“Ahora y en cien años más las cosas van a ser igual”, comienza diciendo el tema “Cien años” de Abel Pintos, elegido como cortina musical de Argentina, tierra de amor y venganza. Y esa frase parece confirmar lo que se contó durante gran parte de la historia, que más allá de ser una ficción, mostró cómo se vivía en la década del 40, con otras costumbres, sin televisores ni celulares pero con flagelos que hoy siguen vigentes como la trata de blancas, la inseguridad, la corrupción, y también la impunidad.
La novela de época que cuenta la historia de Raquel (China Suárez), Lucía (Delfina Chaves), Aldo (Gonzalo Heredia), Torcuato (Benjamín Vicuña) y Bruno (Albert Baró) finalizará la semana que viene luego de un gran año de éxito, y según fueron adelantando algunos de sus protagonistas a Teleshow, promete un desenlace “imperdible” y “atrapante”.
No hay dudas de que fue un gran año para la tira de El Trece y Polka, y se comprueba con los números de rating que indicaron que, junto a ShowMatch, fue lo más visto del año. Al punto tal que los autores, Carolina Aguirre y Leandro Calderone, debieron estirarla y escribir más capítulos. ¿Cómo lo resolvieron? Haciendo un salto temporal de dos años, en los cuales cambió la trama y se sumaron algunos personajes.
Además del elenco protagónico, la ficción se destacó por los actores que supieron interpretar y darles vida a sus personajes. Incluso en escenas en las cuales no sucedía algo clave para la historia, cada uno de ellos logró sostenerla. Esto es algo que se ha visto pocas veces en la ficción argentina.
Machismo. A pesar de que en la década del 30 y del 40 el machismo no solo era aceptado sino que era bien visto por la sociedad en su conjunto, en ATAV presentaron personajes como los de Raquel, Lucía y Francesca (Malena Sánchez) que intentaron deconstruir el pensamiento de los hombres e incluso el de las mujeres que pensaban de esa misma forma, como Anna (Candela Vetrano) o Alicia (Mercedes Funes), quienes consideran que las mujeres no deben trabajar sino ser amas de casa y esperar a sus parejas con la comida lista.
Homofobia. El personaje de Malek (Franco Quercia) dejó plantada a su novia en el altar y le terminó contando a su padre, Alí (Ariel Pérez de María), que es homosexual. El ex matón de Ferreyra no reaccionó bien, se enojó con su hijo porque consideraraba que “es una enfermedad”, al igual que Alicia, Torcuato, que directamente lo califican como “desviado”. Lo mismo le sucedió a Libertad (Virginia Innocenti), que sufrió el destrato de su propio hijo Gabriel (Federico Salles) que la trataba de enferma porque en su juventud había tenido un romance con otra mujer.
Mis villanos favoritos. El malvado Samuel Trauman (Fernán Mirás) es uno de los malvados más queridos de la historia. El actor supo encontrarle la vuelta a su personaje –un proxeneta machista, maltratador, asesino y violento–, que a pesar de toda su maldad le terminaba sacando una sonrisa al televidente. Desde su latiguillo “¡te vas!”, hasta los propios chistes que él mismo hace por la falta de sus testículos –que perdió por un disparo de Raquel–, logró que el público esperara con ansias sus escenas.
Alicia, con sus problemas de dicción, también logró cautivar a un público que, de alguna forma, entendió que ella sentía un amor desmesurado por su hermano y que hubiera hecho cualquier cosa con tal de que fueran felices juntos.
Libertad. El giro que tuvo el personaje de Innocenti con el paso del tiempo generó que el público empatizara con ella. Pasó de ser una madre autoritaria a la que solo le importaba el poder y el dinero –al punto de defender los delitos de su hijo– a una mujer con demencia que lo único que quería era reencontrarse con una amiga de su juventud (Margot) con quien no pudo vivir a pleno su historia de amor.
Los que se hacen odiar. Los casos de Torcuato y Gabriel no corren la misma suerte. Sus personajes se hicieron odiar desde el primer día. La impunidad con la que maltrataron a las mujeres, con la que mataron, y su interminable sed de venganza generaron que nadie deseara que triunfe su maldad. Ambos son machistas, asesinos y solo velan por el bien de cada uno. A pesar de tener una familia a la que podrían defender, los abruma el egoísmo.
Nuestros héroes. Aldo y Bruno –acompañados por La banda– se pusieron al hombro la lucha contra la prostitución para salvar a las mujeres del burdel. La historia de amor del personaje de Gonzalo Heredia con el de la China Suárez pudo superar las adversidades y los distintos obstáculos (y personajes malvados) para vivirla.
El caso del papel de Albert Baró y Delfina Chaves no fue el mismo. Ellos tuvieron idas y vueltas, encuentros y desencuentros, pero el amor entre ellos nunca dejó de existir. Los fanáticos de Brunia –jugando con los nombres de la pareja– esperan que tengan un final feliz.
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