“Huberto trató de agredirme, yo me defendí y le tiré un cenicero”, explicaba Susana Giménez en el verano de 1998. Su separación después de una década de matrimonio se convirtió en el divorcio más escandaloso, recordado y también costoso, de la farándula local ya que en la división de bienes la diva le tuvo que darle al polista diez millones de pesos (o dólares, en aquel momento).
Sin embargo, siempre resiliente, Susana no solo logró salir adelante de aquel embate, sino que hasta se vio fortalecida y lo demostró en cada uno de los sesenta minutos que duró su debut televisivo de ese año en Telefe.
Renovación total
“Susana Giménez ya llegó, a su programa. Aplaudan todos comienza la fiesta, ya llega Susana a la televisión”, comenzaron a cantar los susanos apenas pasadas las 20.00 mientras hacía su ingreso al estudio una diva totalmente renovada: con unos kilos menos, un vestido de Gino Bogani de manga largas con escote cruzado y largo hasta los pies y nuevo peinado, la conductora le decía adiós a su pelo lacio y a su clásico flequillo para usar ondas hacia el costado.
De inmediato todos comenzaron a aplaudirla, ella agradeció el apoyo y confesó: “Parezco que estoy re canchera pero la verdad que no, aunque estoy desde hace once años, debutamos en el ’87”.
El decorado también había sido modificado al igual que la ropa de sus bailarines. “Le dijimos chau al dorado, ahora es todo más minimalista”, contaba ella mientras caminaba por los nuevos pisos de madera de su living, donde la esperaban mil rosas amarillas -sus preferidas- enviadas por la empresa encargada de realizar los juegos del ciclo, Hard Comunication, cuyo socio era Jorge Corcho Rodríguez, su flamante pareja.
La renovación no solo incluyó nuevo look, sino también cambio de susanos. Marcelo Iripino dejó el staff para ser coreógrafo. A Mariana, Clara y Claudia se incorporaron Marcelo y otro bailarín proveniente de Siberia que ella bautizó “Vladimir" y con quien de inmediato se hizo cómplice y armó una especie de sketch diario en el cual él debía enseñarle una palabra en ruso cada emisión.
El humor que salva
A pesar de ser la figura del momento, no solo en Argentina sino en toda América Latina, hablar de su vida no era fácil. Por eso en su debut invitó a Antonio Gasalla que, con el personaje de La Abuela y con un tono picarezco, la hizo contar detalles de su agitado verano.
“¿Te separaste porque no dejaba propina? Eso te pasa porque vos estabas mucho tiempo fuera de casa. Tiene una novia nueva, parecida a vos pero con más tetas (por Flavia Miller). Al nuevo no le pases nada eh”, decía el capocómico y no se ruborizó al la hora de mencionarle a Corcho Rodríguez: “Este por lo menos tiene una moto”.
“No le des de comer a este, mirá que cuando te pasa una vez, te pasa de nuevo”, aseguró el personaje a Susana en referencia a la nueva pareja de la diva.
Sin dejar ningún tema afuera, Gasalla le preguntó a Susana cómo había hecho para estar tan flaca y ella le dijo que comía “muy poquito” y que hacía “mucha gimnasia”. “Estás más linda, te vino bien al final”, cerró La Abuela. De esa forma, el humor le servía como un escape para hablar de todos aquellos temas que no siempre resultan fáciles de tocar.
Susana, siempre igual
Aquella gran vuelta se terminó de completar con el que fue sin dudas el musical más grande y más recordado de Susana. “Detrás de todo solo hay una mujer”, era el título de la canción con ritmo de “WMCA” de Village People".
“Basta, esto se terminó, ya no importa, cómo fue que ocurrió, lo que sigue, lo que importa es seguir, la vida es así por suerte. Todo, se lo debo a mi amor, al que siempre, siempre me ha sido fiel. A la gente, a ese público al que yo quiero decirles que al fin... detrás de todo solo hay una mujer, detrás de de todo solo hay una mujer. Ni una diva total, ni una mujer fatal, soy Susana, soy siempre igual”, cantaba.
Susana vestida de negro y rosa, una veintena de bailarines moviéndose a su ritmo y de fondo miles de personas. Nada de extras, se trataba de su público, ese al que ella le dedicaba la canción. El musical se grabó en el estadio de Quilmes con una convocatoria abierta a los espectadores para que participaran del momento aún recordado en la televisión argentina.
A la realización del clip que llevaba letra nada más ni nada menos que de China Zorrilla, fueron 20 mil personas que además de ver a su idola participaron de un sorteo de una auto cero kilómetro. Pero también cumplieron su sueño de participar en el musical, ya que formaron parte de la coreografía de Marcelo Iripino, moviendo a un lado y al otro sus brazos al ritmo de la música.
Look nuevo, mega musical y humor fueron algunas de las claves que le permitieron a Susana salir fortalecida de uno de los veranos más duros para ella, no solo en lo personal, sino también en lo mediático. A tal punto que aún todos recuerdan aquel año de la diva, los comentarios de la abuela y las estrofas de su tema, porque después de todo, como ella misma cantó: “Solo hay una mujer, ni una diva total, ni una mujer fatal, Susana, siempre igual”.
SEGUÍ LEYENDO