Hay amores que son capaces de trascender hasta lo inimaginable. En 2011, tras 25 años de pareja, Carmen Barbieri y Santiago Bal se separaban en los peores términos. Y todo indicaba que nunca más podrían mantener, ni siquiera, una conversación en paz. Pero la realidad es que, a lo largo de su relación, ambos habían tenido que afrontar todo tipo de obstáculos. Y si habían podido superar problemas de salud y económicos, ¿cómo una infidelidad iba a impedir que se siguieran queriendo hasta el final?
Cuando se conocieron, allá por el ’86, Carmen era una espléndida vedette de 30 años y, Santiago, un capocómico de 50. Pero la diferencia de edad no fue un impedimento como para que ellos se enamoraran. Sin embargo, sí fue un shock para la mamá de Barbieri, doña Anita Caputo, quien puso el grito en el cielo apenas se enteró de la noticia del romance.
Sí: la suegra de Bal nunca aprobó la relación. Pero la realidad es que tuvo que esperar un cuarto de siglo para que las advertencias que le había hecho a su hija, finalmente, pudieran evidenciarse. En ese tiempo, Carmen y Santiago se convirtieron en una dupla inseparable tanto arriba como abajo del escenario. Y, en 1990, tuvieron al único hijo de ella, Federico, y el tercero de él, que ya era padre de Mariano y de Julieta.
Pero no todo, o mejor dicho casi nada, fue color de rosas en la historia de amor de Carmen y Santiago. Cuando se casó con Barbieri, Bal ya venía de atravesar serios problemas de salud. Había superado el cáncer, pero tuvo al menos tres recaídas y debió someterse a varias cirugías. Y esto, obviamente, vació las arcas del matrimonio, que debió rebuscárselas como fuera para poder salir adelante.
Lo cierto es que Carmen nunca bajó los brazos. Sea en obras de teatro autogestionadas o en programas de televisión exitosos como Movete, ella siempre siguió trabajando. Y se mantuvo firme, junto a Santiago, aún en las peores situaciones que no fueron pocas.
En el 2006, en tanto, Carmen fue tocaba por la varita mágica de Marcelo Tinelli. Y, después de ganar la primera edición del Bailando por un Sueño, pudo volver a comprarse su casa y reimpulsar su carrera en la revista, esta vez, como capocómica.
Claro que, cabrón como pocos, Santiago también puso peros en esta situación. Es que el trabajo de Carmen en los años siguientes fue muy intenso, tanto por sus participaciones en ShowMatch, ya fuera en la pista o en el jurado, como por su labor en el teatro. Y esto hizo que él se enojara por pasar muchas noches si su compañía.
Pero Carmen soportó todo lo que pudo. Hasta que no pudo más. En el verano del 201, se enteró de que Santiago le había sido infiel con una de las bailarinas de Bravísima, Ayelén Paleo. A los 75 años, Bal se había enamorado de una joven de 21. Y decía que Barbieri tenía “olor a vieja”.
¿Algo más? Sí. Tras la escandalosa separación, en la que su hijo Fede tuvo que intervenir para obligar a su padre a dejar el hogar conyugal, Carmen se enteró de que su ex le daba dinero a su amante y que le había dejado una abultada deuda con la Afip, que ella tardó varios años en saldar. Así que, una vez más, se vio obligada a luchar contra los problemas económicos.
Después del divorcio, más allá de alguna que otra jovencita que quiso posar junto a Santiago para la foto y algún que otro candidato que intentó conquistar a Barbieri, ninguno de los dos pudo rehacer su vida amorosa. Y, en 2014, cuando Bal terminó internado en el Instituto Médico de Alta Complejidad en coma famacológico con un cuadro de infección urinaria, bronquitis y enfisema pulmonar, Carmen se acercó a su lecho y susurrándole al oído le dijo: “Te perdono”.
Para entonces, los médicos le daban apenas unas horas de vida. Pero se produjo el milagro. Porque Santiago no estaba dispuesto a irse de este mundo sin recomponer su relación con Carmen. Así que se recompuso y, como no podía ser de otra manera, Barbieri volvió a encargarse económica y afectivamente de él, aunque ya en carácter de ex esposa.
Sin embargo, el último verano sucedió lo que nadie podía esperar. Carmen y Santiago volvieron a juntarse sobre un escenario, esta vez con su hijo Fede, para hacer en Mar del Plata la revista Nuevamente Juntos. Y, finalmente, Bal pudo cumplir el último sueño que le quedaba pendiente.
Por eso, cuando después de que la obra debutara en Buenos Aires y su salud comenzara a deteriorarse, Santiago decidió retirarse definitivamente de los escenarios. Había logrado trabajar con la mujer de su vida y con su hijo. Y ya no podía pedir más. O sí. Cuando su cuerpo le dijo basta y el dolor se convirtió en crónico, le pidió a su ex que no lo internara en un geriátrico. Y ella le prometió que no lo haría, que cuando ya no pudiera vivir más solo lo llevaría a su departamento para cuidarlo hasta el final de sus días. Algo que solo se explica con una palabra: amor.
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