Bartolomé en la infancia. “Papá siempre incentivó mi carrera artística. Me acuerdo que me regaló un tutú rosa y yo me lo puse con una corona para ir a mi primer clase de baile. Pero, cuando llegué, vi que todas las chicas estaban cancheras, con mallas danza. Y entonces me quise ir. De todas formas, con él siempre cabalgaba en el campo. Y yo me subía al caballo así, vestida de bailarina”, contó.

Junto con Nequi y Santos, el hijo de la ex modelo y Mitre, la actriz debió ocuparse de todos los trámites de defunción en otra sala del sanatorio. Y, recién después de eso, los tres pudieron ver a Bartolomé. “Me tiré con papá en su cama y lo abracé. Él era fan mío y le encantaba que yo cantara. Cuando era chica, me llevaba al colegio y escuchábamos Harry Belafonte, Elton John, Whitney Houston... Así que le canté con mi hermano sus canciones preferidas. Y le vi el mejor semblante de los últimos años”, aseguró Esmeralda.

Esmeralda, sin embargo, reconoció: “Yo creo que él no se fue en paz, porque no nos quería dejar. Estaba aferrado a la vida para no dejarnos solos, porque sabía lo que se nos iba a venir”. Esmeralda hizo referencia a “los coletazos del poder”. Y aseguró tener “miedo y dolor”, pero “no por lo que me puedan hacer, sino por ver cómo vamos a afrontar lo que nos espera”.

En ese sentido, la actriz reconoció que ella fue “la encargada de defender a capa y espada” a su padre cuando lo acusaron por “un delito de lesa humanidad por el que fue sobreseído”. Y dijo: “A nosotros nos agreden por una foto en la que mi papá está con (Jorge Rafael) Videla inaugurando Papel Prensa, cuando él lidió con los miliares. Fue un héroe”.

Por otra parte, Esmeralda aseguró: “Siempre fui una buscadora de la verdad. Y papá y yo nunca tuvimos secretos. Tampoco tuvimos nunca una pelea. Jamás en mi vida me levantó la voz. Sólo una vez, cuando se estaba divorciando de mi mamá (Blanca Isabel Álvarez de Toledo) y yo me peleé con ella. Ahí me gritó. Pero fue la única vez que lo escuché gritar”. Y recordó que él la “cubría” cuando ella se ponía a mirar una novela tras otra a escondidas de su madre.

También contó que la noche previa al sepelio no pudo dormir. “Hacía dos o tres días que no podía pegar un ojo. Pero el último adiós fue muy amable. Estuvo el padre Carlos Barreiro, que es el que me casó. Y yo entendí que él estaba aferrado a la vida porque no quería dejarnos. Pero todos queríamos que dejara de sufrir. Y, cuando lo vi, tenía cara de alivianado", explicó.

Luego confesó: “Cada uno de mis hermanos dijo unas palabras que voy a guardar para la intimidad. Pero yo, después de haberle cantado, haberle hablado y haberle agradecido, incluso, de que se haya casado con otra mujer para darme al hermano más precioso de mi vida, le dije: 'Papá, no tenemos cuentas pendientes. Y eso me deja a mí una alegría enorme en el alma. Te amo. Hasta nuestro nuevo encuentro. Y me fui con una sonrisa. Porque terminar bien con tu padre es importantísimo".

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