El único estado constante de Calu Rivero es la evolución. Aunque suene a paradoja. Sus cambios pueden notarse con facilidad en su aspecto, en una mera cuestión estética, como el corte carré que luce en este verano. También se perciben cuando se presenta, claro: ahora lo hace diciendo “Call me Dignity” (“Llámenme Dignidad”). Y lo ha explicado en una entrevista con Infobae: tiene que ver con su acusación a Juan Darthés, primero negada en gran parte del ambiente artístico, luego reafirmada con la denuncia de Thelma Fardin primero, y la orden de captura contra el actor, después. “Con la reafirmación judicial me siento más digna que nunca”, dijo la actriz, comprendiendo que el tiempo le ha dado la razón.
Y sintiéndose así, Calu desembarcó en el clima cálido de Punta del Este, dejando atrás el frío de la Nueva York que la aloja desde hace años. Pasó las Fiestas en familia: con los suyos celebró la Lavidad (como se refiere a la Navidad, entendiendo que también debe celebrarse la vida) y brindó por la nueva década. Lo hizo siempre acompañada por su hermana, la influencer y socióloga Marou Rivero. Con ella -utilizando el mismo look: un vestido corto de lino sin mangas, blanco y bien playero- se la vio haciendo compras en José Ignacio.
Pero el motivo de su visita también está relacionado con su papá, Guillermo Rivero, quien el 28 de diciembre festejó su cumpleaños. Los une un vínculo muy estrecho: él escribió el prólogo del libro autobiográfico de ella, y además, llevan tatuada la misma palabra, Gracias (Calu en una mano, Guillermo en un brazo). Un par de veranos atrás, la actriz hasta le enseñó a surfear en las olas esteñas.
La también DJ suele tomar sol en la playa que se observa desde el parque de Casablanca, la morada de Mirtha Legrand en José Ignacio. Allí, con su amigo cocinero Agustín Mallmann (sobrino del reconocido Francis Mallmann), repite cada años un “ritual”. “Buscar el spot (punto) sin viento, invitar amigos, agradecerle al sol por su luz y comer vegetales al fuego bajo la inmensidad de las estrellas. Y después charlar y charlar y charlar, con vinito”, según explicó Calu en sus redes.
De esta manera Calu Rivero disfruta de un verano más en Punta del Este. Igual que todos los demás. Y tan distinto al resto. Como ella misma, año tras año, un cambio detrás del otro. Interno y externo.
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