No importa si son blancos, negros o amarillos. Tampoco si son rockstars, punks, pop o kpop. El coronavirus no perdona y arrasa por donde pasa. Green Day, Avril Lavigne y BTS son algunos de los artistas que frenaron las giras por miedo al contagio en sus shows, también peligra la edición 2020 del histórico concurso Eurovisión, que estaba previsto realizarse este año en Rotterdam, Holanda. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) no descartan un escenario de pandemia, aunque desisten de confirmar ese término, por ahora. ¿Hasta dónde llega la precaución y dónde comienza el miedo?
En Europa los medios analizan que las pérdidas económicas por el coronavirus serán peores que la enfermedad. En Italia se han suspendido partidos de fútbol, ya que el país se ha convertido en el epicentro del brote en ese continente. Los encuentros deportivos se van “pateando” para mayo, a riesgo de cancelar toda la serie A de Italia. El Gran Premio de Fórmula 1 de China se pospuso para el 19 de abril y el Gran Premio de Tailandia no se correrá el 22 de marzo. El tenis y el básquet corren la misma suerte, incertidumbre y suspensión hasta nuevo aviso. Los días pasan y hasta peligra la realización de los Juegos Olímpicos de Tokio, que se celebrarían del 24 de julio al 9 de agosto. El Comité Olímpico Internacional alentó a los atletas, mediante un comunicado, a continuar entrenando, pero aclaró que siempre seguirán las recomendaciones de la OMS.
Los datos son alarmantes y la desinformación es mucha, la gente compra barbijos que no necesita y la sobreinformación confunde. Pero los números mandan y el virus avanza. Según datos de la OMS el coronavirus COVID-19 ya está llegando a los 95 mil casos de contagio en 78 países del mundo y se habla de 3.200 muertos por esta causa. La mayoría de las víctimas se concentra en China (80 mil infectados y 2.983 muertes).
Los eventos multitudinarios, que tanto ayudan económicamente a las ciudades donde se organizan, se van dando de baja de a poco. Así pasó con el Mobile World Congress de Barcelona, España, y el clásico carnaval de Venecia que se quedó sin máscaras ni música en las calles, por esta vez. Cauto, el gobierno suizo prohibió hacer eventos para más de mil personas y los desfiles de moda se están llevando a cabo a puertas cerradas. Así fue que Armani realizó su desfile en la Semana de la Moda de Milán para un reducido grupo de personas y que Gucci suspendió presentaciones en Estados Unidos, al igual que en China y en Japón. Oriente y Occidente se unen por el miedo y la desesperación del interrogante ¿qué pasará?
“Lamentablemente, hemos tomado la difícil decisión de posponer nuestros próximos shows en Asia debido a las preocupaciones de salud + viaje con el coronavirus. Sabemos que apesta, ya que estábamos ansiosos por verlos a todos, pero mantengan sus tickets, anunciaremos las nuevas fechas muy pronto”, tuiteó Green Day el 28 de febrero, desde su cuenta oficial. “A ver entonces vengan a Latinoamérica acá no hay”, les había respondido una fanática, un rato después. Lo cierto, y también lamentable, es que, al cierre de esta edición, ya se habían reportado casos en Brasil, Ecuador, México, República Dominicana y Argentina. ¿Todavía quedarán lugares para salir de gira?
Desde Corea, BTS también anunció la cancelación de los cuatro conciertos que se iban a llevar a cabo en Seúl. A través de un comunicado de prensa, el quinteto de kpop explicó que se debía a que las autoridades de su país habían decretado el cierre del reducto deportivo en el que iban a presentar su último disco, Map of the soul: 7. En esa misma línea, sus colegas de Blackpink y Seventeen también cancelaron sus conciertos por temor al contagio. Como una paradoja, el estilo que puso a los asiáticos en el foco de la industria musical está dejando de expandirse por un virus mucho más fuerte que sus estrategias de marketing.
Avril Lavigne también le puso puntos suspensivos al tour “Sk8er Boi”. La canadiense tenía una serie de shows programados a partir del 23 de abril, que comenzaban en Shanghai y pasaban por Manila, Tokyo, Hong Kong y Taipei. Antes, iba a tocar en Suiza, donde se suspendieron los eventos multitudinarios como ya se ha mencionado. Avril quedó atrapada por el coronavirus: “Después de la decisión esta mañana del gobierno suizo de cancelar todos los eventos con más de 1.000 personas presentes desde hoy hasta el 15 de marzo, significa que mi show el 13 de marzo ha sido cancelado. Realmente lo siento, pero la decisión está completamente fuera de mi control. Tenía muchas ganas de ir a verlos a todos y muy decepcionada de que el espectáculo ahora no pueda continuar. Hemos tratado de reprogramar la fecha, pero lamentablemente eso no es posible en esta gira. Pueden obtener un reembolso completo desde su punto de compra. ¡Espero volver a Suiza lo antes posible!”.
El anuncio sobre el aplazamiento de las fechas en Asia fue un poco más apesadumbrado. “Estoy muy triste de anunciar que no vamos a continuar con el tour por los mercados asiáticos debido al brote del coronavirus. Mi banda, mi equipo y yo hemos estado trabajando muy duro para esta gira mundial y estamos completamente desanimados. Por favor, cuídense a sí mismos y manténganse saludables. Están en mis pensamientos y oraciones y esperamos anunciar pronto los shows reprogramados”, posteó Lavigne en sus redes sociales.
Más allá de sentirse apenada como artista, estos contratiempos están llevando a cubrir gastos extraordinarios. Ni hablar que la devolución de entradas ya adquiridas y de seguros por cancelación, también entran en juego los sueldos de los técnicos y los enormes gastos de producción que involucran estos espectáculos pensados para tanta gente. Así como Avril Lavigne, también están New Order y Foals, bandas con fechas en Japón que no tienen vistas de ser reprogramadas. Nadie sabe hasta cuándo durará esto y, lo que es peor, nadie tiene números oficiales de las pérdidas económicas que está causando.
El festival de Eurovisión, uno de los eventos más importantes para el espectáculo del Viejo Continente, también tambalea. Tanto las delegaciones de los países concursantes, como los llamados “eurofans”, todos se movilizan hacia la ciudad anfitriona y llegan a sumar 50 mil personas, cifra que surge de las ediciones anteriores y que hace pensar que la de este año, si se hiciese, podría ser igual. Mientras las dudas crecen, Rotterdam, en Holanda, se prepara con todas sus galas para recibir a personas de todo el planeta, aunque corra peligro de cancelación. Pese a que todavía falta -las finales serán el 14, 15 y 16 de mayo- todo hace pensar que, por lo menos, se pospondrá.
Las elucubraciones de los pesimistas se basan en el crecimiento acelerado del coronavirus, mientras que los optimistas esperan que se frene la posible pandemia y que Holanda no sufra una enorme pérdida de dinero al producir un evento que no se llevará a cabo. La prensa europea ha llegado a hablar de la posibilidad de realizar un formato online, a puertas cerradas, cada cual, en su país, y sin público. Lo que sería una posibilidad saludable también se convierte en la pesadilla de cualquier artista que haya soñado con actuar en Eurovisión: faltarían la magia del escenario, lo espectacular de las luces, el calor del público. Sin Eurovisión no hay premio, no hay pauta publicitaria ni sponsors. Como en todos los casos, la pérdida será enorme y la decepción infinita.
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