La muerte que sacudió al país: el disparo que dejó sin vida a Cristina Lemercier provocó más dudas que certezas

Cristina Lemercier tenía una vida soñada para la época. Una profesión, una familia con hijos y nietos, un futuro promisorio. Había logrado transformarse en uno de los íconos de la televisión argentina con Señorita Maestra. Era una abuela joven, de apenas 45 años. Tenía toda una carrera por delante. Era exitosa, el público la adoraba y la crítica la elogiaba. Pero ella no era feliz.

Eran las 3 de la madrugada del 22 de diciembre de 1996, cuando Cristina Lemercier y su marido Raúl Ortega mantenían una fuerte y áspera discusión. Los reclamos que se hacían cortaban el silencio de la noche. Dos de sus hijos dormían en la casa familiar, junto a una pequeña invitada que terminó siendo testigo de la trágica situación. Estaban separados desde 1991, pero cuando él volvía al país se quedaba en el chalet, y los reproches entre ellos tomaban protagonismo. Esa noche fue una más… la última. “¡Cristina, dejá ese revólver!”, se escuchó decir a Raúl. Ya era tarde.

La pelea terminó en tragedia. Una bala en la sien de la actriz le provocó daños irreversibles. Fue internada rápidamente en el sanatorio General Sarmiento donde fue sometida a una operación, pero los médicos no pudieron extraer la bala de su cabeza. Estuvo cinco días con muerte cerebral hasta que finalmente murió el 27 de diciembre, producto de un paro cardiorrespiratorio.

¿Suicidio, accidente u holmicidio?

El misterio invadió la causa. Se produjeron decenas de especulaciones sobre lo que había pasado entre ellos puertas adentro.

La desaparición de la actriz generó una fuerte conmoción en el mundo del espectáculo. La justicia detuvo a su exmarido, quien algunas horas después fue liberado. Hubo muchas dudas sobre su muerte. Se habló de suicidio y de accidente, pero también se apuntó a Ortega por homicidio. El hombre aseguró que esa noche Cristina tuvo un fuerte ataque de nervios y que tomó el revólver Smith and Wesson calibre 38 que tenían en el hogar amenazando con quitarse la vida. Pero que no lo dijo “seriamente”. La actriz se acercó el arma a su cabeza y gatilló tres veces. Su esposo señaló que “creyó que no tenía balas”. La última vez, la bala salió. Ante la policía, el político sostuvo que era habitual tener un arma en la casa en esa zona, por una cuestión de seguridad.

Ortega sostuvo que Cristina sufría una fuerte depresión, producto de un accidente que había tenido algunos años antes, en 1992, que le había provocado bajar 10 kilos y que la había alejado de la escena artística. “Cristina estaba bajo tratamiento psiquiátrico pero en los últimos tiempos se encontraba mejor. Estuve dos días antes de la tragedia y noté que estaba muy ansiosa por la llegada de su esposo. Quería recomponer su matrimonio, unir a su familia. Eso la tenía mal”, señaló Jorge uno de sus cuñados en una nota con el diario Crónica, al día siguiente de su muerte.

Algunas versiones indicaban que la actriz no se pudo reponer a la muerte de otro de sus cuñados, Luis, quien falleció en julio de ese año en un trágico accidente en la Ruta 9 y estaba casado con Gloria, una hermana de Cristina. La revista Caras, luego de la muerte de Lemercier, afirmó que cuando por esos meses se le solicitaba una entrevista, ella respondía: “¿Y de qué te puedo hablar yo? Estamos viviendo un duelo que no sabemos cuándo terminará. Éramos dos familias muy unidas. Hay que entender que somos dos hermanas casadas con dos hermanos”.

Sus días de internación fueron una lenta agonía, una despedida de quienes no se esperaron este trágico final. Inconsciente y dormida, Cristina estaba conectada a las máquinas que la mantenían con vida. La muerte cerebral fue irreversible.

Luego de su muerte, su hijo mayor habló con la prensa, y señaló: "Fue un accidente trágico lo ocurrido”. La causa se cerró como “tentativa de suicidio”.

Su vida en pareja

Cristina Lemercier se casó en 1968 con Raúl Ortega, hermano de Palito, conocido en la década del 60 como Freddy Tadeo, luego de su participación en El Club del Clan. La pareja se había separado unos años antes y Ortega había dejado la música para dedicarse a la política. Al momento de la tragedia, se desempeñaba como embajador plenipotenciario del gobierno de Menem en Costa Rica. Había regresado a la casa con la intención de mudar a toda la familia a Tucumán, su provincia natal.

Los rumores de romance con el entonces presidente Carlos Menem y una tapa sensual en la revista Libre habrían provocado grandes conflictos entre la pareja de Lemercier y Ortega que, aún separados, siempre se reencontraban cuando el político volvía al país y se instalaba en la casa familiar. Cristina quería dejar atrás su imagen de maestra y rearmar su carrera artística.

A pesar de los roces y conflictos, la pareja siempre apostó por una segunda vuelta. La idea de familia, los hijos y los nietos generaban entre ellos un punto para volverlo a intentar. Incluso, hay quienes aseguran que Raúl fue el amor de su vida. Y que nunca pudo superar la separación.

Su carrera

Cristina Lemercier debutó en televisión con apenas 16 años. Llegó de la mano de Fermina Piangetti, la maestra suplente que reemplazaría a Jacina Pichimahuida por unos días, encarnada en ese entonces por Evangelina Salazar quien se tomaba unos días para irse de luna de miel, luego de casarse con Palito Ortega.

Un tiempo después, en 1982, Lemercier protagonizó ella misma a Jacinta Picimahuida, por la pantalla del canal público. El ciclo se llamaría Señorita maestra y sería el inicio del éxito de la joven. Más tarde, realizaría Señorita Jacina y Séptimo grado, adiós a la escuela, ambos por Canal 9.

Cristina quiso darle un rumbo a su carrera y tuvo participaciones en El Pulpo Negro, Por siempre amigos o Monumental Moria. También actuó en cine y en teatro. Hasta que finalmente se dedicó en los últimos años de su vida a la conducción de programas infantiles, Dulce de leche, La hora de los pibes y Boomerang, todos ellos por la pantalla del canal público, ATC, entre 1989 y 1996

Cristina Noemí Perone nació en 1951 en José C. Paz. Su madre era una militante peronista y su padre, Ceferino Perone, fue un destacado campeón argentino de ciclismo, que luego trabajó como comerciante. Tenía dos hermanas, Gloria y María Rosa. Tuvo tres hijos, Pablo, Paula y Julia. Y dos nietos. Fue la maestra más querida de la televisión argentina. Su mirada angelical le permitía ser recibida en todos los hogares argentinos. Pero en el fondo, la tristeza de su corazón pudo más que la sonrisa que la caracterizó hasta el último de sus días. Su vida fue un éxito; su muerte fue un enigma.

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