Dicen que, cuando no hay cámaras ni periodistas a la vista, es ameno y divertido. Y cuesta creerlo, sobre todo teniendo en cuenta que a lo largo de sus tres décadas de carrera nunca se ha caracterizado por su buen humor. O al menos, no frente a los medios, en un contacto con la prensa del que siempre rehuyó. Sin embargo, está claro que Nicolás Cabré despliega su simpatía con sus compañeras de trabajo. Casi en todas las novelas que realizó, vivió una historia de amor detrás de cámara.
Es verdad que ahora, que está cumpliendo 40 años y tiene un noviazgo más que consolidado con Laurita Fernández, parece estar mucho más tranquilo. Es más; desde que empezó a salir con su actual partenaire de Departamento de soltero, hasta habla con la prensa de buena gana, y acepta que la actriz, cada tanto, suba fotos suyas a su cuenta de Instagram, pese a ese carácter tan reacio a la exposición.
Pero un viejo dicho auguraba: “Hazte la fama y échate a dormir”. Y por más que hoy se lo note más asentado, el archivo seguirá asociando el nombre de Nico con alguien cabrón, sostenido en aquellas apariciones públicas -involuntarias, claro- en las que siempre se ponía de mal humor cuando los periodista lo consultaban por el romance del momento, que tanta tela dejaban para cortar en los programas de chimentos. A lo largo de los años, Sabrina Carballo, Celeste Cid, Agustina Córdoba, Marcela Kloosterboer, Agustina Cherri, Rocío Guirao Díaz, Romina Gaetani, Sofía Savoy, Josefína Silveyra y Yasmín Corti fueron algunas de sus parejas.
A decir verdad, Cabré no ha sido de lo más prolijo al terminar sus relaciones sentimentales. De hecho, alguna que otra novia se ha enterado por las revistas o la televisión que su pareja había dado por terminado el vínculo, encontrándolo al actor con otra joven, en la foto tomada por el paparazzi de turno. Basta mencionar el caso de Flor Torrente, cuya ruptura se produjo al iniciar Cabré un romance con Soledad Fandiño, o a Eugenia Tobal, de quién se separó cuando conoció a Eugenia La China Suárez.
Pero claro, salvo el caso de la China, con quién mantiene una excelente relación por Rufina, la hija que tienen en común, con el resto de sus parejas Cabré no ha terminado de la mejor manera. Y obviamente, al ser consultado por los cronistas sobre estas situaciones poco felices, ha reaccionado de la peor manera...
De ahí su mala fama. Siempre reacio a las entrevistas, Nico solo las daba cuando era obligado por la producción del programa de televisión o la obra de teatro en la que trabajaba. Y la pésima predisposición se le ha notado hasta en la mesa de la mismísima Mirtha Legrand: cada tanto los programas de archivo pasan algunas imágenes de cuando Chiquita debió lidiar con uno de sus almuerzos más difíciles, cuando lo tuvo de invitado monosilábico junto al recordado Alfredo Alcón. La diva realizó esfuerzos denodados sin lograr arrancarle una frase entera como respuesta a ninguna de sus preguntas.
Pero dicen que los años no solo traen arrugas, sino también sabiduría. Y que el amor logra hasta lo que parecía imposible. Y la realidad es que ahora, que ya cuenta alguna cana y disfruta de una relación apacible con Laurita, Cabré se muestra mucho más relajado. De hecho, a pesar de que siempre optó por no concurrir a los eventos y entregas de premios en los que, por supuesto, siempre están los periodistas, esta semana pasada dijo presente en los Estrella de Mar junto a su pareja.
Igual, pasará un tiempo hasta que el público se acostumbre a verlo como el tipo ameno y divertido que dicen que es en su vida personal. Pero al menos Cabré parece haber dado el primer paso. Y si no genera ningún escándalo de amoríos por el cual los micrófonos lo vayan a interceptar despertando su enojo, es muy probable que la mejor faceta de su personalidad vaya aflorando.
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