“Me siento en un buen momento para ser mamá”, aseguraba Luli Fernández a Teleshow en agosto de 2017. Un año después -en septiembre de 2018- habiendo cumplido los primeros tres meses de gestación, la modelo anunció que estaba embarazada y que esperaba su primer hijo con su marido, el abogado Cristian Cúneo Libarona, quien ya era padre de Santos, María, Vicente y Jacinto, fruto de relaciones anteriores.
En marzo del 2019 nació Indalecio, quien llegó para ensamblar la familia que ya habían formado cuando decidieron casarse. Desde entonces, la modelo comparte a diario en sus redes sociales fotos de su bebé, que celebró su primer año el pasado 11 de marzo pasado. “Hace exactamente un año el amor me atravesó por completo. Es difícil expresar con palabras un sentimiento como el que sentí cuando me convertí en mamá. Creo que las palabras no alcanzan”, indicó Luli en un posteo que le dedicó a su hijo por su cumpleaños.
“Indalecio llego a nuestro mundo para iluminarlo. Me costó mucho quedar embarazada, con una pérdida en el medio. Y esa sensación de vacío que sentía nunca se iba a llenar... Con el tiempo entendí que todo lo que nos pasó fue para nuestra evolución. Tuve que sanar muchas cosas para convertirme en una mejor versión de mí misma y estar lista para recibirlo a el con absoluta conciencia y plenitud”, aseguró la panelista de Incorrectas.
Con respecto a su experiencia con la maternidad consideró que “es agotadora": “Vivo con sueño, entreno a diario mi paciencia y mil cosas más. Pero no lo cambio por nada”
Luego, le envió un mensaje esperanzador a aquellas mujeres que no pueden quedar embarazadas. “Si estás en la búsqueda, no aflojes. Todo vale el amor (no la pena”, dijo y saludó una vez más a su hijo. “Feliz cumpleaños, hijo de mi alma. Que Dios te bendiga siempre”.
La elección del nombre Indalecio
Tras el nacimiento de su hijo, Luli contó a través de un conmovedor posteo en las redes sociales por qué decidieron llamarlo Indalecio. Según su relato, la pareja estaba “en pleno proceso de búsqueda” cuando en dos oportunidades -y con poca diferencia- se “toparon” con el nombre. “Yo no lo había escuchado jamás. Las escenas fueron concretas una más frívola que la otra pero no por ello menos notoria para nosotros”, se sinceró.
Ambas anécdotas en las que se encontraron con el nombre Indalecio, tienen que ver con los compromisos laborales de cada uno. Ella lo acompañó a él, y él a ella. "Estábamos en un evento por mi trabajo a donde Cristian me había acompañado (esto no es algo habitual) cuando escucho a un papa llamar por Indalecio a su hijo. Le pregunto a mi marido si alguna vez había escuchado ese nombre, y me responde que sí,que conocía solo una persona llamarse así. Nada estrafalario ni llamativo pero fue tema esa tarde para nosotros sin representar mayor sentido", explicó.
"A los pocos días viajamos a Salta, esta vez yo lo acompañaba a Cristian a una reunión de trabajo. Viajamos solo por el fin de semana y regresando de Cachi (pueblo que habíamos aprovechado para visitar) entramos en un pueblito de pocas manzanas (no exagero si digo que eran seis) de fondo se veía la montaña y siendo domingo al mediodía la gente llegando a la iglesia", continuó Luli.
“Nos detuvimos un momento a contemplar. Vieron cuando paras a disfrutar de una imagen, un paisaje… algo bello. Había un silencio muy particular”, describió sobre aquel instante previo a darse cuenta que dicha Iglesia le daría el nombre de su hijo, que hasta es el momento ella no sabía que estaba embarazada. “En eso, reparo que la Iglesia se llamaba San Indalecio. Nos miramos, no tuve que mostrarle nada, él también lo había leído. Nos sorprendió. Otra vez ese nombre…”.
“A las pocas semanas me entere que estaba embarazada. De curiosidad busque qué significaba Indalecio. Allí me encontré con su definición: enviado/mensajero de Dios. Si era varón, así se iba a llamar”.
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