El 25 de enero de 1990, hace exactamente treinta años, la gran Ava Gardner partía para siempre de este mundo. Y en su corazón, seguramente, se llevaba el secreto de más de un amor o desamor del que nunca había querido hablar en su vida. Sin embargo, a pesar de haber nacido en una época en la que no estaba “bien visto” que una mujer tuviera más de un hombre, la estrella de Hollywood no se privó de disfrutar de la pasión en distintos brazos.
Había nacido el 24 de diciembre de 1922 en Carolina del Norte, en el seno de una familia de campesinos, y parecía destinada para siempre a la pobreza. Salvo, claro, que con sus bellos ojos verdes lograra conquistar a algún estanciero. Pero el destino tenía preparado un futuro muy diferente para ella. En un viaje a Nueva York, adonde había ido a visitar a su hermana, fue descubierta por un caza talentos de la Metro Goldwyn Mayer gracias a una fotografía. Tenía apenas 18 años. Y, de inmediato, se convirtió en una de las caras más codiciadas en el mundo del cine.
Con el tiempo, le pondrían el apodo de “el animal más hermoso del mundo”. Es que ella era bella, por dónde se la mirara. Y los hombres no podían resistirse a sus encantos. ¿El primero en la lista? Mickey Rooney, con quien se casó el 10 de enero de 1942. El matrimonio duró menos de un año. Y ella ni siquiera se ocupó de reclamar la división de bienes tras el divorcio. Simplemente, dio vuelta la página y siguió su camino.
Apenas dos años más tarde, en 1945, Ava contrajo enlace con el músico Artie Shaw, el “rey del clarinete”, pero el matrimonio tampoco prosperó y, un año más tarde, llegó la separación. Era su segundo fracaso amoroso. Pero a ella, mucho no le importaba.
Después de eso, obviamente, Ava tuvo muchos pretendientes. De hecho, se dice que el millonario director de cine Howard Hughes le propuso casamiento en más de una oportunidad y que ella lo rechazó. Es que, para entonces, parecía no estar dispuesta a apostar nuevamente a una pareja. Pero, en 1951, aparecería un su vida un hombre que la marcaría para siempre: Frank Sinatra.
Apenas conoció a Ava, el cantante abandonó a su primer esposa, Nancy Barbato, para casarse con ella. La pareja, formalmente, se extendió entre 1951 y 1957. Pero tuvo muchas idas y vueltas, peleas y reconciliaciones, que hicieron que se viera reflejada en incontables páginas de revistas de la época. Era una relación tan pasional como tortuosa, siempre al límite de los excesos. Y quizá fue eso lo que la volvió inolvidable para ambos.
Después de romper con Sinatra, el corazón de Ava quedó a la deriva. Y, ya instalada en España, se dedicó a disfrutar de los bares de tapas, las corridas de toros y los toreros. Como Mario Cabré y Luis Miguel Dominguín, que fueron dos de los tantos en caer rendidos ante sus encantos. De los galanes de Hollywood que pasaron por su cama, en tanto, pueden mencionarse Burt Lancaster, Clark Gable, Robert Taylor, Gregory Peck y Robert Mitchum, entre otros.
Sin embargo, dicen que aún en sus últimos años de vida, Ava seguía escuchando los discos de Sinatra y recordando los años que compartieron juntos. Hombres, sin duda, habían pasado muchos por sus brazos. Pero el amor, el verdadero, lo conoció sólo con Frank. A pesar de haber sido él, también, el hombre que más la hizo sufrir.
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