Asegura que su debut como cronista en la radio fue “muy curioso”. Tenía 23 años y trabajaba como productor del programa de Julia Bowland los sábados a la mañana en Radio Mitre. “Hacía un poco de todo -recuerda Fernando Carnota-. Atendía el teléfono, llamaba a los entrevistados, cortaba cables, como se decía en aquel entonces, porque literalmente cortaba las noticias que llegaban. Un día nos enteramos de un incendio muy grande en una pinturería de Floresta. Había que salir urgente a cubrirlo y no había ningún cronista. Los conductores se miraron entre ellos y me dijeron: ‘Vos, ¿te animás?’. ‘¡Sí, obvio!’, respondí. Agarré un grabador, y salí”.
En aquella época -casi tres décadas atrás- no existía el celular, de manera tal que Fernando debió tocarle el timbre a una vecina para pedirle prestado el teléfono fijo y poder salir al aire desde el living su casa. “Le expliqué que era periodista y me dejó pasar”. Pero, ¿cómo considera que fue aquel debut? “Muy mal. ¡Un desastre!”, se sincera, entre risas, entre una entrevista exclusiva con Teleshow. Y sabiendo que su valentía al aceptar la primera propuesta le valió que le dieran una segunda oportunidad. Así se sumó al plantel de cronistas de la radio y trabajó durante 18 años con las grandes figuras de la emisora, como Magdalena Ruiz Guiñazú.
En este 2020 Carnota debuta con Todos juntos, el programa que conducirá durante la primera mañana de Radio Rivadavia. “Lo estoy viviendo con muchas ganas porque es un proyecto que arranca casi de cero en una radio histórica en la Argentina. Es raro porque no es una radio nueva pero va a ser prácticamente nueva porque empieza una historia diferente a lo que venía viviendo, por lo menos la emisora, en las ultimas décadas. Estoy muy contento, con mucha expectativa", dice Fernando, que estará acompañado por Osvaldo Bebo Granados en economía, Rubén Santos en deportes, Félix Crognale en salud y la locutora Fernanda Carbonell.
—¿Estás nervioso?
—Nervioso no, pero siempre con esa cosita de arrancar algo nuevo. Cuando uno debuta en algún proyecto nuevo se siente un cosquilleo. Yo soy hijo periodístico de la radio. Sin embargo, cada proyecto nuevo es un desafío. Sobre todo en Rivadavia, que siempre fue una de las grandes emisoras, y con este plantel de compañeros que es espectacular (en referencia a Nelson Castro, Eduardo Feinmann, Fernando Niembro y Oscar González Oro, entre otros). Además, con el desafío de ser la locomotora del tren porque es la primera mañana, de 6 a 9.
—¿Tenés alguna cábala antes del debut? ¿Te vas a dormir temprano para estar lúcido al día siguiente?
—No soy de dormir temprano, nunca. Casi todos los años de mi carrera me tocó hacer la primera mañana, pero yo soy de los que funcionan de noche. Tampoco tengo cábalas. Más que levantarme, informarme, tomar unos mates y salir. O un café, pero prefiero el mate, que también lo tomo durante el programa. Es el combustible.
—¿Cómo ves los primeros meses de Alberto Fernández como presidente?
—Lo veo en un contexto de una Argentina sumamente difícil. Obviamente, esto no era una novedad ni para él ni para cualquiera que observe cómo iba a estar estos primeros meses. Lo que observo es que está haciendo equilibrio. Y está con una tensión afuera y una tensión adentro. Afuera, con todo lo que tiene que resolver de política, en materia de deudas, en encaminar la economía; y con una tensión interna todavía no muy visible, pero para los que charlamos con algunos políticos sabemos que existe, entre lo que está llegando y lo que volvió. Concretamente: entre el kirchnerismo y el no kirchnerismo, que van a convivir, y de hecho lo están haciendo. Pero con una tensión que empieza a ser cada vez más tensa. Y a Alberto lo veo ahí, haciendo equilibrio entre lo nuevo, que ya sabemos que son los que llegaron, y los viejos, que son los que volvieron. Resolviendo dos frentes. Igualmente, abocado a resolver la tensión que tiene que ver con las cuestiones del país. No sé si todavía están comunicando fuertemente la gestión. A mí me gustaría verla un poco más. Entiendo que está ocupándose de un país que está en crisis.
—¿Cómo ves la crisis económica? ¿Creés que el país va a salir adelante?
—Es muy difícil estar en la Argentina y ser plenamente pesimista porque siempre parece que nos estamos ahogando y siempre hay algo para salir a flote. Y también decir que nunca se vivió una crisis como esta, es no conocer la historia de la Argentina. Con lo cual, por supuesto que soy optimista y creo que en algún momento esto tiene que empezar a equilibrarse y a resolverse, pero es muy difícil porque las circunstancias cambian. El mundo es otro. Ya el mundo es otro desde que asumió Mauricio Macri. Uno de los problemas que tuvo Macri fue no observar que el mundo había cambiado. A mí me parece que este Gobierno eso lo tiene claro porque lo acaba de ver en el fracaso de Macri, sobre todo en política económica. Pero hay una realidad: no hay plata, hay deuda, y hay un país que está en crisis. Además, hay que empezar a conseguir plata de un país que está parado. Entonces, ¿quién tiene la fórmula para sacar eso? Me parece que es un poco entre todos y con un poco de esfuerzo. Y con un Gobierno que tiene que ser absolutamente creativo en las soluciones que tiene que encontrar.
—¿Qué opinión te merece el rol de las mujeres y el crecimiento del feminismo en los últimos tiempos?
—Me parece maravilloso el empoderamiento que están logrando las mujeres, que debería haber sido desde mucho antes y debería ser más, pero por lo menos es un camino que se empezó a caminar. Es un empoderamiento de la mujer, que es fantástico, y una decadencia del machismo, que también es fantástico. La masculinidad es distinta. Estamos hablando de dos cosas completamente distintas. Si uno ve las estadísticas, las mujeres son los primeros promedios en la facultad, las más productivas en su trabajo, por lo general ocupan los primeros lugares en ese tipo de espacios. Pero después en la sociedad no ocupan los mismos lugares. Con lo cual ahí hay una diferencia que tiene que empezar a corregirse. Y cuando vemos delitos como el femicidio o casos aberrantes como abusos sexuales, lamentablemente están en crecimiento pero creo que también están mucho más visibles. Eso lo hace más condenable, y te da herramientas para una estrategia de lucha diferente.
—¿Estás a favor de la legalización del aborto?
—No lo quiero vivir en términos de celeste o verde, pero si tuviera que vivirlo, soy verde, porque creo que es una cuestión de salud pública. A diferencia de lo que sostienen los que no están a favor, no van a subir las estadísticas de mujeres que aborten porque sea gratuito y no punible, sino que van a disminuir las muertes. Más allá de la cuestión de la libre decisión de cada mujer, es una cuestión pública.
—Como periodista y papá, ¿qué te pasa cuando escuchás los casos como crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell?
—Perder un hijo te pone una categoría absolutamente diferente e incomprensible para el que no la atraviesa. Más allá de la pérdida, las circunstancias en las que fueron lo hacen doblemente terrible y trágico. Más allá de analizar el fenómeno de lo que pasa con los rugbiers, los asesinatos, o ataques en masa, hay algo terrible, que es lo que está pasando por la juventud. Sea de rugby o de cualquier otro deporte. Hay una situación muy crítica y muy concreta en el desborde de algunos sectores.
Mirá la entrevista completa
SEGUÍ LEYENDO