Corría 1993. Y casi como un capricho del corazón, mientras Diego Latorre se jugaba su futuro como futbolista en Europa, terminó encontrando su futuro amoroso en la Argentina. Luego de brillar en Boca, por aquel entonces militaba en las filas del Club Deportivo Tenerife, en España. Y en sus vacaciones regresó al país para visitar a su familia. Aquí estuvo un mes. Y esos días valieron para que encontrara al amor de su vida.
En aquellos años, según él mismo contaría en una entrevista, “la moda” era estar bronceado. Por eso Gambetita –como lo bautizó el relator Marcelo Araujo– decidió asistir a un solárium. Ya en el local, para el delantero no pasó inadvertida la llegada de dos hermanas. Y una de ellas le llamó un poco más la atención, según su relato. Eran Maite y Yanina Arruza, tal como indica en su documento de identidad. “Maite era como más espectacular, mientras que Yanina era linda, flaca”, recordó Latorre sobre la primera impresión que se llevó. “¡Presentame a tu hermana!”, le rogó a Maite; Yanina era "muy tímida”.
Diego buscó la forma de que Yanina accediera a tener una cita. Había un escollo, tan insalvable como el más férreo de los defensores: estaba de novia. “Y entre que cortaba, y no cortaba”, definió Latorre, quien de todas maneras la invitó a salir. La respuesta: “Se murió un familiar”, le dijo Yanina, a modo de excusa. “Típico”, razonó él, creyendo que así ella evitaba un conflicto con su pareja de entonces. A pesar de sus reiterados llamados, ella no dio el brazo a torcer. Y denegó la invitación.
Los días pasaron. Diego debió regresar a España para reincorporarse a las filas del Tenerife. Al no poder continuar el contacto, lo que había entre ellos –por escaso que fuera– se enfrió. Tres meses después, a horas de que terminara el año, él lo volvió a intentar. “Decidí tirarme la última ficha”.
Latorre levantó el teléfono y marcó su número. Del otro lado atendió Dora –la madre de Yanina y Maite–, quien le pidió que regresara el llamado dos horas más tarde. Y así fue. “¡Feliz Año Nuevo!”, la saludó. “Se re emocionó porque me había acordado. Estuve atento, detallista, algo que ahora no”, reconoció el actual comentarista deportivo poco tiempo atrás, en una entrevista con Pampita. A partir de aquella comunicación iniciaron un vínculo a la distancia y que solo era a través de un teléfono de línea–-otros tiempos...–. “¡Me vino una cuenta de teléfono horrorosa!”, se lamenta todavía quien por aquellos años también lidiaba con la diferencia horaria que hay entre España y Argentina. Mientras Diego jugaba al otro lado del océano, Yanina continuaba con sus estudios en la universidad: se recibió de contadora y profesora de francés.
Un año después, Latorre viajó nuevamente a la Argentina y se produjo el segundo encuentro. “Yanina tenía miedo porque una cosa es estar de amigos por teléfono, y otra es el contacto”. A pesar de eso, ya se habían hecho su primera promesa: “Había cierto compromiso”. Durante un mes –el tiempo que duraban las vacaciones del futbolista– salieron, pasearon, se enamoraron. Y cuando llegó el momento de decidir de qué manera continuaría la relación una vez que él regresara a Europa, ella decidió acompañarlo. Tenía 22 años; a pesar de su mayoría de edad, les pidió permiso a sus padres. “No sabíamos qué futuro podíamos tener juntos, no había una convivencia”.
Según Latorre, los primeros días “fueron muy divertidos” debido a que hasta ese momento su novia no tenía experiencia culinaria. "Imaginate lo que fue para ella hacer el primer omelette de su vida. Esas semanas fueron una risa”. Al poco tiempo se casaron, y su destino siguió marcado por la carrera del ex jugador de la selección argentina. Entre 1994 y 2006, cuando se retiró, vivieron entre la Argentina y México; el futbolista pasó por 10 clubes distintos, incluso en un equipo de Guatemala.
En 1998 enfrentaron juntos la pérdida de un embarazo. En 2001 nació Lola –que comenzó a modelar a los 16 y que este año fue parte del Bailando–. Dos años después llegó Dieguito, que hoy sigue los pasos de su padre como futbolista.
Una vez que Diego colgó los botines, pasó al otro lado del mostrador, convirtiéndose en comentarista deportivo. Así, los Latorre pudieron instalarse definitivamente en la Argentina. Mientras sus hijos estudiaban, Yanina seguía ejerciendo su rol de contadora al llevar los números de los distintos contratos laborales de su marido. Hasta que luego de obtener una gran repercusión en Twitter con sus mensajes, desembarcó en los medios –ya como Yanina Latorre–, comenzando su propia carrera como panelista en distintos programas de radio y televisión.
Este viernes la actual panelista de Los ángeles de la mañana anunció que se separó de Diego. Fijó una fecha de la ruptura: el último agosto, el mismo mes en que celebraron sus Bodas de Plata. Tras 25 años juntos, explicó que fue ella quien tomó la decisión porque atravesó una crisis personal.
“Tengo 50. La mitad de mi vida la pasamos juntos. No tengo pasado, no tuve amantes, no tuve muchos novios, quiero saber si es amor, si lo elijo. Si él me quiere esperar, que me espere. Pero yo le digo que no tiene esa obligación. Ahora tengo ganas de estar sola, y si aparece alguien me quiero dar el placer o la oportunidad de ver qué pasa. Pero por ahora no me pasó, no he tenido ganas. Ahí es cuando pienso: ‘¿Lo seguiré queriendo a Diego?’”, le dijo a Ángel de Brito en el ciclo que se emite por la pantalla de El Trece.
El antecedente
Yanina también reveló que no es esta la primera separación que deben enfrentar: una década atrás pasaron por la misma situación, aunque aquella vez –claro– lograron recomponer la pareja. “Cuando cumplí 40 me pasó lo mismo y también fui yo la que lo dejé”, rememoró. Según su relato, en esa ocasión Latorre se mudó a la casa que comparten en un country de Pilar y ella se quedó en Capital Federal junto a sus dos hijos, que por ese entonces “eran más chicos y todavía iban al colegio”.
“Esa vez fue distinta a esta, que fue una separación armoniosa. Nos matamos: él me reprochó, me insultó. Pasó de todo... Fue también para esta época del año. Después de las Fiestas yo me fui con Lola y Dieguito a Punta del Este y Diego apareció el 20 de enero para decirme que quería volver. La remamos todo febrero, salió bien y nos reconciliamos”, explicó Yanina, quien también trabaja en el ciclo radial de Marcelo Polino por FM Mitre.
Diez años más tarde de aquella ruptura transitoria, la pareja afronta una situación similar, pero con una diferencia clara: todavía no está escrito el final. “No sé si es definitivo –anticipó la panelista–. No quiero decir que sí: es un ‘por ahora’. Yo estoy muy bien y Diego está ansioso, quiere viajar y hacer cosas. Nos estamos llevando mucho mejor que antes”.
A pesar de la crisis que están transitando, Yanina se emocionó al definir al padre de sus hijos. “Es Diego. Es mi familia. Es el amor de mi vida. Pero quiero darme la oportunidad de ver lo que quiero con mi vida. Es hermoso y lo amo, pero quiero estar sola, me gané el derecho de estar sola”.
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