En una ceremonia íntima ante unos 50 invitados en el Alvear Palace, donde no se aceptaron obsequios (“El mejor regalo es tu presencia”, se les aclaraba a cada asistente), Eduardo y Elina Costantini dieron el sí este sábado 22 de febrero. El reconocido empresario, de 73 años, y la modelo, de 30, formalizaron su vínculo luego de nueve meses de noviazgo. Se habían conocido en el bar del Malba. Pero, según Anamá Ferreira, el hombre de negocios y su prometida no se conocieron allí por casualidad, sino por un “plan maestro” elaborado por Elina.
La revelación surge de tres escandalosos audios que la conductora brasileña le envió a una persona cercana apenas un día después de la boda. Teleshow tuvo acceso a esas grabaciones, en las cuales Ferreira cuenta, entre otras cosas, que un día creyó que la pareja anterior de Elina era “su abuelo” y explica en qué consistió el “plan” de la joven modelo para conquistar a Costantini.
Conocedora como pocas del mundillo de la moda, del cual surgió Elina, la panelista de Tarde pero temprano cuenta una anécdota para reforzar su teoría de que a la modelo mendocina le gustan los hombres mayores.
Ocurrió hace un tiempo, en un desfile en Mar del Plata, al parecer organizado por Héctor Vidal Rivas. Ferreira cuenta que ese día se encontraba junto a su hija, Taína Laurino Ferreira, buscando un lugar donde sentarse. Quería hacerlo en una mesa en la cual “estaban todos”. El problema surgió cuando allí también “estaba un viejito sentado en el medio de dos sillas, vacías”, según recuerda.
Alguien le cuenta: “(Ese ‘viejito’) es algo de Elina”. Efectivamente, era el anterior esposo de la modelo mendocina. Y Anamá fue a buscarla. “Elina, ¿le podés pedir a tu abuelo que corra una silla?”, le solicitó. “No es mi abuelo, Anamá, es mi marido”, le aclaró, mientras a su lado Taína “casi se muere, se descompone”. La conductora no le creyó. “Elina, no me jodas... ¡Ni tu padre puede ser!”. “Bueno, me gustan los viejitos...”, retrucó la modelo, quien además supo desempeñarse como actriz y estudió Comunicación Social en la UBA.
Ferreira sostiene que “el viejito (le) pagaba todo” a Elina, como su participación en los desfiles de Vidal Rivas, y “la ayudaba a todo para que, bueno...”, comenta, dejando entrever sobre cómo se propició el ascenso de su carrera sobre las pasarelas. Pese a esta circunstancia, y a la confusión con el “abuelo”, Anamá reivindica el accionar de Elina, incluso porque elaboró “un plan maestro” digno del asalto al Banco Río -según su metáfora- para conseguir la atención de Costantini primero, y luego, su estima.
“Ella iba casi todos los días a tomar algo al Malba. Había hecho todo un research (búsqueda), y había visto que él estaba soltero. No es que el tipo la vio un día en el Malba y se enamoró. La vio ahí, frecuentemente, en el Malba: miradita, miradita, miradita...”, cuenta Anamá sobre el comienzo de la relación de Elina -quien nació en Mendoza pero desde hace una década reside en Buenos Aires- con Costantini -cuyo patrimonio ronda los 1.200 millones de dólares-. ¿Y cómo terminó la historia? “Casamiento en el Alvear a las 6 de la tarde, ¡vermouth, papas fritas y good show!”, celebró Anamá, quien -a modo de lamento- expuso un deseo propio: “Yo tampoco lo puedo hacer. Yo estoy acá. ¡Yo quiero alguien que me lleve en business a algún lado!”, bromeó.
Pero además, la ex modelo deslizó que Elina no podrá ser madre junto a Costantini. “No va a poder tener hijos porque la brasileña que estuvo casada con él (hablaría de Clarice Tavares) le hizo hacer la ‘vase...co...tomía’, una cosa así”, explicó, en referencia a una presunta vasectomía.
Aquí, la desgrabación completa de los audios de Anamá Ferreira:
—Yo estaba hablando ahora con un amigo porque Lina... lo bien que hizo Lina, lo bien que hizo. No va a poder tener hijos, porque la brasilera que estuvo casada con él lo hizo hacer la “vase...co...tomía” (por vasectomía), una cosa así. Pero Elina, yo contaba un cuento ahora, hace un ratito, a un amigo, que cuando fui a Mar del Plata al desfile de... de... de... de Vidal, hace, no sé, estaba Jorge (Ibáñez) creo, no, no estaba más Jorge, me fui a... a... quería sentarme en una mesa que estaban todos, y estaba un viejito sentado en el medio de dos sillas, viste, vacías, y qué sé yo. Entonces yo me iba a sentar y... y... estar en la mesa que estaba Elina. Y entonces me dijeron: “(Ese señor) es algo de Elina”. Entonces yo fui y le dije a Elina, estaba Taína al lado, Taína casi se muere, se descompone, estaba Taina, estábamos ahí, y le digo: “Elina, ¿le podés pedir a tu abuelo que corra una silla?” (ríe). Y Elina me mira y me dice: “No es mi abuelo, Anamá, es mi marido”. “Elina, no me jodas...”. “No, no, es mi marido”. Yo digo... por eso digo: “¡Ni tu padre puede ser!”. “Bueno, me gustan los viejitos...”.
—El viejito, el viejito, el viejito... el viejito le pagaba a Vidal, pagaba todo, ayudaba a todo para que, bueno... Pero Elina después, Elina hizo un plan maestro, chicos, yo la felicito, pero la felicito. Hizo un plan... ¿viste el asalto al Banco Río? Bueno, es un plan de este maestro, porque ella iba casi todos los días, yo sé, a tomar algo al Malba, porque había hecho todo un research, y había visto que él estaba soltero, y se iba a tomar algo al Malba. No es que el tipo la vio un día en el Malba y se enamoró. La vio ahí, frecuentemente, en el Malba: miradita, miradita, miradita... casamiento ayer, en el Alvear, a las 6 de la tarde, ¡vermouth, papas fritas y good show!
—Yo tampoco lo puedo hacer. Yo estoy acá. ¡Yo quiero alguien que me lleve en business a algún lado! (ríe).