Amante de los animales desde pequeña, le gustaba jugar al aire libre y siendo una niña descubrió su vocación. Paz Cornú compartió con Teleshow sus fotos de la infancia y contó que a sus hijos intenta transmitirle aquellos valores que aprendió de pequeña como el amor por la naturaleza.
Paz vivía en Córdoba Capital con su mamá y sus mascotas. “Siempre hubo animales en mi casa, en el campo teníamos perros, caballos y gatos”, contó la diseñadora de indumentaria y recordó que aquellos años nació su amor por los animales: “Era fanática de andar a caballo con mis primos”.
Durante la época de vacaciones solían pasar los días en el campo. “Siempre era muy divertido”, recordó y contó las cosas que hacían: “Nos íbamos a un río, íbamos todos a la pileta, mucha naturaleza, mi abuela era de reunir a toda la familia entonces tengo recuerdos muy lindos, de mucha fiesta en familia. Fue una infancia muy linda porque los niños eran protagonistas en esas reuniones y a mí que me encanta llamar la atención buscaba la manera de sentarlos a todos y que me vieran".
Es que su otro hobby era bailar: “Hacía danza clásica y bailaba para mi familia, les cobraba para que me vieran”, contó entre risas. Fue justamente bailando que encontró su vocación por el diseño, cuando su madre la llevó a estudiar danza al teatro San Martín: “En ese entonces me gustaba ir antes a los vestuarios de ballet, me gustaba llegar antes y mirar al ropa, el tul”.
También le gustaba jugar con sus muñecas Barbie, hacer deporte y correr carreras: “Era rápida corriendo, ¡ganaba todas las carreras!”. Paz estudiaba en una escuela pública cerca de su casa y al ser consultada sobre cómo le iba, responde con dudas: “Me iba... siempre fui media de hacer lo justo y necesario en el colegio”.
Aunque ahora es vegetariana y desde niña ama a los animales, cuando era chica su comida preferida era el sandwich de lomito: “Pan, lomo, tomate y lechuga... ¡ahora me llegas a decir lomito y me desmayo antes de comerlo! Pero me parecía riquísimo, iba a un lugar donde lo hacían y amaba ir". A la hora de los dulces “amaba” un helado que se hacía en Córdoba que se llamaba Pinito: “Era como un pino de crema y lo pedía con baño de chocolate”.
Uno de los valores fundamentales que aprendió de niña y que día a día intenta pasarle a sus hijos Milán de seis años e Ítalo, que en un mes cumplirá cinco, es el amor por la naturaleza: “Les transmito que estén mucho al aire libre, en el campo. Eso a mí me hizo muy feliz y a ellos también les gusta, trato de que no estén mucho con la tele y con los videos”.
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