A lo largo de Argentina, tierra de amor y venganza, Madame Ivonne (Andrea Frigerio) tuvo dos caras. Por un lado, la de la mano derecha de Samuel Trauman (Fernán Mirás), que lo ayudó durante años a mantener el negocio de la prostitución y la trata de blancas a través del Varsovia, el cabaret que le ayudaba a regentear.
Sin embargo, en la última etapa de la ficción éxito de El Trece terminó mostrando una faceta totalmente opuesta, solidarizándose con las mujeres que, con Raquel (La China Suárez) a la cabeza, lucharon siempre por salir de ese infierno al que las tenían sometidas.
Luego del rescate que la banda hizo de las mujeres que Trauman tenía cautivas, ella es la única que no logran salvar y queda en poder del cafisho, quien la lleva a la casa de Ferreyra.
Enferma de cáncer, Ivonne sufre un desmayo al caer por la escalera, lo que no le deja opción a Trauman y la llevan a un hospital.
Allí, agonizante, la mujer encarnada por Andrea Frigerio decide hacer algo por todas las mujeres del Varsovia antes de morir. Por eso, primero finge querer abrazar a Trauman para robarle la llave que abre la caja fuerte donde éste guardaba los registros con toda la actividad del cabaret desde sus comienzos y los datos de todas las miles de mujeres que fueron compradas para ser explotadas sexualmente.
Con la llave en su poder, Ivonne se la entrega a La Polaca, y le explica cómo tiene que hacer para encontrar ese material fundamental para llevar a la cárcel a Traumann.
Claro que las escenas más dramáticas llegan cuando se despide de su hijo, Julián (Toto Suar), a quien dejó al cuidado de sus abuelos cuando era sólo un niño para no exponerlo a la vida que llevaba, y luego cuando finalmente muere luego de completar su declaración contra Trauman.
“Que tengas una linda vida Julián, que seas feliz con Carmencita, que se quieran mucho. Ojalá que puedas dar vuelta la página, que te olvides de toda esta mugre, que te olvides de mí. Quiero que sepas que yo no te dejé con mis padres para deshacerme de vos, te dejé porque te amaba, más que a mi vida te amo. No llores, no merezco que derrames ni una sola lágrima por mí”, le dice ella con el hilo de voz que le queda.
“Yo no la puedo perdonar, pero aún así no puedo dejar de sentir gratitud por usted, porque usted me salvó la vida abandonándome”, le dice él entre lágrimas.
“Yo no te abandoné nunca, no hubo un sólo día en el que no haya pensado en vos. Si me escapaba del Varsovia para ir a verte, para espiarte cuando entrabas al jardín o cuando te iban a buscar a la escuela”, le dice ella, para luego abrazarlo y llorar juntos.
El mismo llanto desgarrador que Julián no puede evitar cuando finalmente la enfermera le confirma que su madre acaba de fallecer. “Mamá por favor no, mamá, por favor”, lanza entre sollozos, mientras la abraza sin consuelo.
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