Débora D’Amato tuvo a su primera hija, Lola, a los 45 años en noviembre de 2018. La periodista decidió cumplir su sueño de convertirse en mamá y constituyó una familia monoparental. A más de un año del nacimiento de su bebé, realizó un posteo en Instagram en el que hizo un análisis sobre cómo luce su cuerpo, cansada de las críticas que suele recibir.
“Veo unas pocas señoras preocupadas por mi cuerpo, mi edad y mi abdomen. Tengo 46 años, fui mamá hace un año y cuatro meses y sigo dando la teta. La paso bomba y amo que mi hija esté divina alimentándose con mamá. Soy tan feliz que no hago otra cosa que disfrutar”, escribió en la red social junto a una foto en la que aparece en bikini, en el balcón de su casa.
Además, la panelista del ciclo Intrusos le aconsejó a los haters que si no quieren verla, tienen la opción de dejar de seguirla en las redes sociales. “Acá van a ver a este ser en las condiciones que llega: como puede, pero plena”, explicó. Luego, publicó otra imagen en bikini, con un mensaje irónico: “Acá, de este ángulo, mi abdomen denota un embarazo de 38 semanas y un parto realizado hace año y cuatro meses. ¡¡¡Indignante!!! Ah, un detalle: no tuve tiempo de hacerme las uñas y como en casa lavo y cocino, están saltadas. ¡Sacrifiquenmé en Plaza de Mayo!
Por último, realizó otra publicación en la que escribió un mensaje más largo sobre la importancia de quererse y aceptarse como uno es, a pesar de los prejuicios, las críticas y los estándares de belleza: “Hablando en serio. En el Mes de la Mujer. Sin bromas ni ironías. Chiques (no me hagan un planteo por el chiques, dejenmelo pasar). Mi cuerpo es el que tengo. Ni mejor ni peor: es mío. El 30 de marzo cumplo 47 (quien quiera mandar regalitos, bienvenido sea) y les juro por la memoria de mi padre que se fue hace unos años que soy feliz”.
“Uso trajes de baño enteros, culotte, culo al aire, intermedio, bikinis chicas y grandes. Nunca tuve mambo con mi cuerpo. Ni cuando estaba ‘gorda’ producto de mi tratamiento de maternidad, ni antes que era un palo, ni ahora que vuelvo a serlo, pero claro, la mayoría no me conoce de mi época pretratamiento y desconocía a mis piernas de novia de Popeye. Mis canas me acompañan desde los 19 (mamá y papá son blancos en canas) y me pintó no teñirme más”, explicó Débora.
“Fui mamá de grande (a mis 45) y me encantaría serlo nuevamente, solo que sería una locura en esta familia monoparental que decidí formar. Si mi embarazo me hubiera dejado inverso a lo que soy hoy, usaría lo mismo y me habría dejado de teñir también. Me rompe soberanamente las petunias teñirme una vez a la semana (porque me tenía que teñir una vez a la semana para no parecer un zorrino con la franja Blanca en las raíces). Vivo plena y soy pragmática. Hago lo que quiero en la mayoría de las oportunidades y lo que puedo en otras”, señaló.
“Desconozco el mambo de la vejez, la gordura o delgadez. Entiendo que en mi caso fluye pero asumo que en otros, cala profundo. Yo tengo empatía pero no es lo que le sucede a un grupo minúsculo, pero agresivo. Por acá, no hacen mella, pero guarda que en otras personas seguramente puedan hacer daño. Con Lola les mandamos besos y les decimos que nos gusta andar culisueltas y divertidas por la terraza de nuestra casa”, finalizó D’Amato.
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