“Annus horribilis” es una expresión latina que se traduce como “año terrible”. La frase la popularizó la reina Isabel, que la utilizó para describir su año en 1992, cuando los divorcios escandalosos de dos de sus hijos le trajeron graves problemas. Pero si existen los “annus horribilis” también podríamos bromear con las “peliculus horribilis”, aquellas filmaciones donde algunas tragedias y eventos desafortunados hicieron pensar a propios y extraños que se trataba de productos malditos.
Matrix
La película de ciencia ficción protagonizada por Keanu Reeves se estrenó en 1999. Matrix Reloaded y Revolutions completaron la trilogía. Se calcula que solo en los Estados Unidos fueron vistas por más de cien millones de personas. Sin embargo, pocos de esos espectadores conocen las tragedias que se vivieron en el rodaje y que rodearon la vida de sus protagonistas.
Cuando se estrenó la cinta, Keanu Reeves vivía un momento pleno no solo en lo laboral también en lo personal. Su novia, la actriz Jennifer Syme, estaba embarazada de una niña. Meses después, con la película en cartel y su protagonista en un pico de fama, el parto se adelantó y la beba no sobrevivió. La pareja no pudo soportar la pena y al tiempo se divorciaron. Dos años después Jennifer murió en un accidente de tránsito.
Para la segunda película se decidió contratar a la cantante Aaliyah, que aceptó. Pero cuando volvía de grabar un videoclip, el avión en el que viajaba se estrelló y terminó con su vida. Pero la muerte siguió rondando… Gloria Foster, otra de las integrantes del elenco de Reloaded, falleció en medio de las grabaciones por un pico de diabetes.
La profecía
Lo que vamos a narrar no es apto para lectores impresionables, aunque muchos cinéfilos ya conocen esta historia. La película de terror británica fue estrenada en 1976 y protagonizada por Gregory Peck. Cuenta la historia de Damien, un niño al que se considera el Anticristo.
Antes de comenzar a rodar Charlton Heston y Dick Van Dyke rechazaron el papel de Robert, el padre de la criatura, pero Gregory Peck aceptó. Debía interpretar a un hombre atormentado por la culpa y quizá ese personaje le sirvió para poner en palabras su dolor ya que su hijo se había suicidado un año antes. Durante el vuelo que lo llevaba de Estados Unidos al Reino Unido para iniciar el rodaje, un rayo impactó en el avión donde viajaba. Días después el guionista David Seltzer hizo el mismo trayecto y sufrió el mismo fenómeno. Para algunos fue coincidencia para otros, no.
Richard Donner fue el director del film. En medio de la filmación Anton La Vey, autodenominado fundador de la iglesia de Satán, le anunció que debía suspender todo porque la muerte rondaba el proyecto. El director no le creyó, días después debió ser evacuado del hotel donde se hospedaba porque en el lugar estallaron varias bombas puestas por el IRA.
Pero las desgracias seguían rondando. John Richardson era el encargado de efectos especiales, semanas después del estreno viajaba con su asistente Liz Moore y el auto se accidentó. Liz murió en el acto. Un cartel indicaba que estaban a 66,6 km de la ciudad de Ommen.
Otro dato espeluznante: en la filmación los perros rottweilers ocupaban un rol protagónico, en la realidad atacaron a su adiestrador al terminar el rodaje.
El exorcista
Las películas de terror suelen estar al límite entre sugestión y situaciones paranormales. El exorcista no fue la excepción. El filme cuenta la historia de una niña que es sometida a un exorcismo ya que supuestamente tiene el demonio en el cuerpo y se basa en un caso real.
El rodaje se inició el 14 de agosto de 1972 y desde el vamos fue “con el pie izquierdo”. Apenas unos días antes se incendió el decorado que representaba la casa de la niña poseída y murieron tres operarios. Las llamas devoraron todo, menos la habitación donde se representaba el exorcismo. Las pericias aseguraban que una paloma que entró al lugar provocó un cortocircuito.
La filmación se reinició y al segundo día el actor Max Von Sydow pidió permiso para ausentarse: su hermano había fallecido. Días después, Linda Blair la niña protagonista también faltó. Su abuelo había muerto. Los personajes encarnados por Jack MacGowran y Vasiliki Maliaros que en la película morían, en la vida real no llegaron al estreno, ambos murieron en la post producción. Uno de los técnicos fue asesinado y el vigilante nocturno que custodiaba el estudio fue encontrado sin vida. La muerte también rozó a Jason Miller, otro de los protagonistas, su hijo estuvo gravísimo después de estrellarse con su moto.
En 1979, el actor Paul Bateson, que tenía una pequeña aparición en la cinta fue condenado por asesinar a un crítico de cine y fue sospechoso de otros seis crímenes. En 1987 el hijo de Mercedes McCambridge, la mujer que le puso voz al demonio que poseía a Regan, mató a su esposa, a sus hijos y se suicidó. Misterio, casualidad, por las dudas nadie se animó a realizar una saga de la película.
Poltergeist
Si de maldiciones o hechos extraños se trata esta película de terror de 1982 se lleva todos los premios. El film fue producido por Steven Spielberg y narra la historia de una familia que se muda a una idílica casa en un idílico barrio sin saber que estaba construida sobre un antiguo cementerio aborigen. La filmación transcurrió sin problemas, lo aterrador llegó después.
A poco del estreno, Dominique Dunne, una de las protagonistas, fue asesinada por su novio. Otro de los actores, Will Sampson, murió unas semanas después de finalizadas las grabaciones, debido a una complicación renal luego de un trasplante de corazón y pulmón.
Pero sin dudas la muerte más impactante es la de Heather O’Rourke, que encarnaba a la dulce Carol Anne. Actuó en las tres entregas y parecía que su carrera al estrellato estaba asegurada. Pero luego del estreno de Poltergeist III, en 1988, comenzó a quejarse de dolores estomacales Los médicos dijeron que la enfermedad era causada por un parásito y luego erróneamente se le detectó la enfermedad de Crohn y la trataron con cortisona.
Parecía que Heather se recuperaba pero sufría de desmayos repentinos. Un fallo cardíaco acabó con su vida el 1 de febrero de 1988. Ningún profesional había podido diagnosticar que lo que tenía era una obstrucción del aparato digestivo.
Noticias verdaderas, rumores incomprobables y algo de sugestión, lo cierto es que estas películas trascendieron no solo por lo que mostraron en pantalla también por las extrañas circunstancias que las rodearon. Créase o no.
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