Es una de las personalidades más importantes en la televisión argentina: nació en una familia de clase media, pasó parte de su infancia pupila en un colegio y tuvo un hermano con graves problemas psiquiátricos. Pero su resiliencia fue más fuerte y superó los avatares que le dio la vida. Por problemas económicos comenzó su carrera de modelo, fue conocida por una publicidad que la catapultó a la fama y la supo aprovechar. Construyó una exitosa carrera de teatro, pero la televisión le dio la popularidad del éxito y se convirtió en uno de los íconos históricos de la pantalla chica. Susana Giménez cumple hoy 76 años: repaso de una vida de dolor y gloria.
María Susana Giménez Aubert nació el 29 de enero de 1944. Hija de María Luisa Saunders y Augusto Johnny Giménez Aubert, estudió en el colegio Quilmes High School y La Anunciata. Estuvo tres años pupila por decisión de su papá. Tiempo atrás Susana contó que el hombre ejercía violencia de género en su familia. “Mi papá era violento con mi madre porque ella era muy celosa y él era mujeriego. Entonces, a veces, yo escuchaba cosas espantosas y muchas veces los he tenido que separar... y eso es horrible”, sostuvo la diva en el marco de la campaña “Terminemos con el machismo”, impulsada en 2017 por su propia revista. Tuvo un hermano, Jorge, que padeció grandes problemas de salud mental, y estuvo siempre al cuidado de su madre. Susana tuvo tres hermanos más por parte del padre: Patricio, Carolina y Federico.
En 1962 se casó con Mario Sarrabayrouse, con quien tuvo a su única hija, Mercedes. Pero el matrimonio duró poco tiempo y se separó rápidamente. Se graduó de maestra de enseñanza primaria, aunque nunca ejerció su profesión. La esperaban otros caminos por recorrer.
Por problemas económicos, a mediados de los años 60, Susana se metió en el mundo del modelaje. Su figura y el 1,70 mts de altura la ayudaban. Así la descubrieron en la agencia de Héctor Cavallero. En 1967 hizo su primera portada en revista Gente, con un epígrafe que la impulsaría para siempre: “Susana Giménez ‘mató’ en Mau-Mau”, haciendo referencia a la discoteca más popular de aquella época. Ese fue el inicio, nunca más dejó de trabajar.
Apenas dos años después, en 1969, llegaría la publicidad que le dio fama completa: protagonizó el comercial del jabón Cadum, y con el “shock” que aún se sigue escuchando, Susana ya se convertía en éxito.
En 1970 fue convocada para trabajar en el exitoso programa Matrimonios y algo más, de Hugo Sofovich, por el que ganó su primer Martín Fierro, como “revelación”. Al año siguiente, encabezaría en teatro Las Mariposas son libres, junto a Rodolfo Bebán y Ana María Campoy, dirigidos por José Cibrián.
En 1974 fue convocada por Gerardo Sofovich para hacer teatro de revistas por primera vez, aunque tiempo después declaró que “no quería ser vedette, lo hice porque me ofrecieron mucho dinero”.
Al mismo tiempo, Susana comenzó su carrera en el cine. Fue de la partida de una generación exitosa de la pantalla, junto a Alberto Olmedo, Jorge Porcel y Moria Casán. Realizó La Mary, donde conoció a uno de los grandes -y polémicos- amores de su vida: Carlos Monzón. En teatro estuvo junto a Juan Carlos Calabró en en la revista Sexcitante, en 1982. Y se retiró con los musicales Sugar y La mujer del año, junto a Ricardo Darín y Arturo Puig. Lo que llegaría después sería su mayor logro profesional.
Con una historia laboral que incluye 34 películas y 14 obras de teatro, Susana triunfó en la televisión, que la convirtió en una de las figuras más importantes del espectáculo argentino. En 1987 comenzó a realizar el ciclo Hola Susana, por ATC (Argentina Televisora a Color), y así se convirtió en “la diva de los teléfonos”. El programa obtuvo una alta repercusión por la cantidad de concursos que generaban que la conductora se comunicara telefónicamente con sus televidentes. Miles de personas se mantenían inmóvil al lado del aparato de su hogar -en épocas donde no existían los celulares- esperando el llamado de la diva. Por conflictos con los derechos del nombre, el programa mutó hasta convertirse en Susana Giménez, tal como es conocido en la actualidad.
En 2006 murió su madre, con quien Susana era muy afín y compartía grandes momentos de su vida. “Yo sufrí mucho lo de mamá, terminaba el programa y le preguntaba cómo estuve. Ese lugar hoy lo cumple Mercedes. Yo fui su orgullo. Tuvo la mala suerte de que mi hermano casi siempre estuviera internado”, sostuvo en una nota en su propio programa. Su hermano Jorge, dos años menor que ella, padecía de esquizofrenia. Estuvo internado en el hospital Borda en varias oportunidades, y finalmente se quitó la vida en 1996. “Es una enfermedad terrible porque no tiene cura y destruye a la familia, a mamá la destruyó. El día que él se suicidó, mamá empezó a decaer, y ahí se enfermó”, señaló la diva.
Susana tuvo muchos romances, pero apenas dos matrimonios. El primero con el padre de su hija; el segundo, con Huberto Roviralta, que terminó en el escándalo del famoso cenicero que la diva le tiró y cayó por la ventana de su hogar.
En el medio, la conductora tuvo una ardiente relación con Carlos Monzón, un largo noviazgo con Ricardo Darín -con quien siguen siendo amigos-, estuvo en pareja con Jorge “Corcho” Rodríguez -actual marido de Vero Lozano-, y con el empresario Jorge Rama. Además, tuvo varios romances reconocidos, como el de Cacho Castaña o Héctor Cavallero, y otros negados, como con Juan Martín del Potro o Facundo Moyano.
Una mujer que supo sortear los problemas familiares y separarse de un hombre que no amaba, en una época donde el machismo estaba a la orden, y la palabra de la mujer tenía poco peso.
Hace algunos días, Susana posteó una foto de su infancia, en Mar del Plata: “Mi cara de felicidad lo dice todo. Me matan las trencitas… ¿Se acueran de esos trajes de baño ‘nido de abeja’? Yo lo amaba”, escribió junto a la imagen.
En una nota que realizó para Teleshow, Susana señaló que el recuerdo más feliz de su infancia era “sin dudas tiene que ver con las vacaciones en Alta Gracia que pasábamos en familia. Eso es lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en mi niñez y en los momentos felices”.
Ganadora de múltiples premios, Susana recibió el INTE a la mejor conductora de América, el Martín Fierro de Oro en 1996, y el Martín Fierro de Platino en 2010.
La conductora se destacó, además, por la gran cantidad de shows que se presentaron a lo largo de las décadas en su programa, muchos de ellos con artistas internacionales; los musicales donde ella se mostró en diversas ocasiones como protagonista y las miles de entrevistas, que siempre tuvieron su tinte personal.
Quedarán en la historia la nota del dinosaurio “vivo” o el reportaje a Nelson de la Rosa, el hombre que medía 54 centímetros. Así como también “¡Qué flaquita!", una de las grandes frases con la que la conductora halagaba a muchas de sus invitadas.
Como toda estrella, la diva tiene defensores y detractores. Pero, sin dudas, Susana Giménez es un nombre con peso propio en la escena local, un personaje que supo instalarse en la memoria de todos los argentinos, y una persona que traspasó las tristezas de la vida, sonrió ante miles de fanáticos y se mostró real, porque “detrás de todo, sólo hay una mujer”.
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