Te llamo para despedirme, pues hoy me alejo de tu vida, lo nuestro nunca tuvo sentido, te quise y fue tiempo perdido.
Por qué, por qué, no sé por qué estoy yo aquí, llorando por ti si ya te olvidé... Estoy yo aquí, llorando por ti, si ya te olvidé.
Te llamo para despedirme, me voy no sé dónde ni cuándo; ahora puedo serte sincero, te quise pero ya no te quiero.
Por qué, por qué, no sé por qué estoy yo aquí, llorando por ti si ya te olvidé... Estoy yo aquí, llorando por ti, si ya te olvidé.
Medio siglo atrás, un tal Héctor Omar Hoffmann –un entusiasta músico nacido en Coronel Suárez que apenas superaba los 20 años– se dirigía a un estudio de grabación para entonar “Te llamo para despedirme”. Aquella canción lo lanzó en la música popular, y a partir de ese día inició un exitoso recorrido artístico, archivando el nombre que figuraba en su DNI para hacerse conocido como Sergio Denis.
El destino quiso que fuera aquel tema, el primero que hizo de manera profesional, el mismo que estaba cantando en el teatro Mercedes Sosa de Tucumán cuando, al volver al escenario desde la platea, Sergio cayó hacia el foso de orquesta, sufriendo graves heridas.
“Yo era un chico que soñaba con hacer lo que me gustaba”, dijo alguna vez sobre aquellos años de pura ilusión. “Te llamo para despedirme” lo grabó para el sello discográfico CBS Columbia, y pertenecía al primer disco del grupo Los Bambis. Dos años después lanzó su primer disco solista, bajo un título simple: Sergio Denis.
Después vino todo lo demás. Otros hits imbatibles como “Gigante chiquito”, “Un poco loco”, “Te quiero tanto” y “Cada vez que sale el sol”, entre otros, convirtiéndose en un referente de la música romántica y popular: muchas de sus melodías fueron tomadas por las hinchadas de fútbol para alentar a sus equipos; al fin, otra manera de manifestar el amor... Denis grabó más de 300 canciones, y alcanzó a vender más de 6,5 millones de discos.
Aquella carrera –que también supo de altibajos, claro– se encuentra en pausa por aquel fatídico accidente del 11 de marzo de este año, que lo mantuvo al borde de la muerte y lo obliga por estos días a una ardua recuperación. Primero fue internado en grave estado, e inmediatamente fue trasladado al Hospital Ángel Padilla. De allí se lo trajo en un avión sanitario al Sanatorio de los Arcos, en Palermo, donde lo intervinieron quirúrgicamente dos veces. Actualmente Sergio se encuentra en la Clínica de Rehabilitación Integral Alcla.
“Está estable e inconsciente, como desde el primer día”, había dicho hace un tiempo su hermano Carlos Hoffmann. Además, destacó que “está bien físicamente”, lo cual es “importantísimo”, y que está siendo muy bien atendido. “Nosotros no tenemos nada para hacer. La reacción debe venir de él, no hay otra manera, más que cuidar que esté lo mejor posible".
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