Los últimos meses del 2019 no fueron de los más felices para Floppy Tesouro. A menos de un año de haberse casado, y a dos años de haberse convertido en madre de Moorea, la modelo y el arquitecto Rodrigo Fernández Prieto se separaron. “No nos estamos encontrando, él es una gran persona y un gran papá, pero como pareja a veces uno elige un camino, otro elige otro”, contó muy dolida ella por aquel entonces, en Incorrectas.
Puede sonar contradictorio, pero en ocasiones -y este caso es un claro ejemplo- el tiempo y la distancia pueden ser aliados a la hora del amor. Cuando todo parecía indicar que la relación entre ellos ya era cosa del pasado, sorprendieron a los turistas de Punta del Este al pasear por la playa besándose, como en las primeras épocas de noviazgo, junto a su pequeña hija.
“Arrancamos un muy lindo 2020 con Rodrigo. Es una linda oportunidad para la pareja y la familia. Siempre digo que cuando hay amor hay que apostar, y las cosas se van acomodando. La verdad que me costó mucho tomar la decisión (de separarse), es difícil soltar cuando hay amor, pero no estábamos funcionando, no había mucho diálogo y se habían perdido muchas cosas que tienen que ver con la pareja”, contó Floppy a Teleshow sobre los motivos de la separación.
Las diferencias tenían que ver “con la vorágine del día a día”, que provocó que “se perdiera el diálogo” entre ellos, pilar fundamental para sostener su relación. De todas formas, confía la modelo, entre ellos siempre prevaleció el amor y el respeto mutuo.
Estuvieron distanciados cuatro meses, en los que se dieron la oportunidad de “pensar y madurar” aquellas diferencias. “Ahora a Rodrigo lo veo más plantado con apostar a la familia, que es lo mismo que quiero yo, y vamos a darle para adelante” aseguró.
Este viaje a Punta del Este no estaba planificado que lo hicieran juntos. De hecho, Floppy ya había arreglado para ir con su hija y su niñera, para que cuidara a Moorea mientras ella sale al aire en Incorrectas desde Punta del Este; mientras que él también tenía sus planes. Sin embargo, unos días antes de partir tuvieron un encuentro que cambió todo lo que indicaban los papeles.
“La noche antes de venir para acá fuimos a cenar y él me pidió una oportunidad. En los cuatro meses de separación nunca dejó de decirme que me amaba y que quería que la pareja funcionara, y que le diera una oportunidad. Yo estuve bastante negada. ¡El que más la remó fue él!”, reconoció.
Y concluyó: “Se dio esta charla y cuando llegamos acá decidimos convivir y apostar a la familia. Estábamos viviendo por separado, así que cuando regresemos vamos a volver a convivir”.
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