Hace casi dos semanas atrás, Federico Bal -a través de un conmovedor video que difundió en su cuenta de Instagram- contó que enfrenta un cáncer de intestino. No anduvo con rodeos: nombró a la enfermedad con su nombre. Nada de tabúes y cosas por el estilo. Por supuesto, cada uno libra la batalla con sus armas. Pero tal vez, enfrentar la realidad y no esconderla hace que sea un tanto menos compleja la problemática. Y si bien escuchar de su propia boca qué es lo que tiene causó sorpresa en la colonia artística y en sus seguidores, en la misma línea Fede llevó tranquilidad a todos lo que lo alentaron con un mensaje de apoyo: “Soy joven y soy fuerte”.
En apenas estas dos semanas, el actor no solo cambió de hábitos sino también de maneras de pensar. Y en una charla exclusiva con Teleshow, revela cómo está atravesando este momento. Con la entereza y fortaleza que heredó de sus padres, Carmen Barbieri y Santiago Bal, y con la frente en alto, encuentra una vía para seguir este camino. Por lo pronto, aprovecha para leer un libro que le regalaron y que fue la puerta de entrada a un nuevo mundo. Allí está la clave, allí encuentra palabras justas. “Estoy leyendo Muchas vidas, muchos maestros, un libro de Brian Weiss. Me lo recomendó mucha gente… Y Facu, un amigo, me lo regaló cuando me viejo falleció”.
Fede tiene un momento del día en el que se siente a gusto cómo para llevar adelante su lectura. Un instante en el que él, el sol entibiándole el alma y su libro preferido, se llevan de maravillas. “Me gusta leer por las mañanas. Este libro es un gran libro para buscar un nuevo camino y una nueva forma de ver la muerte, los miedos. Me refiero a que es un gran libro para quien quiere entrar en el mundo de lo espiritual. Es un gran libro para principiantes como yo”.
Habla de un universo sobre el cual, al menos públicamente, nunca había hecho mención. Una mirada distinta. Otro panorama. “Me refiero a que estoy, por lo menos, entendiendo que pueden existir otras formas de ver la vida, otras formas de vivir. Yo era un tipo muy cerrado, y este problema de salud me llevó a abrir algunas puertas que tenía cerradas”, explica.
A raíz de estas puertas que se fueron abriendo y que le permitieron otras miradas, empezó a incursionar en nuevos caminos. “Estoy meditando, haciendo reiki… Constelé el sábado pasado, fue una especie de terapia grupal donde todos nos pusimos al servicio de aclarar y visualizar conflictos. Es un camino realmente hermoso donde encontré mucha paz. Nada, son varias cosas las que hago para ver de otra forma mi enfermedad. Verla como un proceso para el cambio. Es difícil de explicar, pero creo que entendés a que me refiero...”, confía Federico, y le habla al periodista, pero seguramente también a quien leerá estas líneas.
A todo esto, no solo cambió su panorama y la forma de ver la vida, también le dio un vuelco a otras aspectos, como la alimentación. “Es muy importante lo que consumimos, lo que metemos en nuestro organismo. Lo dije en un post hace unos días: sentí que viví 30 años haciendo las cosas mal. Dejé de comer carnes roja, blanca, pescado. Dejé el azúcar, las gaseosas, el alcohol y las frutas y verduras que no son orgánicas, los lácteos, la leche y todas las comidas procesadas con agroquímicos. No digo que hay que hacer esto, quiero que quede en claro que hay que consultar a un médico primero, a un nutricionista, por favor”.
Además, Fede detalló como sigue el tratamiento en épocas de cuarentena total. Como es un paciente de riesgo, no sale de su casa para nada, pero deberá empezar a hacerlo cuando comience a transitar el camino a la recuperación. “Tengo un certificado para libre circulación, ya me lo dieron. Y el miércoles comienzo con el tratamiento de rayos y quimio”.
Y ese día, llegará allí siendo otro. Un Federico Bal muy distinto al que era hace menos de dos semanas.
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