De acuerdo a su cuenta personal de Instagram, sus intereses varían entre los viajes, el ejercicio y su hija Michaiah, con la que suele pasar tiempo en Los Ángeles. Aunque nada llame demasiado la atención -atrás quedaron sus escándalos y noches locas- Chet Hanks junta más de 144 mil seguidores, mientras que con su proyecto musical apenas araña los 3 mil. Ser famoso, a veces, vale más que tener talento y el hijo mayor de Tom Hanks y Rita Wilson, lo sabe. Expuso su adicción a las drogas hace unos años, luego habló de rehabilitación y llamó la atención en los Golden Globes por grabarse hablando una lengua jamaiquina. ¿Es la oveja negra de una familia casi perfecta?
Tom Hanks es una leyenda de Hollywood, premiado por la crítica y amado por el público. Indispensable en la industria del cine de las últimas décadas, protagonista de clásicos como La Terminal, Náufrago, Filadelfia y Forrest Gump, entre muchísimos otros, el actor fue honrado con el premio Cecil B. DeMille por su labor en 80 películas que abarcan todos los géneros. Como parte de la ceremonia de los Golden Globes, el pasado 6 de enero, y a los 63 años, el actor no dudó en agradecer a la industria y en dedicarle unas emotivas palabras a su familia.
Pero más allá del merecido galardón, la noticia que se llevó todos los comentarios fue la aparición de Chet, el hijo loco de Tom. El mismo que luchó contra la adicción a la cocaína y al crack, que confesó haber traficado drogas y que se dio lugar a la recuperación.
“BIG UP FIMI WHOL FAMILY PRON COM COM DI DI AWARDS NA SEEN �� �� �� CHUNE IN”, apareció subtitulado en el video de Instagram, así, en jamaiquino, mientras Chet se esforzaba por lograr un acento diferente. El actor fue burlado por todo el mundo y los que no se rieron, se enojaron y lo acusaron de apropiación cultural. Con 29 años, Chester Marlon Hanks se divirtió haciendo voces para sus seguidores de Instagram y luego subtitulando los videos con mensajes que no decían mucho más que “Muy pronto verán a toda la familia en grande aquí en estos premios”. Su inocente paso de comedia, más cerca del ridículo que de la blasfemia, logró eclipsar el momento glorioso de su padre. Lejos de avergonzarse, Chet subió la apuesta, se agregó una bandera de Jamaica en la bio de Instagram y posteó una foto con el premio de Tom y la ironía: “Ciudadanos promedio: maldita sea, esto da miedo, déjame ver las noticias @cnn”.
El músico y actor no tiene nada que ver con las carreras tranquilas de sus padres, ni de sus hermanos mayores, el actor Colin, de 42 años, y la reconocida escritora Elizabeth, de 37, que son hijos de un primer matrimonio de Tom con Samantha Lewes; ni con el bajo perfil de su hermano Truman, hijo como Chet, del segundo matrimonio de Hanks. Aunque de un modo irregular, Chet siempre se ha dedicado a la actuación y a la música. Hace poco trabajó en la serie Empire (en el papel de Blake) y en Shameless (como parte del reparto secundario con su personaje Charlie). La música también forma una parte importante de su vida ya que cuando era más chico se perfilaba como cultor del hip hop, pero sorprendió hace un tiempo con su dúo de rock más clásico, Something Out West.
“Más valientes, más fuertes y más sabios que su viejo”, describió Tom Hanks a sus hijos en medio del cariñoso discurso y reconoció que los dos que criaron con Lewes (fallecida en 2002), tuvieron una educación muy diferente a la de los que comparte con Wilson. Con los primeros tenía que esforzarse por conseguir un lugar en Hollywood y pagar el alquiler, con los segundos, ya era una estrella que podía darse la gran vida. Esos beneficios de niños mimados hicieron mella en Chet, que no se ha privado de nada.
Chet y Truman se criaron en una lujosa mansión con vacaciones carísimas y todos los privilegios de ser hijos de ricos y famosos. Él supo disfrutar de esa vida sin preocupaciones y a los 17 años tuvo una pequeña participación en Bratz. También llegó a participar brevemente en uno de los films de Indiana Jones en 2008, hasta que decidió que lo suyo era el rap. En 2011, mientras cursaba sus estudios en el Northwestern College, se convirtió en Chet Haze y lanzó una versión del “Black and Yellow” de Whiz Khalifa. Se llamó “White and Purple”, en honor a sus colores universitarios. Chet ya mezclaba la cultura de la calle con sus costumbres de niño rico cuando la cocaína empezó a causarle problemas.
En 2014, comenzó a dar notas hablando sobre su adicción a las drogas y exponiendo su alegría por estar en rehabilitación. En 2015 se lo creyó desaparecido y el vocero oficial de su familia salió a desmentirlo, se decía que había sido secuestrado o internado de gravedad. Las subidas y las bajadas fueron constantes, lo acusaron de destrozar una habitación de hotel en el aeropuerto de Gatwick, en Londres, donde causó daños por un valor de 1.500 dólares al arrancar el televisor de la pared. También se lo vio posando con armas como todo un pandillero. La prensa británica publicó los comentarios de algunos huéspedes acerca de lo sucedido: “Era bastante desagradable una vez que comenzó a beber en el club. Seguía diciendo ‘¿sabes quién soy?’".
“Aspiré tanta coca que se me bloqueó la nariz”, dijo tiempo después, cuando sus redes sociales se tomaron un descanso y comenzó el proceso de desintoxicación. Siempre a través de Instagram, el joven volvió con un mensaje crudo: “Solo quiero que todos sepan que he estado en rehabilitación y me está yendo bastante bien. Hace un par de meses estaba vendiendo coca, tomando coca hasta que ya ni siquiera podía resoplar por mi nariz porque estaba muy obstruida”. También contó que había estado fumando crack. “Si puedo cambiar, tú puedes cambiar. Hay una solución”, alentó a quienes sufrían del mismo problema que él y comenzó a modificar el enfoque de sus posteos. Así llegaron los músculos y su pasión por la noche se volcó hacia el gimnasio y las motos.
También se acercaron mejores papeles en series y las palabras de cariño de Tom: “Como padre, amas a tus hijos incondicionalmente. Los apoyas en cada paso del camino”. Por ese entonces, Chet también se estaba por convertir en padre. Michaiah nació en abril de 2016, producto de una relación pasajera con Tiffany Miles, mujer que él reconoce lo ha ayudado a mantenerse limpio. Según comentó en el clásico programa de espectáculos estadounidense Entertainment Tonight, Chet sintió que algo cambiaba en su vida. “Para mí, pasó algo drástico, como convertirme en padre”, confesó.
Con un proyecto musical más tranquilo, una vida sentimental dedicada a su hija y una carrera como actor que parece estable después de algunos años de trabajo continuo, no iba a pasar mucho tiempo para que Chet se mandara alguna de las suyas. Aunque él lo haya tomado de manera inocente, el hecho de utilizar el “patois” (lenguaje) jamaiquino revolucionó las redes sociales de su país, Estados Unidos, y les hizo recordar que existía a compañeros que quizá lo tenían olvidado. Es el caso de algunos colegas suyos de la universidad que aprovecharon la tendencia en Twitter para comentar “Fui a la universidad con él, pasó de ser Chet Haze a ser actor / ‘rapero’. Todos los niños de teatro lo elegían en sus obras con la esperanza de que Tom los viniera a ver”. La anécdota del usuario @imp_kid pinta de forma muy clara la condición de Chet de ser “hijo de”. ¿Cambiará? Quizá cuando gane sus propios premios.
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