En la noche del lunes, mientras los restos de su papá, Santiago Bal, eran despedidos por familiares y amigos en la casa funeraria O’Higgins, Fede Bal decidió dejar por un momento el velatorio para presentarse junto a Lourdes Sánchez en la definición del duelo de reggaetón del Bailando 2019, en el que finalmente fue salvado por el jurado.
“Quiero pedir un gran aplauso para Fede que ha tenido un día espantoso en la vida de una persona. Hoy se ha ido un grande”, comenzó diciendo Marcelo Tinelli luego de los saludos de rigor de ShowMatch. Y se fundió en un sentido abrazo con el participante, al que le aseguró que Santiago se había ido físicamente, pero que iba a seguir presente “el espíritu y el alma” en este plano.
Entonces, fue el propio Fede quien se encargó de explicar sus sentimientos y los motivos que lo llevaron a querer presentarse en el certamen a pesar de estar en pleno duelo. “Me pasan muchas cosas en la cabeza en este momento. Él amaba tu programa, lo veía todas las noches. El día que ganamos, allá por el 2015, hay una imagen que me voy a llevar toda mi vida en la que estaba él que no lo podía creer. Y la unión con mi vieja también, era una cosa hermosa. Así que pensé un montón de cosas. Y dije: ‘¿Qué me hubiese dicho él?’. Y él me hubiese dicho: ‘Vos tenés que ir’. Porque el trabajo nos salva. Y no trabajamos en una oficina, trabajamos para que la gente en la casa se ría y se divierta. Mi papá me enseñó eso y muchas cosas más", comenzó diciendo el hijo de Carmen Barbieri.
Enseguida, Fede continúo hablando del legado de Santiago: “Más que nada, me enseñó a ser feliz. Él siempre decía: ‘No te olvides de ser feliz. Pero no te lo olvides. Tenés que ser siempre feliz. Un día que no sos feliz, es un día perdido’. Y yo acá soy feliz. Entonces, estaba recién en el velatorio, lo estábamos velando. Y es un golpe re bajo, pero hay un buen mensaje después de todo esto. Agarré a mis quince amigos que están ahí, se subieron a un par de autos y les dije: 'Vamos al programa. Este es mi trabajo, este es mi lugar. La vida sigue. Porque él quería que yo esté acá. Vamos un rato y volvemos”.
Luego continuó: “Papá se fue como querría irme yo: con una sonrisa. Es fuerte lo que voy a contar, pero mamá me dijo: ‘Entrá a verlo’. ‘Pero mamá, ya se fue papá. Ya no es él’. ‘Entrá a verlo’. Entré a verlo y tenía una sonrisa en la cara. La vida es tan linda y la muerte también es linda. Porque si uno no entiende la vida, no puede entender la muerte. Yo amo la vida. Yo me ocupo de vivir todos los días de mi vida y de disfrutar de verdad, de sonreír y de a cada cosita chiquita sacarle la máxima experiencia. Y, cuando llega la muerte, tenés que entender y abrazarla”.
Fede se refirió, también, a la situación familiar que vivió con sus hermanos, Mariano y Julieta. “Hoy papá se va con sus tres hijos abrazados, que fue muy difícil de conseguir eso cuando estaba vivo. A veces, las situaciones límites hacen que los hermanos se unan, que las peleas se caigan, que todo parezca una estupidez. Hoy estamos todos unidos. Y hoy, el amor de su vida, que es mi vieja, está firme al lado de él. Recién estábamos poniendo Frank Sinatra y bailábamos al lado de él. Y no parecía un velatorio, parecía una fiesta, una previa. Yo miraba a mis amigos y decía: ‘Pará, ¿tenemos que ir a bailar?. ¿Qué les pasa?’ Estábamos todos charlando y todos bien. Mi vieja hizo cantar a una amiga. ¿Viste el final de El gran pez? Bueno, yo iba a un grupo, escuchaba una anécdota y me cagaba de risa, iba a otro grupo, otra anécdota y me cagaba de risa...”.
Después, Fede reflexionó: “¿Sabés cuánta gente pierde familiares sin estar preparados? Yo vengo preparándome para la partida de él hace muchos años. Llegó hoy y abrazo a la muerte, como abrazo a la vida. Como él me enseñó. Le dimos todos sus deseos. Todo lo que él quiso se hizo. Él amaba a esa mujer. Y se mandó todas las cagadas, todas. Y mamá estaba al lado de él. Porque el amor es más fuerte. Uno se puede equivocar, los hombres somos unos boludos mal que nos equivocamos todo el tiempo. Yo me equivoco todo el tiempo. Pero mamá al lado como un soldado. Entonces están sus hijos, están su mujer de su vida, sus amigos, están todos los colegas, lleno de bailarinas...Parecía una foto de marquesina de temporada”.
Y luego concluyó: “Se va como un grande, ojalá yo el día de mañana me vaya así. Le hicimos su obra, hicimos su película, lo abracé y dije: 'Viejo, nos encontraremos más adelante. Y que sea feliz, que vaya con Dios”.
SEGUI LEYENDO