Su vida había dado un giro en todo sentido. Después de una extensa carrera como galán, Carlos Calvo se había propuesto encarar un proyecto totalmente diferente y se puso al frente de una serie de terror que implicaba un verdadero desafío para su carrera: Drácula. Por otra parte, y después de haber disfrutado del amor de algunas de las mujeres más bellas de la Argentina, había decidido formar una familia junto a la psicóloga y actriz Carina Galucci, con quien estaba esperando su primer hijo. Pero, entonces y sin que nadie pudiera preverlo, todo pareció desmoronarse frente a él.
Era el 14 de marzo de 1999. Carlín tenía apenas 46 años cuando, después de grabar una escena en la que encarnaba una versión libre del legendario Conde de Transilvania y que dio lugar a todo tipo de especulaciones místicas, sufrió un ACV (Accidente Cerebro Vascular). El susto fue mayúsculo, sobre todo para su mujer. El actor estuvo internado durante once días en el Instituto del Diagnóstico y Tratamiento. Y logró salir adelante. Sin embargo, el coágulo cerebral le había afectado la movilidad en su brazo y su pierna izquierda. Y entonces comenzó su derrotero.
Lo primero que debió enfrentar el actor, fue un tratamiento de recuperación en La Habana, Cuba, que luego siguió de manera ambulatoria en la Argentina y le permitió revertir muchas de las secuelas del accidente. Pero, de alguna manera, el hecho de estar abocado a su rehabilitación, no le permitió disfrutar a pleno de la llegada de su primogénito, Facundo, que hoy tiene 19 años.
No obstante, gracias a su enorme garra y el apoyo incondicional de su mujer, Carlín logró superar la prueba. Y, en el año 2001, pudo volver tanto al teatro como a la televisión. Es cierto que no había recuperado el cien por ciento de su movilidad. Sin embargo, haciendo gala de su profesionalismo, él lograba que esto no se notara al momento de salir a escena o grabar una ficción.
Para entonces, lo peor parecía haber pasado. Y, para consolidar esa familia que tanto había anhelado, en marzo de 2006 llegó Abril, que hoy tiene 12 años. Carlín, finalmente, tenía una niña a quien mimar. Pero también tenía dos hijos que mantener, así que no podía dejar de trabajar. Y no lo hizo.
Pero el 4 de octubre de 2010, ocurrió lo que nadie podía imaginar. Cuando estaba por salir a escena para hacer Taxi 2 en Mar del Plata, el actor comenzó a sentirse mal. Sus compañeros, entre los que se encontraba su amigo Diego Pérez, se dieron cuenta y llamaron al servicio de emergencia. En la platea, esperando para verlo, estaba su hijo. Entonces se supo que, con 57 años, había sufrido su segundo ACV y que su estado era preocupante.
Una vez más, Galucci se hizo cargo de la situación. Para entonces, ella y Carlín ya habían comenzado los trámites de divorcio y se decía que llevaban un par de años separados de hecho. Sin embargo, como madre de sus hijos, ella no dudó en acompañar al actor durante el largo tratamiento que debió realizar en la Clínica Fleni. Claro que, esta vez, la recuperación no fue tan simple.
Desde que ocurrió este segundo episodio, Carlín no volvió a trabajar. Tuvo algunas apariciones públicas, en la obra Leonas, junto a Carmen Barbieri y Nazarena Vélez, y en la cancha de Boca, el club de sus amores. Pero no mucho más que eso. Lejos había quedado el galancito de Extraña Pareja, la obra que protagonizó junto a Ricardo Darín en el 84, o el pícaro “ganador” de Amigos son los amigos, la serie que encabezó con Pablo Rago en la década del 90, por mencionar sólo algunos de sus éxitos. Entonces, lo único que importaba era su salud.
Hoy, a los 66 años, la salud del actor tiene en vilo a todos sus seres queridos. El lunes pasado, Carlín fue dado del alta después de haber pasado nueve días internado en el Sanatorio La Trinidad por una infección generalizada. Y ahora está en su casa, al cuidado de enfermeras, dónde recibe la vista de su ex mujer, sus hijos y sus amigos más cercanos, como Javier Faroni. Los mismos que lo vienen sosteniendo desde el año 1999, cuando su vida cambió para siempre. Y los que no están dispuestos a soltarle la mano a pesar de la adversidad.
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