“Estoy descubriéndola de a poquito...”, cuenta Celeste Cid sobre el personaje protagónico que interpretará desde mañana a la noche en Separadas, por la pantalla de El Trece.
Martina es una DJ que debe cambiar su vida luego de que su cuñado comete una estafa, y deberá hacerse cargo del negocio familiar junto a su hermana, Clara. Vive sola, y mantiene relaciones abiertas con hombres y mujeres. Su sexualidad no es un tema, ni para ella ni para la gente que la rodea: “Separada de los mandatos sociales, se anima a cuestionar qué es el amor, de qué modo se vive ese amor. Tiene una forma de concebirlo muy libre”, dice Celeste.
—¿Vos cómo te llevás con los mandatos sociales?
—Yo soy un poco más pacata que Martina (risas). Sí tengo mi libertad desde otro lugar. Martina no tiene hijos. Cuando sos mamá tenés otras responsabilidades, otros compromisos, otras prioridades. Uno no está en el primer plano.
—Fuiste mamá muy chiquita, a los 19. La segunda maternidad debe ser distinta.
—Es otra cosa. Son 13 años de diferencia (entre André Horvilleur y Anton Noher). Una está más, no temerosa, pero sí más cauta en algunos sentidos. De chica sos más inconsciente, lo llevás a todos lados, va, participa. De grande también, pero más moderado, priorizando sus tiempos.
—¿Tenés contradicciones? ¿Te permitís momentos de decir: “¡Ay, por qué me metí en esto!”?
—Te diría que todos los días un rato (risas).
—En la serie, Martina es “la impulsiva”.
—Y bueno, sí. ¿Qué va a ser?
—¿En la vida real sos impulsiva?
—Sí… También puedo reflexionar bastante, puedo pasar mucho tiempo reflexionando. Pero sí, soy bastante impulsiva. Con los años uno aprende.
—¿Sos enojona?
—No. No me enojo fácil. Martina lo primero que hace es enojarse. Yo en ese sentido no. Soy muy leal también, y soy bastante estructurada en los sentimientos; por eso digo que soy pacata. Me gusta la fidelidad, la sinceridad, valoro eso. Cuando no recibo eso me duele mucho, y mi necesidad ahí es de distancia. No soy de enojarme y gritar sino más bien, como pasó algo feo, ya no puedo sostener un vínculo.
—Estás en pareja desde hace un año y medio. ¿Tenés ganas de una nueva maternidad?
—No, no, ni me lo planteo. Es una relación muy linda… Es muy fresca también, en un buen sentido. No, por ahora no.
—¿La no convivencia, funciona?
—Sí, funciona. Él es muy ubicado, sabe claramente que mi prioridad son mis hijos; sabe ubicarse, no es una persona demandante. Entiende el contexto también de muchas horas de trabajo. Es un pibe que respeta, para mí eso es re clave. Y también hace que las cosas fluyan.
—¿Cuán celosa sos?
—¿Ahora?
—Sí.
—Menos mal que es ahora, porque si no iba en cana de un modo… He sido muy celosa.
—¿Sí?
—Ahora estoy en un momento de mi vida donde no.
—¿Te podría haber encontrado revisando un celular?
—Hoy de ninguna manera. Lo he hecho, eh. Cuando era chica sí era bastante celosa. No la pasaba bien. También tiene que ver con la seguridad que te da el otro. Es importante.
—Lograr construir vínculos donde uno se siente bien plantado y seguro.
—Eso. No podría estar con una persona que me haga sentir celos o me haga pequeñas escenas para que yo reaccione.
—¿Cómo te pega la maternidad de un adolescente?
—Es complejo es los tiempos que corren. Me ayuda mucho que él sea un pibe tan ubicado. Le va muy bien en el colegio, es muy solidario también con sus compañeras. En ese sentido somos muy parecidos.
—No te está dando grandes dolores de cabeza.
—No, y yo le tengo que decir: “Pará, aflojá, no estudies tanto. Ahora vamos a tomar un helado, cortá un rato". Es muy autoexigente consigo mismo. Te diría que mi dolor de cabeza tiene más que ver con ponerle un límite en el sentido de: “Ya está”.
—¿Estás contenta de volver a hacer tele?
—Re contenta, sí.
—Es un volver a Polka también.
—Yo amo Pol-Ka. Soy muy feliz trabajando acá.
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