Luis Novaresio y su debut en “Animales Sueltos”: “Es el desafío periodístico más interesante de la televisión abierta”

Desde esta noche estará al frente del ciclo de América. Oportunidad inmejorable entonces para conversar con el periodista rosarino sobre mucho más que actualidad política: de aquella célebre entrevista con Cristina al fracaso de Macri. Y también, su presente sentimental, el deseo de la paternidad y el recuerdo de su madre

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Luis Novaresio con Teleshow, y el recuerdo de su entrevista a Cristina Fernández de Kirchner (Videos: Santiago Saferstein)

Son dos entrevistas en una sola. Es el mismo Luis Novaresio, por supuesto, aunque con algunas diferencias sensibles. En la primera parte de su encuentro con Teleshow hablará con seguridad: siempre claro en los conceptos, no titubeará ni un instante. La televisión, el periodismo y la política; en ese tramo a Novaresio lo gobernará la razón. En la segunda parte será distinto: surgirá Luis. Se enredará en alguna palabra (lo que nunca le sucede), incurrirá en algunos silencios (y se los permitirá). Su mirada se perderá fugazmente en alguna respuesta, pero también sonreirá. Y lo hará más de una vez. Porque en esos minutos finales obedecerá a sus emociones: hablará de amor, sentimientos, dolor y nostalgia, dicha y felicidad. En ese fragmento, asomará su vida.

Capítulo 1: Novaresio

Este lunes a las 23.30 asumirá lo que considera “el desafío periodístico más interesante de la televisión abierta”: la conducción de Animales Sueltos, tras la partida de Alejandro Fantino. A su llegada al programa de América se sumarán -dentro del equipo periodístico que concluyó la temporada 2019- las de Jonatan Viale, Beatriz Sarlo y Jorge Asís (cada miércoles, en una charla a solas con Novaresio). “Como todavía no soy el conductor puedo elogiar el programa, porque sino parece que me estoy elogiando a mí mismo -advierte-. No hay otro programa así, que concentra debate en una mesa de periodistas muy fuerte, mano a mano. Cuando me lo propusieron acepté inmediatamente, aunque eso me implicó dejar cosas que me gustaban mucho, como Debo decir (también en América) y la Entrevista (por A24)”.

—¿Qué le vas a incorporar a Animales?

—La idea es agregarle sustento periodístico. Ale fue un gran conductor porque fue un enorme distribuidor de la palabra. En mi caso el plus -o no, veremos- es que soy periodista. En un año muy particular, donde se exige mucho debate, vengo a intentar ponerle una marca desde el lado del periodismo. Y en el mano a mano, replicar lo que fue una gran alegría: la Entrevista.

—¿Los entrevistados solo serán políticos?

—No, vamos a tener mucha libertad. Va a depender del día, del momento político. Uno sueña que los viernes te permita entrevistar a Pablo Echarri, Valeria Bertuccelli o tantos otros que han pasado por la Entrevista. Pero sí, es un año divertido para la política. Habrá que administrar mucho la cantidad de información y la marca personal de cada uno de los (columnistas) que esté allí.

Hay equipo: el nuevo "Animales
Hay equipo: el nuevo "Animales Sueltos", liderado por Novaresio

—¿Y el rating?

—Le presto más atención a lo que la empresa le presta atención. Afortunadamente trabajo en América, donde el rating es una herramienta de esta industria, pero no es “la” herramienta. Aspiramos a que sea un programa atractivo en el rating, pero que sea un programa de sustancia, de gran presencia, que se note que allí está.

—Después de los cuatro años de Mauricio Macri y de estos meses de Alberto Fernández, y atravesado también por la grieta, ¿cómo se sitúa el periodismo en este momento?

—Voy a ser muy pedante y me voy a excluir: muchos de los que trabajan en el periodismo alientan la grieta porque es un gran negocio. Muchos han hecho de la grieta la posibilidad de capturar audiencia, anunciantes, etcétera. Y está peor que nunca. Dentro del periodismo, la grieta está fundamentada en el narcisismo y la egolatría que tenemos los periodistas, y ahí me vuelvo a incluir: somos muy narcisos, muy ególatras. Nos atrapa más escuchar nuestra voz que la de los entrevistados, nos encanta hablar en primera persona: “Yo creo...”, “Yo pienso...". Esto genera mucha grieta. El error es que transformamos el disenso en una cuestión personal. Más vale que hay un montón de periodistas que pensamos distintos, pero no es algo personal. Tengo colegas que no se hablan con otros colegas, o canales que no invitan a tales o cuales.

—¿El periodismo debe hacer un mea culpa?

—Los periodistas desconocemos la mea culpa, la autocrítica, el: “Che, la verdad que pifeé, deberíamos...”. Ni siquiera hay un código de ética al que uno pueda someterse, algunas cuestiones que nos permitan decir, a groso modo, esto sí, esto no.

La mirada de Luis Novaresio sobre el periodismo y la grieta

—En este mismo estudio, en septiembre de 2017, se sentó Cristina y te sentaste vos. ¿Qué recordás?

—Recuerdo todo. Podría relatarte entera la hora 58 (minutos) que duró la entrevista completa. Volví a verla, parcelada y entera, dos o tres veces, cosa que no suelo hacer con mi trabajo. Puedo recordar cuándo se gestó, cómo se gestó; cómo Daniel Hadad, el director de Infobae, la produjo; cómo discutimos con el equipo qué cosas sí, qué cosas no. El ambiente estaba electrizado. De verdad, corría una electricidad especial acá adentro ese día. Terminé la nota y me pareció que fue una muy mala nota: estaba enojado, me pareció que había faltado esto, lo otro. Con el paso del tiempo la valoricé mucho porque fue una entrevista clásica. Me acuerdo que Hadad me dijo, textual: “Mirá, nosotros vamos a hacer una entrevista, clásica. Te va a putear el 20% del público por derecha, el 20% por izquierda. ¿Te bancás trabajar para el 60% que está dispuesto a escucharla? Las puteadas van a ser fuertes, la vas a ligar por mucho tiempo”. Fue una radiografía perfecta.

—¿Y las sufriste las puteadas?

—Sí, claro. Al principio la recontra sufrí. La recontra sufrí... Por un lado, tenías los que te decían: “La maltrataste, le preguntaste si mintió, le preguntaste por Lázaro Báez”. Y los otros, que te decían: “Cagón, no le dijiste tal cosa”. Gente que esperaba que yo le partiese una silla por la cabeza... Me preparé mucho para esa entrevista. El único condicionamiento que teníamos era que fuera una hora. Y nosotros habíamos pedido que fuera en este estudio, a solas, sin público, y con una mesa grande para que tuviéramos cierta distancia; la pedí yo. La nota duró casi dos horas. Ahí sí me atribuyo cierto mérito de seguir preguntando. Creo que ella hubiese seguido hablando dos horas más, tranquilamente.

Frente a frente: Cristina Fernández
Frente a frente: Cristina Fernández de Kirchner y Luis Novaresio (Foto: Adrián Escandar)

—¿Te quedó alguna pregunta afuera?

—¡Sí! Cantidad.

—¿Y que te arrepentiste de no haber hecho?

—(Piensa) La primera hora yo tendí a escuchar más que a interrumpirla. La segunda hora estuvo más interesante en la interrupción, porque yo estaba apremiado por el tiempo. Después, había un montón de cosas que no pregunté porque no tuve tiempo: su estado de salud. Y hubiera recontra repreguntado.

—Si la entrevista fuera hoy, ¿qué le preguntarías?

—Primero le señalaría que su presencia en el Gobierno es mucho más fuerte de lo que aparece. Cristina ejerce el poder, claramente. La Provincia de Buenos Aires es Cristina pura; los organismos centrales que manejan fondos, PAMI, Anses, son Cristina. El Congreso es de ella: Cámara de Diputados es Máximo (Kirchner), Massa, que claramente ha hecho un acuerdo; y es ella en el Senado. Entonces, lo primero que le diría es si lo va a dejar gobernar a Alberto Fernández. Hoy hay una lucha interna muy grande entre el cristinismo y el albertismo.

—¿Alberto no gobierna?

—Creo que Alberto gobierna, que superó muy satisfactoriamente esta primera cuestión. Pero el país se divide en dos momentos: hasta y después de junio, que es la última chance de acuerdo con los acreedores y el Fondo. Hasta ahora Cristina lo está dejando que intente esta negociación. Cuando se consolide el acuerdo, que yo auguro que será así, se verá de verdad qué pasa.

—"Vos sabés que sí...". ¿Te lo dicen?

—Muchísimo. Me lo dicen por la calle, me lo dicen los entrevistados. Me hice una remera con esa frase: “Vos sabés que sí”. Fue interesantísimo: ante la pregunta “¿Usted me dijo toda la verdad?”, ella me dijo “Vos sabés que sí” en cuatro tonos distintos, en cuatro entonaciones distintas. Mi silencio no convalidaba que ella hubiese dicho toda la verdad.

Luis Novaresio y una remera
Luis Novaresio y una remera muy especial: la frase que quedó grabada en la memoria colectiva

—Y a Macri, hoy, ¿qué le preguntarías?

—Lo primero que le preguntaría es si es consciente de la enorme desilusión que provocó. Fue un fracaso, un muy mal gobierno. Y también le preguntaría sobre hechos que nunca pude preguntarle, porque efectivamente después de un tiempo no lo pude entrevistar más. Macri sostiene que hizo un gobierno transparente, y hay mojones de oscuridad muy importantes: el tema Correo, el blanqueo de familiares modificado por decreto, hechos que tienen que ver con él. Macri fue una desilusión: no se puso a la altura de la oportunidad histórica que se le dio. Fue un gobierno obcecado, encerrado en sí mismo, que despreciaba la mirada que no fuera la propia.

—Ante ese fracaso, ¿en qué lugar de la oposición se sitúa?

—Yo fui como tantos, pero yo hago el mea culpa y me hago cargo, el autor de la frase: “Cristina salió de la gran política argentina”. Papelón, un error fenomenal. Esta martingala que hizo de Alberto nos ubicó a todos, por decirlo de alguna forma... iba a decir una barbaridad. En un país más o menos normal, después de cuatro años de gobierno se termina la carrera de un político como Macri. Y no: está ahí. Me cuentan que en menos de dos años va a ser candidato a diputado de la Capital Federal. La pregunta es: ¿tiene futuro político Macri? Si yo tomara el laboratorio diría: no. En la Argentina, es posible.

—¿Hacemos un cambio de página?

—¡Me encanta! Bueno, vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver... (sonríe).

Capítulo 2: Luis

Luis Novaresio repasa el momento en que hizo pública su relación con Braulio Bauab

—Hace unos meses, en uno de sus almuerzos, arreglaste con Mirtha Legrand hacer una pregunta punzante por cada lado. Y vos le preguntaste: ¿cuánto dura el amor?

—Ah... ¿Yo le pregunté eso? Estuve bien.

—¿Cuánto dura el amor?

—Dura lo que permanece el deseo, que es inaprensible, inabarcable. Yo soy viejo y romántico, y tiendo a desear que dure eternamente. (Piensa) La filósofa argentina Moria Casán sostiene que hay que ser “momentista”, y creo que hay una cuota de sanidad en eso. El exceso de futuro te hace perder el disfrute del momento, de lo que pasa hoy día. Yo deseo que el amor dure eternamente; vivamos el presente.

—¿En esa etapa estás hoy con Braulio Bauab?

—Sí. Estoy muy feliz. Muuuuy feliz. Es una inesperada situación de felicidad.

—¿Por qué inesperada?

—Porque nos conocimos por casualidad. Yo venía de terminar una larguísima relación. Y porque cuando vos pasaste los 50, voy a cumplir 56, suponés que aquella cosa del enamoramiento, el deseo de estar, de hablar, la cosa romántica... ya no iba a suceder más. Y yo me río mucho con Braulio. Estoy muy contento, lo estoy pasando muy bien.

—Por primera vez desde que sos famoso las revistas del corazón te tienen como protagonista.

—Sí, tremendo...

—¿Cómo lo viviste?

—(Suspira) La verdad que no es lo que más me divierte porque soy bastante vergonzoso sobre este tema. Cuando me enojo o me cebo con este tema, pienso: “Si yo fuera el editor, ¿qué haría?”. Y sí, haría lo mismo. No me puedo quejar. También debo decir que he recibido un trato sumamente cordial cuando contamos nuestra relación, que fue un hecho fortuito. Soy psicoanalizado, así que esta frase me condena: el inconsciente es más potente que la racionalidad de uno.

—Un poco fue buscado...

—Y... parece ser que sí. Yo no; lo habíamos planteado. Braulio tiene una hijita, está la mamá de la hijita, hay familia. Ya nos habían empezado a jorobar en algunos portales, algunos con mala leche, con fotos, “lo vieron a tal con cual”. Dijimos: “Bueno, veamos qué hacemos con esto”. Pensábamos ir a un evento para fin de año y terminar el tema. Una noche Braulio decide subir a su Instagram una foto mía, sin arrobarme, con un cartelito que decía “Love”. “¡Mirá que linda foto!", me dijo. “No la subas”. “¿Me estás prohibiendo?”. “No te estoy prohibiendo... La vas a subir y mañana tenemos dos cámaras". “Tampoco sos tan famoso”, me dijo; esa fue una de las frases que más me enamoró. Y la subió. Me fui a dormir. A la mañana siguiente... Yo tengo alertas sobre mí (hace una pausa). Me levanto y le digo... (hace un gesto, como mostrando una nota). Recurrí a Juan Cruz Ávila: “Juan, ¿qué hago?”. “Lo que no digas vos lo van a inventar, así que da por cerrado el tema”. Así que mostramos una foto de los dos. Y ahí empezó como una cosa...

Luis Novaresio y Braulio Bauab
Luis Novaresio y Braulio Bauab

—¿Fue una liberación?

—Visto en retrospectiva, pareciera que sí. Yo tenía una posición exactamente contraría: “No tengo por qué contar nada que los heterosexuales no cuenten”. Yo no veo a Pampita diciendo: “Soy heterosexual”. Pero visto en retrospectiva, debo reconocer que fue una decisión linda, divertida. Nos trataron súper bien y generó mucha empatía en muchísima gente. Cuando vos tenés cierta notoriedad pública tenés cierta responsabilidad social de contar esto para inspirar a mucha gente que la está pasando mal. Yo no te puedo explicar la cantidad de mensajes que recibí de pibes que la están pasando mal... Entonces, la verdad que estuvo bien. Pero una cosa es no esconder y otra cosa es no hacer público. Yo nunca escondí cual era mi orientación sexual. Jamás lo escondí, jamás jugué al aire de la radio: “Me levanté a una mina”.

—Pero además, mostraste felicidad: fue más que mostrar una orientación sexual.

—Fue divertido. En el 98% de los mensajes me dicen: “Te ves mejor, qué alegría”.

Mi relación con Vera (la hija de su pareja) es inmejorable. Yo estoy enamorado de esa criatura, es fascinante. Y me descubrí jugando en el piso...

—¿Conviven?

—¡No! Por eso estamos más felices. Es un acuerdo mutuo. Se publicaron un montón de cosas sobre nosotros pero no algo muy gracioso: somos vecinos del mismo edificio. Vivimos siete años sin conocernos, nunca nos cruzamos. Él sostiene que sí me cruzaba a mí; yo jamás... ¡Es más! Una periodista de este medio nos presentó. “Mirá, Luis, tengo a alguien...”. “Te agradezco, pero no”. ”Mirá, es vecino tuyo. Y si un día alguien te cruza en el edificio y te pide una taza de azúcar, ese es mi amigo”. Al día siguiente, se me acerca un señor y me dice: “¿No tenés una tacita de azúcar?”.

—Sospecho que en esos siete años lo cruzaste varias veces, pero a veces uno mira sin ver, hasta que está disponible a encontrarse; el amor también sucede así.

—Tengo una explicación pragmática y otra más romántica para eso.

—Dame la romántica.

—Efectivamente el destino quiso que nos cruzáramos con una tacita de azúcar. La pragmática: yo no veo (risas).

—En estas horas Braulio subió una hermosa foto en la que aparece con su hija, con la mamá de la nena, y con vos. ¿Cómo es tu relación con ella?

—Mi relación con Vera es inmejorable. Yo estoy enamorado de esa criatura, pero sin metáfora: es una criatura fascinante. Y yo me descubrí jugando en el piso... Como todas las niñas habla más precozmente que los varones, entonces es muy de hablar. Aprendió mi apellido: “Está Luis Novaresio”, dice. Los niños son un vínculo directo con lo que está bien: no tienen lado B los niños. Es todo lado A, y bueno. Y en el caso particular de Vera, es lado A a la enésima potencia. Hay una mamá, que es Virginia, que es una mujer estupenda; hay familia de Virginia, hay familia de Braulio. La foto reflejó lo que nos pasó este verano, que compartimos unos días. Vera es una cosa fuera de serie.

"¡Familia alternativa a pleno!", escribió
"¡Familia alternativa a pleno!", escribió Braulio al pie de la imagen en la que salió con Vera, su mamá, y Luis (Instagram)

—¿Y la paternidad? ¿Te la planteás?

—La fantasía y el deseo siempre están. Un poco había clausurado mi deseo de paternidad antes de conocerlo a Baulio. Y el deseo tiene caminos bastante mas enredados que las explicaciones que nosotros damos... (Hace una pausa) Te contesté y no te dije nada; me encantó (sonríe). Pero creo eso: el deseo se mete por lugares que vos no sabías que podía entrar. Yo he experimentado muchos cambios en este tiempo, muy decididos y muy contento de hacerlo.

—También atravesaste un momento muy delicado.

—(Interrumpe) Muy.

—La muerte de tu mamá.

—Una médica de terapia intensiva del lugar donde murió mi vieja, el Sanatorio Parque de Rosario, me dijo: “¿Sabés qué te pasa, que estás tan mal?”. “Sí, se va a morir mi vieja”. Era irreversible lo que tenía mi madre. “Sí, ya sé, pero el duelo ya lo empezaste. Lo que te pasa ahora es que estás tomando nota de que te vas a quedar huérfano. Y la orfandad pesa un montón”. Fue como una epifanía lo que me dijo... "Es esto”, pensé. Porque aun cuando mi mamá dependiese de mí en la toma de decisiones, había como una cosa de: “Me voy a la casa de mi vieja”. Hay un sostén invisible que a vos te tranquiliza. Y ya no hay más... Una cosa que me sigue pasando mucho, todavía hoy, es que cuando bajo de un avión estoy al borde de marcar el numero de mi vieja para decir: “Llegué bien”.

Mirá la entrevista completa con Luis Novaresio:

Entrevista completa a Luis Novaresio

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