“Todos saben que soy argentina hasta la médula. También saben la razón familiar por la que me fui a acompañar una proyección laboral de mi marido y estar todos juntos bajo el mismo cielo pudiendo crecer sin perder el foco en nuestro proyecto de familia”.
Hace varios años que Mónica Ayos vive junto a Diego Olivera, y sus hijos Federico y Victoria. Instalada allí, la actriz vive momentos de angustia e incertidumbre por la pandemia del coronavirus.
“Todos saben cuánto extraño mi tierra y también saben que los pilares en los que creo son la humildad y el agradecimiento, entonces también saben que es lógico que amemos México y queramos lo mejor para quienes lo habitan, es importante que agradezcamos la gran proyección que nos viene dando y el amor de su gente. Y esa es la razón que se suma con gran angustia a esta incertidumbre, viendo que vivimos aquí y México aún no despierta”, dijo a Teleshow, y contó que en dicho país todavía no tomaron conciencia de la gravedad de la situación.
“Se ha minimizado el brote tanto como la gravedad de lo que significa ‘hacer vida normal’ y dispersar el virus. Son casi 130 millones de habitantes, y si la vida sigue ‘normal’, en proyección de números y estadísticas, no quisiera imaginar...”, continuó, y agregó: “No hay una bajada de línea real. Se prioriza la economía a gran escala y se subestima al pueblo, no conectando desde la información con la realidad, y aún muchas personas siguen creyendo que esto no es grave y que se exagera”.
Ayos aseguró que siente “impotencia”, al igual que sus colegas mexicanos. "Si ves en las redes sociales hay un montón de gente de todos los sectores preocupados y ocupados en informar y concientizar”. “Hay bastante gente de México con llegada masiva, por suerte, que sí están al tanto de la severidad del coronavirus, tratando de colaborar informando desde las redes, pero esto debería ser piramidal y todavía no lo es ya que no hay normas ni medidas estrictas. Nos quieren hacer creer que estamos en ‘escenario 1’ y, ojo, que yo soy de las que están de acuerdo con no entrar en pánico, pero no en minimizar la situación que puede venir si la gente sigue en la calle, en conciertos de rock, en supermercados, en shoppings...”, consideró la actriz, y explicó que los alumnos de las escuelas estatales siguen yendo a clases.
“México necesita despertar. Necesita convencerse de la gravedad y unirse desde la responsabilidad y los cuidados hacia uno y hacia el prójimo ante esta realidad para prevenir un desastre como el de los demás países que no oyeron a tiempo", siguió Mónica en su profunda reflexión sobre cómo atraviesa esta situación desde el aislamiento voluntario de su casa.
Ayos y Olivera estuvieron en la Argentina visitando a su familia y regresaron a México a principios de febrero. Allí, se fueron enterando del avance del COVID-19 a través de las noticias que llegaban desde China –en donde comenzó el virus que más tarde se propagó en otros países–. “Ya a partir de saber e interiorizarnos de las formas de contagio, la palabra ‘alerta’ se subrayó para nosotros, para la familia. Y veníamos tomando medidas de precaución a sabiendas del gran flujo turístico que pudo haber contraído el virus y a su vez, sin demasiada información, luego contagiarlo en las ciudades visitadas. A partir del sentido común y de una proyección ‘casera’, pudimos ver que estábamos ante un peligro declarado, y decidí por mi cuenta no mandar a mi hija Victoria a la escuela las semanas subsiguientes", dijo, y agregó que eso “pudo parecer precipitado en aquel entonces visto desde afuera, y hasta una medida exagerada”. “Pero priorizamos nuestra forma de contribuir que ya desde ese momento era cuidándonos para no contraer ni propagar”, aclaró quien formó parte del elenco de Puerta 7, por Netflix.
“Conforme avanzaba el virus y colapsaban países de Europa fuimos dándonos cuenta de que no salir de casa era la opción para frenar, sabiendo que México es un lugar de gran caudal de visitas turísticas y los aeropuertos que no habían tomado medidas de cancelación de vuelos”, continuó Mónica Ayos, y contó que su hijo Federico había estado en Nueva York y en su regreso a México también decidió aislarse, aunque aún no lo habían declarado zona de riesgo y él tampoco presentó síntomas.
“Debo confesar que a partir de la llegada de Fede, que nos alertó del libre paso en el aeropuerto de México, fue que empecé a entender que aquí todavía no había una toma de conciencia real de lo que está pasando en el mundo y la celeridad con la que el COVID-19 avanzó en Italia, España (que es extremo) y otros países que van camino a sumar casos tanto de declarados como de casos sospechosos”, se sinceró la actriz que junto a su marido sintió “la responsabilidad” de cuidarse.
Así fue como tuvo la iniciativa de ofrecerse voluntariamente para ir a buscar los elementos de estudio que estaban en el locker de su hija para que pudiera continuar con sus estudios desde su casa –lo que se denomina homeschool–. “Ese mismo día hice la compra del mes, pero sin desesperar ni comprar compulsivamente nada. Y pasé por la casa de Federico a dejarle un gel antibacterial grande ya que a él se le estaba agotando. Se lo dejé en el jardín de adelante de la casa, le avisé por celular que había llegado, abrió la puerta y nos saludamos a distancia ya que él está terminando esta semana recién su cuarentena”.
“No perdimos el humor y tenemos claro que de esta salimos todos si nos unimos”, concluyó Mónica Ayos desde México, en donde pasa la cuarentena voluntaria junto a su familia.
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